tag:blogger.com,1999:blog-27829803333884094722024-03-04T03:17:40.091-05:00La Web No BastaCésar Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.comBlogger58125tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-25325806072030360792022-10-03T09:00:00.001-05:002022-10-03T09:00:00.168-05:00Los Hombres Quebrados, fragmento de Festín de Cuervos (cuarta parte de Canción de Hielo y Fuego, de George R. R. Martin)<p style="text-align: right;">[Op. Cit.]</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBuuTei-ZeKR0tWUZ_CwWnexC30CWd29_C2FA8Y6m8jucQqfgJ2oElBz2pW1fDdbqosVv3kKXzjj1fzJhddytlMMfn1Llty93VACjxFwItai_MlL5qmlCigG19lCNPCwCGhLDy3Zi_pB1pRDULoGEiySa5p5fMxs-PvM8-RZQ6NxQnwaDnskpjAJhV/s800/cancionhielofuego.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="405" data-original-width="800" height="203" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBuuTei-ZeKR0tWUZ_CwWnexC30CWd29_C2FA8Y6m8jucQqfgJ2oElBz2pW1fDdbqosVv3kKXzjj1fzJhddytlMMfn1Llty93VACjxFwItai_MlL5qmlCigG19lCNPCwCGhLDy3Zi_pB1pRDULoGEiySa5p5fMxs-PvM8-RZQ6NxQnwaDnskpjAJhV/w400-h203/cancionhielofuego.jpg" width="400" /></a></div><p></p><p style="text-align: justify;">El día de hoy me dio ganas volver a la gran obra de George R. R. Martin y escogí este pasaje que me gusta bastante. Y es muy pertinente, ahora que estamos con los ojos pegados en la Guerra/Operación Militar Especial de Rusia contra Ucrania, y que hay una nueva serie en emisión de su universo... mientras la espera por <i><b>Vientos de Invierno</b></i> (y <i><b>Sueño de Primavera</b></i>) se sigue alargando. ¿Qué quieres George? Ya pasaste una epidemia y una cuarentena. Bocaccio en menos tiempo escribió <i><b>El Decameron</b></i> y tú sólo tienes que terminar lo que empezaste hace más de diez años. ¿Quieres que compre legalmente tus libros? OK, puedo hacerlo, pero una rebajita, pues.<br /></p><blockquote><div style="text-align: justify;"><p><i>Cerca del mediodía se detuvieron en una aldea diminuta, la primera que cruzaban, donde había ocho casa asentadas sobre pilares junto a un pequeño arroyo. Los hombres estaban fuera, pescando en sus botes de mimbre y cuero, pero las mujeres y los niños bajaron por las escalas de cuerda y se reunieron en torno al septón Meribald para rezar. Después del oficio, el septón los absolvió de sus pecados y les dejó unos cuantos nabos, un saco de judías y dos de sus preciosas naranjas. </i></p></div><div style="text-align: justify;"><p><i>—Esta noche deberíamos montar guardia, amigos —les dijo cuando reemprendieron el camino—. Los aldeanos dicen que han visto a tres hombres quebrados acechando entre las dunas, al oeste de la vieja atalaya</i></p></div><div style="text-align: justify;"><p><i>—¿Sólo tres? —Ser Hyle sonrió—. Tres son pan comido para nuestra espadachina. No se atreverán con hombres armados.</i></p></div><p style="text-align: justify;"><i>—A menos que se estén muriendo de hambre —señaló el septón—. En estas marismas hay comida, pero sólo para quienes saben buscarla, y esos tres hombres son forasteros, supervivientes de alguna batalla. Si se acercan a nosotros, os ruego que me los dejéis a mí, ser.</i></p><p style="text-align: justify;"><i>—¿Qué vais a hacer con ellos?</i></p><p style="text-align: justify;"><i>—Darles comida. Pedirles que confiesen sus pecados, para que pueda perdonárselos. Invitarlos a venir con nosotros a la Isla Tranquila. <br /></i></p><p style="text-align: justify;"><i>—Eso es tanto como invitarlos a que nos degüellen mientras dormimos —replicó Hyle Hunt—. Lord Randyll tiene mejores maneras de tratar con los hombres quebrados: el acero y la soga.</i></p><p style="text-align: justify;"><i>—¿Ser? ¿Mi señora? —intervino Podrick—. ¿Un hombre quebrado es un bandido?</i></p><p style="text-align: justify;"><i>—Más o menos —respondió Brienne.</i></p><p style="text-align: justify;"><i>El septón Meribald no estaba de acuerdo.</i></p><p style="text-align: justify;"><i>—Más menos que más. Hay muchos tipos de bandidos, igual que hay muchos tipos de pájaros. Tanto el andarríos como el pigargo tienen alas, pero no son lo mismo. A los bardos les gustan las canciones de hombres buenos que se ven forzados a saltarse la ley para combatir a un señor malvado, pero la mayoría de los bandidos se parecen más a ese Perro rabioso que al señor del relámpago. Son hombres malvados, instigados por la codicia, amargados por la vida taimada; desprecian a los dioses y sólo se preocupan por sí mismos. Los hombres quebrados pueden ser igual de peligrosos, pero también son dignos de compasión. Casi todos son gente sencilla, hombres del pueblo que nunca habían estado a más de media legua de la casa en la que nacieron hasta que un día, un señor cualquiera se los llevó a la guerra. Mal vestidos y mal calzados, marchan tras sus estandartes, a veces sin más armas que una guadaña o una hoz, o una maza que se han hecho ellos mismos atando una piedra a un palo con tiras de cuero. Los hermanos marchan con los hermanos; los hijos, con los padres; los amigos, con los amigos. Han oído las canciones y las anécdotas, así que caminan con el corazón anhelante, soñando con las maravillas que verán, con las riquezas y la gloria que conseguirán. La guerra les parece una gran aventura, la mayor que vivirá la mayoría de ellos.</i></p><p style="text-align: justify;"><i>»Luego prueban el combate.</i></p><p style="text-align: justify;"><i>»Algunos se quiebran nada más probarlo. Otros aguantan años, hasta que pierden la cuenta de las batallas en que han intervenido, pero alguien que sobrevive a cien combates puede quebrarse en el ciento uno. Los hermanos ven morir a sus hermanos, los padres pierden a sus hijos, los amigos ven a sus amigos tratan de volver a meterse las tripas después de que los haya rajado un hacha.</i></p><p style="text-align: justify;"><i>»Ven caer al señor que los llevó allí y, de repente, otro señor les grita que ahora lo sirven a él. Reciben una herida y, cuando todavía la tienen a medio curar, reciben otra. Nunca tienen comida suficiente; el calzado se les cae a pedazos de tanto caminar; la ropa se les desgarra y se les pudre, y la mitad se caga en los calzones porque ha bebido agua que no era potable.</i></p><p style="text-align: justify;"><i>»Si quieren unas botas nuevas, una capa más caliente o, tal vez, un yelmo de hierro oxidado, tienen que quitárselo a un cadáver; no tardan en robar también a los vivos, a los aldeanos en cuyas tierras luchan, a hombres como los que eran antes ellos mismos. Les matan las ovejas y les roban las gallinas, y de ahí a llevarse también a sus hijas sólo hay un paso. Y un día miran a su alrededor y se dan cuenta de que todos sus parientes y amigos han desaparecido, de que luchan al lado de desconocidos y bajo un estandarte que ni siquiera identifican. No saben dónde están ni cómo volver a su hogar; el señor por el que luchan no sabe cómo se llaman, pero ahí está siempre, gritándoles que formen una línea con sus lanzas, sus hoces, sus guadañas, para defender la posición. Y los caballeros caen sobre ellos, hombres sin rostro envueltos en acero, y el retumbar de su ataque parece llenar el mundo...</i></p><p style="text-align: justify;"><i>»Y el hombre se quiebra.</i></p><p style="text-align: justify;"><i>»Da media vuelta y huye, o se arrastra entre los cadáveres de los caídos, o se escabulle en plena noche y busca un lugar donde esconderse. A esas alturas, los hombres quebrados ya ni piensan en volver a casa. Los reyes, los señores y los dioses les importan menos que un trozo de carne medio podrida que les permite vivir un día más, o un pellejo de vino agrio con el que ahogar sus miedos unas horas. Viven de día en día, de comida en comida; son más animales que humanos. Lady Brienne no se equivoca: en estos tiempos que corren, los viajeros deben cuidarse de los hombres quebrados, y temerlos... Pero también deberían compadecerlos.</i></p><p style="text-align: justify;"><i>Cuando Meribald terminó, un silencio denso se hizo en el pequeño grupo. Brienne escuchó el sonido del viento entre un grupo de sauces, y más allá, el canto lejano de una gavia. Oyó también el jadeo del perro, que caminaba, con la lengua colgando, con el septón y su asno. El silencio se prolongó largo rato; fue ella quien lo rompió. <br /></i></p><p style="text-align: justify;"><i>—¿Cuántos años tenías cuando os llevaron a la guerra? <br /></i></p><p style="text-align: justify;"><i>—Pues sería de la edad de vuestro chico, más o menos —respondió Meribald—. Sí, demasiado joven, pero todos mis hermanos partían; no quise quedarme atrás. William me dijo que podía ser su escudero, y eso que no era caballero, sólo un pinche armado con un cuchillo de cocina que había robado en la taberna. Murió en los Peldaños de Piedra sin llegar a asestar un golpe. Se lo llevó la fiebre, igual que a mi hermano Robin. A Owen lo mató un golpe de maza que le abrió la cabeza, y a su amigo Jon Pox lo ahorcaron por violación.</i></p><p style="text-align: justify;"><i>—¿La guerra de los Reyes Nuevepeniques? —preguntó Hyle Hunt.</i></p><p style="text-align: justify;"><i>—Así la llamaban, aunque no vi ningún rey, ni gané un penique. Pero era una guerra. Era una guerra.</i></p></blockquote>César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-26749218672563325872021-06-30T22:31:00.000-05:002021-06-30T22:31:26.573-05:00Fragmentos de un Evangelio Apócrifo, prosa de Jorge Luis Borges<p style="text-align: right;">[Op. Cit.]</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgH9BVhiUvztdVmK30TuWAZzTktVNyCtfmSZeTj2aFfE54zMfbJalkS4hkPVlmq1CTYSyvzjDpMRXE07prKtvp4EenoGkjDgUyaK1W56Yk6f63-p4-mLdSjbrkIJqBTUQom_pT9-ssRuA/s640/JLBorges.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="428" data-original-width="640" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgH9BVhiUvztdVmK30TuWAZzTktVNyCtfmSZeTj2aFfE54zMfbJalkS4hkPVlmq1CTYSyvzjDpMRXE07prKtvp4EenoGkjDgUyaK1W56Yk6f63-p4-mLdSjbrkIJqBTUQom_pT9-ssRuA/w400-h268/JLBorges.png" width="400" /></a></div><br /><h3 style="text-align: center;"><br /></h3><h3 style="text-align: center;">Fragmentos de un Evangelio Apócrifo</h3><h4 style="text-align: center;">(de Elogio de la Sombra, 1969)</h4><p><br /></p><div style="text-align: justify;"><i>3. Desdichado el pobre en espíritu, porque bajo la tierra será lo que ahora es en la tierra. </i></div><p></p><p style="text-align: justify;"><i>4. Desdichado el que llora, porque ya tiene el hábito miserable del llanto. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>5. Dichosos los que saben que el sufrimiento no es una corona de gloria. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>6. No basta ser el último para ser alguna vez el primero. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>7. Feliz el que no insiste en tener razón, porque nadie la tiene o todos la tienen. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>8. Feliz el que perdona a los otros y el que se perdona a sí mismo. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>9. Bienaventurados los mansos, porque no condescienden a la discordia. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>10. Bienaventurados los que no tienen hambre de justicia, porque saben que nuestra suerte, adversa o piadosa, es obra del azar, que es inescrutable. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>11. Bienaventurados los misericordiosos, porque su dicha esta en el ejercicio de la misericordia y no en la esperanza de un premio. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>12. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ven a Dios. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>13. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque les importa más la justicia que su destino humano. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>14. Nadie es la sal de la tierra, nadie, en algún momento de su vida, no lo es. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>15. Que la luz de una lámpara se encienda, aunque ningún hombre la vea. Dios la verá. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>16. No hay mandamiento que no pueda ser infringido, y también los que digo y los que los profetas dijeron. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>17. El que matare por la causa de la justicia, o por la causa que el cree justa, no tiene culpa. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>18. Los actos de los hombres no merecen ni el fuego ni los cielos. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>19. No odies a tu enemigo, porque si lo haces, eres de algún modo su esclavo. Tu odio nunca será mejor que tu paz. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>20. Si te ofendiere tu mano derecha, perdónala; eres tu cuerpo y eres tu alma y es arduo, o imposible, fijar la frontera que los divide. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>24. No exageres el culto de la verdad; no hay hombre que al cabo de un día, no haya mentido con razón muchas veces. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>25. No jures, porque todo juramento es un énfasis. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>26. Resiste al mal, pero sin asombro y sin ira. A quien te hiriere en la mejilla derecha, puedes volverle la otra, siempre que no te mueva el temor. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>27. Yo no hablo de venganzas ni de perdones; el olvido es la única venganza y el único perdón. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>28. Hacer el bien a tu enemigo puede ser obra de justicia y no es arduo; amarlo, tarea de ángeles y no de hombres. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>29. Hacer el bien a tu enemigo es el mejor modo de complacer tu vanidad. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>30. No acumules oro en la tierra, porque el oro es padre del ocio, y este, de la tristeza y del tedio. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>31. Piensa que los otros son justos o lo serán, y si no es así, no es tuyo el error. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>32. Dios es mas generoso que los hombres y los medirá con otra medida. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>33. Da lo santo a los perros, echa tus perlas a los puercos; lo que importa es dar. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>34. Busca por el agrado de buscar, no por el de encontrar . . . </i></p><p style="text-align: justify;"><i>39. La puerta es la que elige, no el hombre. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>40. No juzgues al árbol por sus frutos ni al hombre por sus obras; pueden ser peores o mejores. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>41. Nada se edifica sobre la piedra, todo sobre la arena, pero nuestro deber es edificar como si fuera piedra la arena... </i></p><p style="text-align: justify;"><i>47. Feliz el pobre sin amargura o el rico sin soberbia. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>48. Felices los valientes, los que aceptan con animo parejo la derrota o las palmas. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>49. Felices los que guardan en la memoria palabras de Virgilio o de Cristo, porque éstas darán luz a sus días. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>50. Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor. </i></p><p style="text-align: justify;"><i>51. Felices los felices.</i></p><p style="text-align: justify;">---------------------------</p><p style="text-align: justify;">Tiempo que no copiaba algo de literatura acá, así que ¿por qué no un fragmento poco conocido del maestro Borges que cuando lo leí por pimera vez me sorprendió? ¿Qué son estos versículos de este más que apócrifo es un antievangelio? Ya sé, no es que crea que Borges tomara muy en serio lo escrito, al menos no hasta el punto de desarrollarlo en algo más que estos cortos fragmentos, agudos como cuchillos y con ese dominio de la economía verbal que lo caracterizaba. Las suyas eran más las preocupaciones estéticas, lo que lo llevó en su momento a despreciar al peronismo en su momento, aunque en su vejez... Con la perspectiva de tu final, no sería raro cavilar sobre lo hecho y si fue correcto o no, si merecemos algo después. Por lo menos en esto suyo Borges aún no parecía tener la respuesta y sólo cavilaba, ¡pero qué caviladera!</p>César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-90686490647171438332015-07-29T10:49:00.002-05:002021-10-02T12:22:46.246-05:00¿Por qué elegir la Aristocracia Imperial como forma de gobierno humano? (fragmento de Reflexiones en Torno de La Paja en el Ojo de Dios [1975])<div style="text-align: right;">
[Op. Cit.]</div>
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgi88G4ofB0jJz9DP2JCWjjDW_nUZaxG7n0WWNT0CCGH0ZCaDyOtDWhlLL3h4ibqN0GL7mPa_9aFgyoGjTUH3bGmagyI72vwuNaqXz3FMXZcLApH6WcB1xijRrKvtEBgzeEF2wcSnQS9MM/s1600/sellosegundoimperio.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgi88G4ofB0jJz9DP2JCWjjDW_nUZaxG7n0WWNT0CCGH0ZCaDyOtDWhlLL3h4ibqN0GL7mPa_9aFgyoGjTUH3bGmagyI72vwuNaqXz3FMXZcLApH6WcB1xijRrKvtEBgzeEF2wcSnQS9MM/s400/sellosegundoimperio.jpg" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Sello del Segundo Imperio del Hombre: <br />El Águila, la Hoz y el Martillo, la Corona y la Nave Espacial</td></tr>
</tbody></table>
<p style="text-align: justify;">Regularmente escucho algunos podcasts de internet cada semana. Uno de ellos es <a href="http://www.ivoox.com/podcast-podcast-verne-wells-ciencia-ficcion_sq_f1100419_1.html" target="_blank">Verne y Wells Ciencia Ficción</a>, "programa de radio concebido, dirigido, guionizado y presentado por Alberto García". Como su nombre lo indica es un espacio dedicado a la ciencia ficción (y a la fantasía) en los diferentes medios de difusión que usa, sea escrito o multimedia. Cada programa semanal puede centrarse bien en un tema general o bien en un sólo autor (de cine, novela, historieta o televisión), y son por lo general muy documentados. Incluso al final se da el lujo de indicar una bibliografía. Definitivamente lo recomiendo y puedes encontrarlo vía este widget:</p>
<p><iframe src="https://pe.ivoox.com/es/player_es_podcast_100419_1.html" width="100%" style="border: 1px solid #D7D7D7;" height="440" frameborder="0" allowfullscreen="0" scrolling="no" ></iframe></p>
<p style="text-align: justify;">Bueno, el tema del domingo pasado fue acerca de Larry Niven, autor estadounidense creador de, entre otras obras, la saga de <em><strong>Mundo Anillo</strong></em>, la más conocida, y en colaboración con Jerry Pournelle, <em><strong>La Paja en el Ojo de Dios</strong></em>. Esta última fue la que me llamó más la atención pues la leí hace algún tiempo (y desde entonces un par de veces más) y siempre me ha parecido una gran obra de ciencia ficción. Trata acerca de un futuro donde la Humanidad se ha expandido por varios sistemas estelares gracias al Impulsor Alderson, un motor que permite el transporte instantáneo de un sistema estelar a otro usando los flujos de energía entre las estrellas. Claro, los problemas no faltan, y menos los conflictos: se mencionan dos guerras espaciales importantes. La primera fueron las Guerras Patrióticas que significaron el fin del Condominio, la alianza entre EEUU y la URSS para la exploración y colonización espacial... y de paso la Tierra fue hecha leña a bombazo atómico limpio. A partir de allí, los remanentes de la Flota Espacial que habían evacuado a sus familias del planeta antes del Holocausto, reorganizan la Humanidad a través de una opción aristocrática y fundan el Primer Imperio del Hombre. Todo más o menos en paz por unos siglos, y ¡zas! Un nuevo ciclo de guerra, las Guerras Separatistas, que traen como consecuencia el desmembramiento del Imperio y la regresión tecnológica en gran parte de los sistemas estelares arrasados. Y eso que en el universo de la obra no se había encontrado aún la Humanidad con civilizaciones estraterrestres que les hicieran competencia... hasta que un día en un sistema estelar de la periferia del Imperio se tiene un primer contacto con la civilización de los pajeños. Allí comienza la historia de <em><strong>La Paja en el Ojo de Dios</strong></em>. En la era temprana de este blog <a href="http://lawebnobasta.blogspot.com/2009/07/la-paja-en-el-ojo-de-dios-mote-in-gods.html" target="_blank">ya he ampliado un poco más el tema</a>, aunque la verdad no estaría mal una actualización... pero no ahora. Sólo agregar que la línea de tiempo de la obra es de Pournelle (que ha ampliado sobretodo la parte del Condominio) y que Niven habría colaborado sobretodo con el diseño de la cultura y el mundo de los alienígenas, y que un par de décadas después (<em><strong>La Paja</strong></em> es de 1975), Niven y Pournelle publicaron la secuela, <em><strong>El Tercer Brazo</strong></em>, inferior en calidad, eso sí, pero leíble. Me quedo con una frase dicha por uno de los protagonistas: "-He leído sobre batallas espaciales -dijo Joyce-. Todos los informes afirman lo mismo. Serían aburridas si no resultaran aterradoras. No llegué a creerlo en el pasado".</p>
<p style="text-align: justify;">Bueno, en el programa dedicado a Larry Niven, el conductor de Verne y Wells Ciencia Ficción citó el fragmento una artículo publicado por Niven y Pournelle acerca de <em><strong>La Paja en el Ojo de Dios</strong></em>, titulado de manera clara y directa como <em><strong>Reflexiones en torno de La Paja en el Ojo de Dios</strong></em>. Me pareció interesante y ya que el artículo completo no se encuentra en español (ni en inglés, la verdad me gustaría saber de dónde lo sacó el Sr. García), comparto la transcripción que hice de este fragmento que se centra en las razones que les hicieron optar a los autores para usar en el futuro descrito por su obra una organización de tipo aristicrático como la que rige los destinos de la Humanidad, con un Emperador a la cabeza, un Senado, una Asamblea, Vierreyes en cada sector espacial, Condes, Marqueses, Barones y toda esa vaina. Y la verdad que sus razones -que no pasan por sus preferencias- tienen, y es interesante de entenderlas por la misma reflexión que se puede ampliar a la praxis política que los humanos tenemos.</p>
<blockquote>
<p style="text-align: justify;">En <em><strong>La Paja en el Ojo de Dios </strong></em>elegimos la aristocracia imperial como forma básica de gobierno humano. Se nos ha alabado [?] por eso. ¿Podemos creer nosotros realmente -se preguntan- en un gobierno imperial y en una monarquía? Eso depende de lo que quieran decir con creer. ¿Creemos en que es deseable? Sin comentarios. ¿Inevitable? Por supuesto que no. ¿Lo creemos posible? Desde luego que sí.</p>
<p style="text-align: justify;">La teoría que se desarrolla en la obra se deriva del libro Evolución del Pensamiento Político, de C. Northcote Parkinson. Parkinson, por su parte, se hace eco de Aristóteles. Resulta de buen tono enfocar la historia como una progresión lineal: las cosas mejoran siempre y nunca empeoran, y por supuesto jamás volveremos a los días funestos de, por ejemplo, un gobierno personal. Por extraño que parezca, incluso los críticos que han atacado la pirámide aristocrática de la obra, rechazando nuestro Imperio por absurdo, se han quejado de la Presidencia Imperial de los EEUU.</p>
<p style="text-align: justify;">Hay muchos medios de enfocar la historia y el de los ciclos de Aristóteles actualizado por Parkinson es uno de los mejores. La sociedad humana de la obra está condicionada por la tecnología y la evolución histórica. En la historia del futuro los EEUU y la Unión Soviética forman una alianza y dominan juntos el mundo durante las últimas décadas del siglo XX. La alianza no pone fin a su rivalidad, y no extraña que ni los dirigentes ni los habitantes en una nación amen a sus aliados. La Alianza del Codominio necesita una fuerza militar. Los militares necesitan algo o alguien a quien rendir lealtad: pocos hombres arriesgan su vida por un nivel de vida y hay pocas cosas más estúpidas que morir por el nivel de vida, por el propio nivel de vida. Sólo quizás morir por el nivel de vida de otro. Acaso las actitudes de las policías y los militares contemporáneos nos permiten suponer que inspiran lealtad a la Democracia o al Pueblo. Es algo al menos discutible.</p>
<p style="text-align: justify;">En el futuro que lleva a la obra, un Almirante ruso, Lermontov, se convierte en Jefe de las Fuerzas del Codominio pese a no estar interesado en fundar una dinastía y transfiere la lealtad de la flota a dirigentes que lo están y arrastra con él a los militares en una época de gran crisis. Las crisis han producido con frecuencia firmes lealtades a dirigentes individuales: Churchil, Roosevelt, George Washington, JFK durante la “crisis de los misiles”. Un año después de la muerte de Jhon Fitzgerald Kennedy, el senador Pastore se dirigió a una Convención Nacional y obtuvo una gran ovación con estas palabras: “Y entonces se irguió JFK, con tres metros de altura”. Así se crea el Imperio.</p>
<p style="text-align: justify;">Consideremos otra tendencia: la dictadura personal. Hay más individuos gobernados por tiranos que por la Democracia en 1975, e incluso en las democracias no faltan acusaciones de tiranía. Quizás las dictaduras no sean la tendencia del futuro. ¿Es disparatado sin embargo suponer que podrían serlo? La dictadura aparece con frecuencia en época de crisis grave: crisis de energía, población, agrícola… No podemos decir que nos falten crisis. Lo malo de una dictadura es que crea una crisis de sucesión cuando desaparece el Dictador. ¿Cómo evitar la crisis de sucesión? Un método tradicional es hacerse bonapartista: ceder el puesto a un pariente o descendiente del Dictador. Quizás no desempeñe el cargo muy bien, pero después de un número suficiente de crisis las gentes suelen desinteresarse por si el país está bien gobernado o no; sólo quieren que las cosas queden asentadas para poder seguir con la vida cotidiana. ¿Y si el hijo del Dictador gobierna bien? Entonces queda fundada una nueva Dinastía y la legitimidad se entrega a la nueva Familia Real.</p>
<p style="text-align: justify;">Por supuesto, puede abandonarse el título de Rey: Napoleón eligió el de Emperador de los Franceses; Cromwell, el de Lord Protector; y suponemos que los EEUU estarán regidos por Presidentes durante mucho tiempo, pero puede cambiar la naturaleza de la Presidencia y la forma de acceder al cargo.</p>
<p style="text-align: justify;">En la obra teníamos un dilema: ¿mantener los títulos y también la estructura del Imperio Aristocrático o abandonar los títulos y conservar sólo la estructura? Podíamos haber sustituido Emperador por Presidente o Canciller o Caudillo o Almirante o Posnich. Podíamos haber empleado títulos distintos a Duque, que en un principio significó “caudillo”; Conde, “compañero del Rey”; o Marqués, “Conde de las Marcas fronterizas”. Los títulos tradicionales tenían la ventaja de aportar al lector un conocimiento inmediato del estatus aproximado y de algunos de los deberes de los personajes. Hay indicios a todo lo largo de la obra que la estructura del gobierno no es un simple calco del gobierno británico o del romano o de la Inglaterra de Guillermo III. Por otra parte, hay similitudes forzadas en el Imperio por la tecnología de la que partimos.</p>
<p style="text-align: justify;">El Gobierno Imperial no es inevitable pero es posible. La proposición alternativa es que nosotros, los hombres actuales, estamos tan adelantados que jamás volveremos a los funestos días del pasado. Sin embargo, podemos citar ensayos que demuestran exactamente esta proposición, y escritos además hace miles de años. Hay un aluvión de ellos cada pocos siglos. No somos los primeros en creer que estamos más allá del gobierno personal, de las lealtades personales y de una Religión del Estado, y puede que no seamos los últimos. El Imperio es lo que es debido al Impulsor Alderson y al Campo Langstrom. Sin el Impulsor no podría formarse un Imperio.</p>
<p style="text-align: justify;">Pensemos, por ejemplo, en un Imperio Galáctico. ¿Qué es más probable, una Confederación con un gobierno representativo? Difícilmente inspiraría lealtad a las fuerzas militares. En la Guerra de Secesión estadounidense el principal problema de la Confederación era que las tropas se mantenían leales a su propio Estado, no al Gobierno Central. “Sistemas estelares independientes”, parece razonable pero ¿sería estable? Sin duda habría presiones para la unificación, por lo menos en algunas zonas del espacio interestelar. ¿Cómo se ha logrado la unificación en el pasado? Casi siempre por conquista o colonización o por ambos medios. ¿Cómo se ha mantenido la unidad? Casi siempre por lealtad a un caudillo, un Emperador o una dinastía, generalmente con el estímulo de la religión y la piedad. Incluso los librepensadores del siglo pasado [siglo XIX] no se avergonzaban de profesar la lealtad a la Viuda de Windsor.</p>
<p style="text-align: justify;">El gobierno sobre grandes territorios exige lazos emocionales. Exige también estabilidad. Los gobiernos del 50% más uno no han gozado de una política particularmente estable y lo han conseguido solamente mientras la minoría del 50 menos uno estaba dispuesta a someterse. ¿Es la herencia un medio racional de elegir dirigentes? Tiene una cosa a su favor: se sabe desde el principio que el dirigente está destinado a gobernar y puede educársele para esta tarea. ¿Es eso preferible a que la educación se base en cómo conseguir el puesto? ¿Los funcionarios elegidos son mejores en las tareas de gobierno o en la lucha electoral?</p>
</blockquote>
<p style="text-align: justify;">Para pensar. Si hay un error en el texto, culpen al amanuense.</p>
<p style="text-align: justify;">He puesto el canal de ivoox al principio de este post, pero si quieres oír <a href="http://www.ivoox.com/verne-wells-ciencia-ficcion-larry-niven-de-audios-mp3_rf_5319382_1.html" target="_blank">el podcast de la referencia en específico</a> lo tienes acá también:</p>
<iframe id='audio_5319382' frameborder='0' allowfullscreen='' scrolling='no' height='200' style='border:1px solid #EEE; box-sizing:border-box; width:100%;' src="https://www.ivoox.com/player_ej_5319382_4_1.html?c1=ff6600"></iframe>
<p style="text-align: justify;">Sería todo por ahora, hasta luego.</p>César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-88285062117934197442014-09-09T22:06:00.001-05:002014-09-09T22:06:48.165-05:00"El artista es creador de belleza", prefacio de El Retrato de Dorian Gray, por Oscar Wilde<p align="right">[Op. Cit.]</p> <table style="text-align: center; margin-left: auto; margin-right: auto" class="tr-caption-container" cellspacing="0" cellpadding="0" align="center"><tbody> <tr> <td style="text-align: center"><a style="margin-left: auto; margin-right: auto" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibeU6mIQqmrcnFd0wfVRSIdHOg4sgbhaC0oqvtZkEoZO0FSORK6fvD4b37juAK8YRZOhVjocLAGEX4uQZneAVd3FsiBXLyutPACf4znsrmRpzmH44lwrlhc8vRBnOKNjBJFV-nBvniXZ4/s1600/oscar+wilde.jpg" imageanchor="1"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibeU6mIQqmrcnFd0wfVRSIdHOg4sgbhaC0oqvtZkEoZO0FSORK6fvD4b37juAK8YRZOhVjocLAGEX4uQZneAVd3FsiBXLyutPACf4znsrmRpzmH44lwrlhc8vRBnOKNjBJFV-nBvniXZ4/s1600/oscar+wilde.jpg" width="550" height="377" /></a></td> </tr> <tr> <td style="text-align: center" class="tr-caption">Oscar Wilde</td> </tr> </tbody></table> <p align="justify">Oscar Wilde, es junto con James Joyce, uno de los genios de la literatura universal que nos vinieron de Irlanda. Conflictivo, extravagante, controversial, sibarita… degenerado… Wilde daba mucho de qué hablar. Esteticista confeso, el siguiente fragmento es casi un manifiesto, potente y cínico, que nos sorprende al inicio de la que fuera su única novela, la sórdida <strong><em>El Retrato de Dorian Gray</em></strong>.</p> <blockquote> <p align="justify"><b>Prefacio</b></p> <p align="justify"><i>El artista es creador de belleza.</i></p> <p align="justify"><i>Revelar el arte y </i><i>ocultar al artista es la meta del arte.</i></p> <p align="justify"><i>El crítico es quien puede traducir de manera distinta o con nuevos materiales su impresión de la belleza. La forma más elevada de la crítica, y también la más rastrera, es una modalidad de autobiografía.</i></p> <p align="justify"><i>Quienes descubren significados ruines en cosas hermosas están corrompidos sin ser elegantes, lo que es un defecto. Quienes encuentran significados bellos en cosas hermosas son espíritus cultivados. Para ellos hay esperanza.</i></p> <p align="justify"><i>Son los elegidos, y en </i>su <i>caso las cosas hermosas sólo significan belleza.</i></p> <p align="justify"><i>No existen libros morales o inmorales.</i></p> <p align="justify"><i>Los libros están bien o mal escritos. Eso es todo.</i></p> <p align="justify"><i>La aversión del siglo por</i> <i>el realismo es la rabia de Calibán al verse la cara en el espejo.</i></p> <p align="justify"><i>La aversión del siglo por el romanticismo es la rabia de Calibán al no verse la cara en un espejo.</i></p> <p align="justify"><i>La vida moral del hombre forma parte de los temas del artista, pero la moralidad del arte consiste en hacer un uso perfecto de un medio imperfecto. Ningún artista desea probar nada. Incluso las cosas que son verdad se pueden probar.</i></p> <p align="justify"><i>El artista no tiene preferencias morales. Una preferencia moral en un artista es un imperdonable amaneramiento de estilo.</i></p> <p align="justify"><i>Ningún artista es morboso. El artista está capacitado para expresarlo todo.</i></p> <p align="justify"><i>Pensamiento y lenguaje son, para el artista, los instrumentos de su arte.</i></p> <p align="justify"><i>El vicio y la virtud son los materiales del artista. Desde el punto de vista de la forma, el modelo de todas las artes es el arte del músico. Desde el punto de vista del sentimiento, el modelo es el talento del actor.</i></p> <p align="justify"><i>Todo arte es a la vez superficie y </i><i>símbolo.</i></p> <p align="justify"><i>Quienes profundizan, sin contentarse con la superficie, se exponen a las consecuencias.</i></p> <p align="justify"><i>Quienes penetran en el símbolo se exponen a las consecuencias.</i></p> <p align="justify"><i>Lo que en realidad refleja el arte es al espectador y </i><i>no la vida.</i></p> <p align="justify"><i>La diversidad de opiniones sobre una obra de arte muestra que esa obra es nueva, compleja y </i><i>que está viva. Cuando los críticos disienten, el artista está de acuerdo consigo mismo.</i></p> <p align="justify"><i>A un hombre le podemos perdonar que haga algo útil siempre que no lo admire. La única excusa para hacer una cosa inútil es admirarla infinitamente.</i></p> <p align="justify"><i>Todo arte es completamente inútil.</i></p> <p align="justify">OSCAR WILDE</p> </blockquote> <p align="justify">Me quedo con las últimas frases: “<em>A un hombre le podemos perdonar que haga algo útil siempre que no lo admire. La única excusa para hacer una cosa inútil es admirarla infinitamente… Todo arte es completamente inútil</em>”.</p> <p align="justify">Amén, hermanos.</p> <hr /> <p align="justify"><strong>Otrosí</strong>: Para hacer hora en esta lluviosa tarde de septiembre entré a ver una película. Era <strong><em>En el Tornado</em></strong> (<strong><em>Into The Storm</em></strong>), con la participación (sorpresiva para mí) de Sarah Wayne Callies, la “odiada” Lori de <strong><em>The Walking Dead</em></strong>. Ya mañana con más tiempo escribo de ella, por ahora puedo adelantar que no es mala, aunque no podía evitar recordar <strong><em>Twister</em></strong> a cada rato. También he visto a través de Netflix, <strong><em>Dios no Está Muerto </em></strong>(<strong><em>God’s not Dead</em></strong>), una película cristiana cuyo análisis de su trama y trasfondo creo que puede ser interesante. Una curiosidad: en ella participa Kevin Sorbo, el que hiciera de Hércules en una serie de los 90s que me gustaba mucho: <strong><em>Hércules: Los Viajes Legendarios</em></strong>. Ya saben, esa donde compartía universo con Xena. Bueno, en <strong><em>God’s not Dead </em></strong>en vez de ser el hijo de un dios hace de filósofo ateo malvado. Sí, puede salir algo bueno de esto.</p> César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-48429449519195321012013-07-17T23:38:00.000-05:002015-07-25T22:10:13.808-05:00La Batalla de Yonkers, fragmento de Guerra Mundial Z, novela de Max Brooks<p align="right">[Op.Cit.]</p> <p align="justify"></p> <div class="separator" style="clear: both; text-align: center"><a style="margin-left: 1em; margin-right: 1em" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWUJ2VBQVELOiwDNn9dXyhSs_bips2OkEWb9eFJHRTgDiDRXhncGQIAJ8M1SmFxyhtHvRNa6Pq3oukT_mAyP3hHTyKuHGSKCmj3WLCoyB6Rb0YoszgyEvpKgKSXwx1LWmIPLXAjVmgt_Y/s1600/wwz_yonkers_grande.jpg" imageanchor="1"><img style="display: block; float: none; margin-left: auto; margin-right: auto" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhWUJ2VBQVELOiwDNn9dXyhSs_bips2OkEWb9eFJHRTgDiDRXhncGQIAJ8M1SmFxyhtHvRNa6Pq3oukT_mAyP3hHTyKuHGSKCmj3WLCoyB6Rb0YoszgyEvpKgKSXwx1LWmIPLXAjVmgt_Y/s640/wwz_yonkers_grande.jpg" width="480" border="0" /></a></div> <p></p> <p align="justify">A través de internet me he enterado que a la película <strong><em>Guerra Mundial Z</em></strong>, protagonizada por el blondo Brad Pitt, le ha ido lo suficientemente bien en la taquilla para que los rumores de una secuela (implícita en su abiertísimo final) sean fuertes. Es lo que manda en Hollywood, ¿verdad?, la santa taquilla. Y pensar todos los problemas que tuvo para realizarse, incluyendo una reescritura completa del guión en mitad de la filmación.</p> <p align="justify">Siendo que lo mostrado en esta primera parte ha sido (o ha intentado ser) el Gran Pánico (los que han leído la novela me entenderán, y los otros adivinarme), lo que sigue es imaginar cómo lo continuarán, y si esta vez usarán aunque sea un poco más de la historia de Brooks o no. ¿Se abren apuestas?</p> <p align="justify">Yo prefiero abstenerme. En <a href="http://eltakana.blogspot.com/2013/07/guerra-mundial-z-2013-cuando-cruzas.html">mi post anterior</a> ya había recalcado que los fans de la novela original no debían esperar una adaptación fiel de ella, sino que por el contrario era indispensable ir desprejuiciados a verla para sólo pasar un buen rato con una efectiva cinta de acción, que al menos en eso sí funciona. Sin embargo, uno mismo no puede dejar de echar de menos muchas cosas dejadas fuera, incluyendo algunas que uno (entonces, ingenuo) apostaba irían a escenificar y que al final obviaron olimpícamente. En mi caso (y creo que en el de muchos) esto se llama la Batalla de Yonkers.</p> <p align="justify">¿Y porqué no el inicio de la epidemia en China, o su expansión al centro de Asia, a Sudáfrica o al corazón de Brasil, la historia del <em>reality </em>de famosos en medio del Gran Pánico, o las hambrunas entre los refugiados del extremo norte? ¿O la estafa del Phalanx, o el Plan Redeker o las escaramuzas nucleares entre países (bueno, hay un hongo atómico asomando en la película al menos)? Claro, esos episodios y otros son importantes y a menudo apasionantes, pero Yonkers… Yonkers es Yonkers.</p> <p align="justify">Corre prosa.</p> <blockquote> <p align="justify"><b>D</b>ENVER<b>, C</b>OLORADO<b>, E</b>STADOS <b>U</b>NIDOS <b></b></p> <p align="justify"><b></b></p> <p align="justify"><b>[Mi tren vá retrasado. Están probando el puente levadizo occidental. A Todd Wainio no parece importarle el tener que esperarme en la plataforma. Estrecho su mano bajo el <i>Mural de la Victoria, </i>la imagen más representativa de la experiencia norteamericana en la Guerra Mundial Z. Basado originalmente en una fotografía, la obra muestra a un escuadrón de soldados de pié en la orilla del río Hudson que dá hacia Nueva Jersey, dándole la espalda al observador mientras miran el amanecer sobre Manhattan. Mi anfitrión parece pequeño y frágil al lado de esos enormes iconos bidimensionales. Al igual que casi todos los hombres de su generación, Todd Wainio ha envejecido antes de tiempo. Con una panza amplia, pelo escaso y encanecido, y tres cicatrices profundas y paralelas en su mejilla izquierda, es difícil suponer que este soldado retirado del Ejército de los Estados Unidos está aún, al menos cronológicamente, en sus primeros años de vida.] </b></p> <p align="justify"><b></b></p> <p align="justify">El cielo estaba rojo ese día. Era por el humo, la basura que había estado llenando el aire durante todo el verano. Todo se veía envuelto en esta luz de color ámbar, era como mirar al mundo a través de unos anteojos del color del infierno. Así ví por primera vez a Yonkers, un pequeño y deprimido suburbio de clase trabajadora al norte de Nueva York. Creo que nadie jamás había escuchado hablar de ese lugar. Al menos yo no, pero ahora es tan famoso como, digamos, Pearl Harbor… no, no Pearl Harbor… eso fue un ataque sorpresa. Lo nuestro fue más parecido a Little Bighorn, porque nosotros… bueno… al menos la gente a cargo <i>sí sabía </i>lo que pasaba, o deberían haberlo sabido. El hecho es que no fue un ataque por sorpresa, la guerra… o la emergencia, o como quieran llamarla… ya había comenzado. Habían pasado, qué, ¿tres meses desde que todo el mundo se había subido al vagón del pánico? Usted recuerda cómo era todo eso, la gente enloqueciendo… tapiando las entradas de sus casas, robando comida, armas, disparándole a todo lo que se movía. Esos seguramente mataron a más gente, todos esos Rambos, y los incendios, y los accidentes de tránsito y toda esa… toda esa mierda que ahora llamamos el “Gran Pánico”; creo que todo eso mató a más gente que Zack.</p> <p align="justify">Supongo que puedo entender por qué los altos mandos creyeron que una gloriosa batalla final era una buena idea. Querían demostrarle a la gente que todavía tenían el control, querían tranquilizarlos para poder lidiar con el problema de verdad. Los entiendo, y como ellos necesitaban darse su publicidad, yo terminé en Yonkers.</p> <p align="justify">En realidad no era un mal lugar para dar pelea. Parte del pueblo quedaba en un pequeño valle, y justo al otro lado de las colinas pasaba el río Hudson. La avenida del arroyo Saw Mill pasaba justo por el centro de nuestra línea principal de defensa, y los refugiados que salían por la autopista estaban guiando a los muertos directo hacia nosotros. Era un cuello de botella natural, y la idea era buena… la única buena idea que tuvieron ese día.</p> <p align="justify"><b>[Todd saca otro “Q,” un cigarrillo hecho con hojas cultivadas en Norteamérica, llamado así porque sólo contiene una cuarta parte de tabaco.] </b></p> <p align="justify"><b></b></p> <p align="justify">¿Por qué no nos apostaron en los techos? Había un centro comercial, un par de parqueaderos, grandes edificios con enormes terrazas. Podrían haber puesto un batallón completo sobre la estación del A&P. Habríamos tenido una vista de todo el valle, <i>y </i>habríamos estado completamente seguros del ataque. Había un edificio de apartamentos, como de veinte pisos, creo… cada piso tenía una excelente vista hacia la autopista. ¿Por qué no había un equipo de francotiradores en cada ventana? </p> <p align="justify">¿Sabe dónde nos pusieron? Abajo, en la calle, tras un montón de costales de arena y trincheras. Gastamos tanto tiempo, tantas energías preparando esos puestos de combate. Bien “ocultos y cubiertos,” según nos dijeron. ¿Ocultos y cubiertos? “Cubiertos” se refiere a una protección física, convencional, contra armas personales y artillería, o explosivos lanzados desde el aire. ¿Algo de eso se aplicaba al enemigo que íbamos a enfrentar? ¿Acaso Zack estaba enviando ataques aéreos o bombas incendiarias? ¡¿Y por qué diablos se estaban preocupando por ocultarnos, cuando la idea era hacer que Zack marchara directo hacia nosotros?! ¡Jodidos viejos imbéciles! ¡Todos ellos! </p> <p align="justify">Estoy seguro de que quienquiera que fueran los que estaban a cargo, debían ser los últimos jodidos Fuldas que quedaban, ya sabe, esos generales que pasaron sus mejores años aprendiendo cómo defender a Alemania Occidental contra Iván. Viejos retrógrados y miopes… seguramente tantos años de guerra en Oriente Medio los tenía con rabia. Tenían que ser ellos, porque todo lo que hicimos ese día apestaba a tácticas de defensa de la Guerra Fría. ¿Sabía que hasta trataron de excavar pozos de combate para los tanques? Los ingenieros dinamitaron estos enormes huecos en el parqueadero de la estación del A&P.</p> <p align="justify"><b><i>¿Tenían tanques? </i></b></p> <p align="justify"><b><i></i></b></p> <p align="justify">Viejo, teníamos de todo: tanques, Bradleys, Humvees armados con de todo, desde calibres cincuenta hasta estos nuevos morteros pesados Vasilek. Al menos esos <i>podrían </i>haber servido de algo. Teníamos Humvees Avenger con misiles Stinger tierra-aire instalados encima, teníamos un sistema portátil AVLB para construir un puente flotante, perfecto para el arroyo de diez centímetros de profundidad que corría al lado de la autopista. Teníamos un montón de vehículos XM5 para guerra electrónica llenos de radares y equipo de interferencia… y… ah sí, también teníamos toda una fila de FOLs, letrinas de campaña, instaladas allí en medio de todo. ¿Para qué? Si la presión del agua todavía era constante y había retretes funcionando en cada casa y edificio de aquel barrio. ¡Tantas cosas que no necesitábamos! Toda esa mierda sólo servía para bloquear el tráfico y para verse bonita, y creo que era precisamente para eso que la tenían allá, para que se viera bonita.</p> <p align="justify"><b><i>Para la prensa.</i></b></p> <p align="justify"> <br /></p> <p align="justify"></p> ¡Claro que sí, debía de haber al menos un reportero por cada dos o tres soldados! Estaban en la calle, en camionetas, y no sé en cuántos helicópteros de los noticieros, dando vueltas sobre nosotros… uno pensaría que con tantos helicópteros podrían haber utilizado algunos para rescatar a la gente de Manhattan… por supuesto que todo eso era para la prensa, para mostrarles nuestro poder asesino camuflado de verde… o de café… algunos acababan de regresar del desierto y no habían tenido tiempo de pintarlos. Había tantas cosas que eran sólo para mantener las apariencias, no sólo los vehículos, sino también nosotros. Nos tenían metidos en los MOPP 4, el atuendo protector específico para misiones, unos trajes y máscaras grandes y pesadas que supuestamente nos protegían de ambientes peligrosos y exposición bioquímica. <p align="justify"><b><i>¿Quizá sus superiores pensaban que el virus se transmitía por el aire? </i></b></p> <p align="justify"><b><i></i></b></p> <p align="justify">¿Entonces por qué no protegieron a los reporteros? ¿Por qué nuestros “superiores” no los usaban también, ni nadie más detrás de nuestra línea? Ellos estaban frescos y cómodos metidos en sus UCs mientras nosotros sudábamos bajo capas de caucho, carbón activado, y pesados chalecos antibalas. ¿Y quién fue el genio al que se le ocurrió ponernos chalecos antibalas? ¿Era porque la prensa había dicho no tuvimos suficientes chalecos en la última guerra? ¿De qué diablos sirve un casco cuando se pelea contra un muerto viviente? ¡Son ellos los que necesitan cascos, no nosotros! Y luego estaban todos esos aparatos de red… el sistema de integración de combate <i>Land Warrior</i>. Era toda una serie de artefactos electrónicos que le permitía a cada uno de nosotros conectarse con el resto del equipo, y a los de arriba conectarse directamente con nosotros. A través de tu visor podías descargar mapas, datos de GPS, imágenes de satélite en tiempo real. Podías saber tu localización exacta dentro del campo de batalla, las posiciones de tus compañeros, del enemigo… uno podía ver a través de la videocámara montada en el arma, o la de cualquier compañero, y observar lo que había al otro lado de un arbusto, o doblando una esquina. <i>Land Warrior </i>le permitía a cada soldado tener toda la información de un puesto de mando, y le permitía al puesto de mando controlar todos los soldados como una sola unidad. “Netrocéntrico,” eso era lo que decían los oficiales todo el tiempo frente a la prensa. “Netrocéntrico” e “hiperguerra.” Las palabras se escuchaban bien, pero no servían para un carajo cuando tenías que excavar una trinchera usando el uniforme MOPP completo, chaleco antibalas, el equipo <i>Land Warrior </i>y toda la dotación estándar, todo eso en el día más caliente del verano más caliente que se había registrado. No sé cómo hice para mantenerme en pié hasta que Zack apareció.</p> <p align="justify">Al principio era como un cuentagotas, uno o dos de ellos tambaleándose entre los autos abandonados que bloqueaban la autopista desierta. Al menos los refugiados ya habían sido evacuados. Bueno, esa fue otra cosa que hicieron bien. Escoger un lugar estrecho y evacuar a todos los civiles, buen trabajo. Pero todo lo demás… </p> <p align="justify">Zack comenzó a entrar en la primera zona de fuego, el área designada para los MLRS. No escuché cuando dispararon los misiles porque mi casco ahogó el sonido, pero los ví volar directo hacia el objetivo. Ví como hacían un arco hacia abajo y el fuselaje exterior se abría para soltar esas pequeñas bombas ensartadas en cordones de plástico. Son más o menos del tamaño de una granada de mano, antipersonales, con una limitada capacidad antitanques. Se regaron entre los Gs, detonando tan pronto como golpeaban el suelo o alguno de los autos abandonados. Los tanques de combustible estallaron como pequeños volcanes, géiseres de fuego y chatarra que se sumaron a la “lluvia de acero.” Voy a ser sincero, fue impresionante, la gente gritaba a través de los micrófonos, yo también, viendo a esos zombies tambalearse y caer al suelo. Yo diría que había como treinta, quizá cuarenta o cincuenta a lo largo de aquel kilómetro y medio de carretera. El primer bombardeo eliminó tres cuartas partes de ellos.</p> <p align="justify"><b><i>¿Sólo tres cuartas partes? </i></b></p> <p align="justify"><b><i></i></b></p> <p align="justify"><b>[Todd termina su cigarrillo con una larga y violenta aspirada. Inmediatamente saca otro.] </b></p> <p align="justify"><b></b></p> <p align="justify">Ajá, y eso debería habernos preocupado mucho. La “lluvia de acero” golpeó a todos y cada uno de ellos, les destrozó las tripas; había órganos y carne regados por todo el maldito lugar, desprendiéndose de sus cuerpos mientras seguían caminando hacia nosotros… pero impactos en la cabeza… había que destruir el cerebro, no el cuerpo, y en tanto les quede un pensadero completo y algo de movilidad… algunos seguían caminando, otros habían quedado muy mal y se arrastraban. Sí, deberíamos habernos preocupado mucho, pero no había tiempo.</p> <p align="justify">El cuentagotas se había convertido en un arroyo. Más Gs, docenas de ellos, apretujados entre los autos incendiados. Algo curioso sobre Zack… uno se imaginaba que estarían vestidos con sus mejores ropas. Así era como los mostraban en la televisión, sobre todo al principio… Gs con traje de ejecutivo y ropa de trabajo, como una muestra representativa de la Norteamérica de todos los días, sólo que muertos. Así no era como se veían. Casi todos los infectados, los primeros infectados, los de la primera epidemia, murieron en el hospital o en sus camas en casa. Casi todos llevaban esas batas de hospital, o pijamas. Algunos iban en bóxer o ropa interior… o desnudos, muchos tenían todo afuera. Uno podía verles las heridas, las marcas resecas sobre el cuerpo, unos huecos que te daban escalofríos incluso con el calor del uniforme.</p> <p align="justify">La segunda “lluvia de acero” no tuvo ni la mitad del impacto que la primera porque ya no quedaban tanques de combustible en los autos, y todos esos Gs apretujados se cubrían los unos a los otros de una posible herida en la cabeza. Yo no tenía miedo, aún no. Quizá ya no estaba tan firme, pero estaba seguro de que me recuperaría cuando Zack entrara en la zona de fuego de la artillería.</p> <p align="justify">Una vez más, no pude escuchar el fuego de los Paladins en las colinas detrás de nosotros, pero sí ví y escuché cuando las municiones aterrizaron. Eran HE 155 estándar, núcleos explosivos con cubiertas de fragmentación. ¡Hicieron mucho menos daño que los misiles! </p> <p align="justify"><b><i>¿Por qué? </i></b></p> <p align="justify"><b><i></i></b></p> <p align="justify">En primer lugar, no hay efecto de globo. Cuando una bomba estalla cerca de uno, hace que los líquidos del cuerpo comiencen a hervir, literalmente te estalla como un globo. Eso no le pasa a Zack, quizá porque tienen menos fluidos corporales que nosotros, o porque sus fluidos son como gelatina. No sé. Pero no les hizo ni mierda, y tampoco sufren de TNR.</p> <p align="justify"><b><i>¿Qué es el TNR? </i></b></p> <p align="justify"><b><i></i></b></p> <p align="justify">Trauma Nervioso Repentino, creo que así se llama. Es otro de los efectos de las explosiones a corta distancia. El trauma es tan grande a veces, que todos los órganos, el cerebro, todo junto, simplemente se desconectan, como si Dios te apagara el interruptor. Tiene algo que ver con los impulsos eléctricos o algo así. No sé, no soy un maldito doctor.</p> <p align="justify"><b><i>Pero eso no les sucedió.</i></b></p> <b><i> <p align="justify"> <br /></p> </b></i>¡Ni a uno! Bueno… no me malinterprete… Zack tampoco venía brincando por entre las bombas sin sufrir daño. Vimos cuerpos volando a la mierda, dando vueltas en el aire, partidos en pedazos, algunas cabezas sueltas con ojos y bocas que todavía se movían, volando por el aire como jodidos corchos de champaña… los estábamos acabando, claro, ¡pero no tan rápido ni tantos como necesitábamos! <p align="justify">Ahora parecíamos mirando un río, una inundación de cuerpos, cojeando, gimiendo, pisoteando los restos de sus hermanos mientras avanzaban perezosamente hacia nosotros como una ola en cámara lenta.</p> <p align="justify">La siguiente zona de fuego era la del armamento pesado, los cañones 120 de los tanques y los Bradleys con sus ametralladoras y misiles FOTT. Los Humvees también abrieron fuego, con morteros y misiles y Mark-19s, que son como metralletas pero que disparan granadas. Los Comanches pasaron silbando casi a centímetros sobre nuestras cabezas, con ametralladoras, Hellfires y paquetes de cohetes Hydra.</p> <p align="justify">Era una maldita máquina de moler carne, un aserradero, y una nube de materia orgánica pulverizada flotaba como aserrín sobre la horda. <i>Nada puede sobrevivir a esto, </i>pensé, y por un momento, parecía que tenía razón… hasta que el fuego comenzó a agotarse.</p> <p align="justify"><b><i>¿Comenzó a agotarse? </i></b></p> <p align="justify"><b><i></i></b></p> <p align="justify">Se acabó, no fue suficiente… </p> <p align="justify"><b>[Se queda en silencio por un segundo, y luego, enojado, me mira fijamente.] </b></p> <p align="justify"><b></b></p> <p align="justify">Nadie pensó en eso, <i>¡nadie! </i>¡Y que no me salgan con cuentos sobre recortes de presupuesto y escasez de suministros! ¡Lo único que escaseó ese día fue el maldito sentido común! A ninguno de esos imbéciles de cuatro estrellas, graduados de la Academia Militar de West Point y con el culo lleno de medallas se le ocurrió decir, “Hey, tenemos un montón de armas impresionantes, ¡¿¡las mandamos con suficiente mierda para disparar!?!” Nadie pensó en cuántas rondas de artillería se necesitarían para mantener las operaciones por varias horas, cuántos misiles para los MLRS, cuántos cilindros de metralla… los tanques tenían estas cosas llamadas cilindros de metralla… imagínese un cartucho de escopeta gigante. Disparaban un montón de bolitas de tungsteno… no eran perfectas, ya sabe, se desperdiciaban como cien bolas por cada G que aniquilaban, pero mierda, ¡al menos servían de algo! Cada Abrams tenía sólo tres de esas, <i>¡tres! </i>¡Tres, cuando podían cargar cuarenta! ¡El resto eran municiones estándar de HEAT o SABOT! ¿Usted sabe lo que pasa cuando una “Bala de Plata,” un dardo antiblindaje de uranio empobrecido, golpea un grupo de muertos vivientes? ¡Nada! ¿Sabe lo que se siente ver un tanque de sesenta y tantas toneladas disparándole a una multitud sin ningún jodido efecto? ¡Tres cilindros de metralla! ¿Y dónde estaban las saetas? Esa era el arma de la que más se hablaba en esos días, saetas, paquetes de pequeñas púas de acero que convierten instantáneamente a cualquier arma en una regadera. Hablábamos de ellas como si fueran un invento nuevo, pero las teníamos desde, a ver, desde Corea. Podíamos cargarlas en los cohetes Hydra y en los Mark-19. Sólo imagínese eso, un sólo 19 disparando trescientas cincuenta rondas por minuto, ¡y cada ronda formada por más de cien agujas! Quizá no habría bastado para cambiar las cosas… pero… ¡Maldita sea! </p> <p align="justify">El fuego se agotaba, y Zack seguía llegando… y el miedo… se sentía en todas partes, en las órdenes de los líderes de escuadrón, en las acciones de los tipos a mi alrededor… Esa vocecita en la parte de atrás de tu cabeza que no deja de repetir “Oh mierda, oh mierda.” </p> <p align="justify">Nosotros estábamos en la última línea de defensa, y no habían pensado en nosotros a la hora de repartir armas y municiones. Se suponía que nos tocaría lidiar con uno que otro G que lograra pasar a través de la paliza de las armas pesadas. Se esperaban que cuando mucho, un tercio de nosotros tendría que disparar, y que ni una décima parte de nosotros tendría que matar algo.</p> <p align="justify">Se nos vinieron encima por miles, desbordándose por los rieles laterales de la carretera, por los callejones, alrededor de las casas, a través de ellas… eran tantos, y sus gemidos tan fuertes, que se oían a través de los cascos.</p> <p align="justify">Quitamos los seguros, apuntamos, llegó la orden de disparar… yo era un artillero de una SAW, una ametralladora ligera que se debe disparar en ráfagas cortas y controladas, no más largas de lo que uno tarda en decir “muérete hijo de puta.” La primera ráfaga salió muy baja. Le dí a uno directo en el pecho. Lo ví salir volando hacia atrás, golpear el asfalto, y luego pararse como si nada hubiese pasado. Amigo… cuando ellos se levantan… </p> <p align="justify"><b>[El cigarrillo se ha consumido hasta casi tocar los dedos. Todd lo deja caer y lo pisa sin mirarlo.] </b></p> <p align="justify"><b></b></p> <p align="justify">Hice lo que pude para controlar mis ráfagas y mis esfínteres. “Sólo apunta a la cabeza,” me repetía todo el tiempo. “Tranquilízate, sólo apunta a la cabeza.” Y todo el tiempo mi SAW seguía repitiendo “muérete hijo de puta, muérete.” </p> <p align="justify">Podríamos haberlos detenido, debimos hacerlo, sólo hacía falta un tipo con un rifle, ¿eso es todo lo que se necesita, no? Soldados profesionales, francotiradores entrenados… ¿Cómo pudo pasar? Los críticos y un montón generales de escritorio que ni siquiera estuvieron allí siguen preguntándoselo. ¿Creen que es tan simple? ¿Piensan que después de haber sido “entrenados” toda la vida para disparar al centro del cuerpo, vamos a ser capaces de lograr un tiro perfecto a la cabeza así como así? ¿De verdad piensan que es fácil recargar un proveedor o desatascar un arma con esas camisas de fuerza y esos cascos asfixiantes que nos dieron? ¿Creyeron que después de ver las más grandes maravillas de la ciencia militar irse al diablo con toda su tecnología, después de haber vivido los tres meses del Gran Pánico y ver cómo que lo que dábamos por cierto era devorado por un enemigo que ni siquiera se suponía que debía existir, íbamos a mantener la maldita cabeza fría y un puto dedo firme en el gatillo? </p> <p align="justify"><b>[Me señala con el dedo.] </b></p> <p align="justify"><b></b></p> <p align="justify">¡Bueno, pues sí lo hicimos! ¡Continuamos allí haciendo nuestro trabajo, e hicimos pagar a Zack por cada maldito centímetro que avanzó! Quizá si hubiésemos tenido más hombres, o más municiones, o si nos hubiesen dejado concentrar en nuestro trabajo… </p> <p align="justify"><b>[Su dedo se retrae de vuelta hacia su mano.] </b></p> <p align="justify"><b></b></p> <p align="justify"><i>Land Warrior</i>, el avanzado, costoso, hipermejorado y netroputocéntrico <i>Land Warrior</i>. La cosa ya estaba muy mal con sólo ver lo que teníamos al frente, pero las imágenes de satélite nos estaban mostrando al mismo tiempo lo enorme que era aquella horda. Estábamos frente a miles de ellos, ¡pero detrás venían millones! ¡Recuerde que pretendíamos limpiar la mayor parte de la infestación de Nueva York! ¡Aquella era sólo la cabeza de una larguísima serpiente que se extendía hasta la maldita Times Square! No necesitábamos ver eso. ¡Yo no tenía por qué enterarme de eso! La vocecita asustada ya no era tan pequeña. “¡Oh mierda, OH MIERDA!” Y de pronto ya no estaba sólo en mi cabeza. También la escuchaba en mis audífonos. Cada vez que a algún idiota se le olvidaba controlar su boca, <i>Land Warrior </i>se aseguraba de que todos los demás lo escucháramos. “¡Son demasiados!” “¡Tenemos que salir de aquí!” Alguien de algún otro pelotón, no recuerdo su nombre, comenzó a gritar “¡Le dí en la cabeza y no se murió! ¡No se mueren ni cuando les dan en la cabeza!” Seguramente el tiro no le pegó al cerebro, puede pasar, la bala se tuerce raspando el interior del cráneo… quizá si hubiese mantenido la calma y usado su propio cerebro, se habría dado cuenta de eso. El pánico es un germen más contagioso que el virus Z, y las maravillas del <i>Land Warrior </i>permitieron que ese germen se propagara por el aire. “¿Qué?” “¿No se mueren?” “¿Quién dijo eso?” “¿Le diste en la cabeza?” “¡Hijos de puta! ¡Son invencibles!” Eso era lo que se escuchaba por toda la red, mojando pantalones a través de la superautopista de la información.</p> <p align="justify">“¡Todos mantengan la calma!” gritó alguien. “¡Conserven las filas! ¡Desconéctense de la red!” la voz de un viejo, era obvio, pero de pronto fue ahogada por un grito, y mi en visor, y seguramente en el de todos los demás, apareció la imagen de un montón de sangre saliendo de una boca con los dientes podridos. La señal provenía de un tipo en el jardín de una casa detrás de nosotros. Los dueños seguramente dejaron algunos familiares reanimados allí encerrados cuando evacuaron el lugar. Quizá la onda de las explosiones debilitó la puerta o algo así, porque salieron en manada justo sobre aquel pobre infeliz. La cámara de su arma grabó todo el asunto, y cayó al suelo enfocando justo en el ángulo perfecto. Eran cinco, un hombre, una mujer, tres niños. Lo tenían en el suelo de espaldas, el hombre apoyado sobre su pecho, los niños agarrándolo de los brazos y tratando de morderlo a través del chaleco. La mujer le arrancó el casco, uno podía ver el terror en su cara. Nunca voy a olvidar el grito que pegó cuando le arrancó el labio inferior de un mordisco. “¡Están detrás!” gritó alguien más. “¡Están saliendo de las casas! ¡Las líneas no funcionan! ¡Están en todas partes!” De pronto la imagen se apagó, alguien arriba la interrumpió, y la voz, la voz del viejo, regresó… “¡Desconéctense de la red!” nos ordenó, haciendo un gran esfuerzo por sonar tranquilo, y luego la señal desapareció.</p> <p align="justify">Estoy seguro de que debió tomarles más de unos segundos, tenía que ser así, incluso si estaban justo sobre nuestras cabezas, pero pareció que justo al mismo tiempo que nos cortaron la comunicación, el cielo se llenó con el rugido de los JSFs. No alcancé a ver cuando liberaron su carga. Yo estaba en el fondo de mi trinchera maldiciendo al ejército y a Dios, y a mis propias manos por no haberla cavado más profunda. La tierra tembló y el cielo se oscureció. Había escombros por todos lados, tierra y cenizas, y mierda en llamas volando sobre mi cabeza. Sentí algo que chocó contra mi espalda, algo blando y pesado. Me di la vuelta. Era una cabeza y un torso, achicharrado y echando humo, ¡y todavía tratando de morderme! Lo alejé de una patada y salí corriendo de mi agujero apenas unos segundos después de la última JSOW.</p> <p align="justify">Me encontré con una nube de humo negro en el lugar donde había estado la horda. La autopista, las casas, todo estaba cubierto por esta nube de oscuridad. Recuerdo que ví a otros tipos saliendo de sus trincheras, asomándose por las trampillas de los tanques y los Bradleys, todos mirando hacia esa oscuridad. Hubo un silencio, una calma que, al menos en mi mente, duró por horas.</p> <p align="justify">Pero entonces salieron, ¡de entre el humo, como la maldita pesadilla de algún niño! Algunos humeaban, otros todavía estaban ardiendo… algunos de ellos caminaban, otros se arrastraban, algunos sólo se retorcían sobre sus panzas abiertas sin piernas… quizá uno de cada veinte seguía moviéndose, lo que dejaba… mierda… ¿unos dos mil? Y detrás de ellos, mezclándose entre sus filas y avanzando constantemente hacia nosotros, ¡los millones que el ataque aéreo ni siquiera había tocado! </p> <p align="justify">Allí fue cuando la línea colapsó. No lo recuerdo todo claramente. Lo veo como una serie de fotografías: gente corriendo, soldados, reporteros. Recuerdo a un reportero con un mostacho tipo Sam Bigotes sacando una Beretta de su chaqueta justo antes que tres Gs en llamas lo derribaran… Recuerdo a un tipo que abrió a la fuerza la puerta de una camioneta del noticiero, saltó adentro, echó a la calle a una bonita reportera rubia y trató de alejarse, pero un tanque los aplastó a los dos. Dos helicópteros de las noticias se chocaron en el aire, bañándonos con su propia lluvia de acero. El piloto de uno de los Comanches… un valiente hijo de puta… trató de barrer con su rotor la ola de Gs que se nos venía encima. La hoja abrió un surco entre aquella masa antes de atascarse contra un auto y arrojar todo el helicóptero contra la estación del A&P. Disparos… disparos al azar… un bala me pegó en el esternón, en el centro del chaleco antibalas. Sentí como si chocara corriendo contra un muro, aunque no me estaba moviendo. Me tiró al suelo, casi no podía respirar, y justo en ese momento a algún idiota se le ocurrió lanzar una granada aturdidora justo frente a mí.</p> <p align="justify">El mundo se volvió todo blanco, me silbaban los oídos. Me congelé… Unas manos me agarraron, me cogieron por los brazos. Comencé a patear y a dar puños, mi entrepierna estaba mojada y caliente. Grité pero no podía oír ni mi propia voz. Más manos, mucho más fuertes, estaban tratando de arrastrarme a alguna parte. Pateé, me retorcí, grité, lloré… de pronto un puño me pegó de lleno en la mandíbula. No me noqueó, pero me relajé de inmediato. Eran mis compañeros. Zack no pega puños. Me llevaron hasta el Bradley más cercano. Había recuperado mi visión lo suficiente como para ver la línea de luz que desaparecía al cerrarse la puerta.</p> <p align="justify"><b>[Todd saca otro Q, pero de pronto se arrepiente.] </b></p> <p align="justify"><b></b></p> <p align="justify">Yo sé que a los “historiadores profesionales” les gusta decir que Yonkers fue una “falla catastrófica de la maquinaria militar moderna,” que comprobó ese adagio de que los ejércitos aprenden cómo combatir en una guerra sólo cuando ya está comenzando la siguiente. En lo personal, creo que no tienen ni puta idea. Claro, no estábamos bien preparados, nuestro equipo, nuestro entrenamiento, todo lo que le acabo de decir, todo fue una metida de patas de primera. Pero el arma que más falló no fue ninguna de las que salen de las líneas de producción. Es una tan vieja como… no sé, supongo que tan vieja como la guerra misma. Es el miedo, amigo, sólo el miedo; y uno no tiene que ser el maldito Sun Tzu para saber que la guerra no se gana matando o lastimando al del otro lado, se gana metiéndole miedo hasta que decida que no quiere seguir peleando. Destruir sus espíritus, eso es lo que intenta todo buen ejército, desde la pintura en la cara hasta el “blitzkrieg” y hasta… ¿Cómo fue que llamamos al primer ataque de la Segunda Guerra del Golfo? ¿“Sorpresa y Temor”? ¡Un nombre perfecto, “Sorpresa y Temor”! ¿Pero qué pasa si el enemigo no puede ser sorprendido y atemorizado? No porque no quieran, ¡sino que biológicamente <i>no se puede hacer</i>! Eso fue lo que pasó ese día en las afueras de Nueva York, esa fue la falla que casi nos cuesta toda la maldita guerra. El hecho de que no pudimos sorprender y atemorizar Zack se devolvió como un boomerang y nos pegó en la cara, ¡y permitió que Zack nos sorprendiera y nos atemorizara a nosotros! ¡Ellos no sienten miedo! ¡Sin importar lo que hagamos, sin importar a cuántos matemos, ellos nunca, nunca van a tener miedo! </p> <p align="justify">Se suponía que Yonkers sería el momento en que le devolveríamos la esperanza al pueblo de Norteamérica, y en vez de eso, prácticamente les dijimos que podían despedirse y morirse. De no ser por el Plan Sudafricano, todos nosotros estaríamos cojeando y gimiendo en este momento.</p> <p align="justify">Lo último que recuerdo fue que el Bradley salió volando como si fuera un carrito de juguete. No sé dónde cayó la bomba, pero estoy seguro de que fue cerca. Si hubiese estado parado allí afuera cuando cayó, expuesto, no estaría contando en cuento aquí hoy.</p> <p align="justify">¿Alguna vez ha visto los efectos de una bomba termobárica? ¿Alguna vez se lo ha preguntado a alguien con estrellas doradas en los hombros? Le apuesto mis bolas a que nunca le van a contar toda la verdad. Le van a decir sobre el calor y la presión, la bola de fuego que se sigue expandiendo sin parar, explotando, y literalmente aplastando y quemando todo lo que encuentra en su camino. Calor y presión, eso es lo que quiere decir la palabra termobárico. ¿Suena bastante mal, no? Lo que nadie le vá a contar es lo que pasa justo después, cuando el vacío creado por la bola de fuego se contrae. Cualquiera que haya quedado vivo sentirá que el aire se le sale de los pulmones, o —y esto <i>nunca </i>lo van a admitir frente a nadie— se le saldrán los pulmones por la boca. Por supuesto, nadie vá a quedar vivo para contarle una historia de horror de esas, y quizá por eso el Pentágono ha tenido tanto éxito en cubrir la verdad, pero si alguna vez vé a alguien con una foto de un G, o un espécimen en vivo y en directo, con las bolsas de aire y las tuberías colgándole de la boca abierta mientras camina, asegúrese de darles mi número. Siempre estoy dispuesto para hablar con otro veterano de Yonkers.</p> </blockquote> <p align="justify">---------------</p> <p>Bueno, es todo por hoy. Cuídense.</p> César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-45902918146182146922013-06-27T00:56:00.000-05:002015-07-25T22:10:13.803-05:00Partida de Rescate, cuento de Arthur C. Clarke<p align="right">[Op. Cit.]</p> <p align="justify"></p> <div class="separator" style="clear: both; text-align: center"><a style="margin-left: 1em; margin-right: 1em" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyOE9UyLWTxYJX-PwjRTD_4Qfl4gwIq2hH8f_rk77gsoPrFFJ6TzB5EFfook6Tr27nEpLpxBbpoEXY5USsp43qn_yNKtXDgiyuDJRjKHc0dWh1n1ScZCCYFPQVFhVzv7psq-utC10qZWU/s1600/Arthur_C_Clarke.jpg" imageanchor="1"><img style="display: block; float: none; margin-left: auto; margin-right: auto" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyOE9UyLWTxYJX-PwjRTD_4Qfl4gwIq2hH8f_rk77gsoPrFFJ6TzB5EFfook6Tr27nEpLpxBbpoEXY5USsp43qn_yNKtXDgiyuDJRjKHc0dWh1n1ScZCCYFPQVFhVzv7psq-utC10qZWU/s1600/Arthur_C_Clarke.jpg" border="0" /></a></div> <p></p> <p align="justify">Arthur C. Clarke es uno de los nombres más representativos de la Ciencia Ficción del siglo pasado. Su contribución al género (que Harlan Ellison, conservando las siglas del género en inglés, alguna vez propuso renombrar como Ficción Especulativa) no es así poca. Sólo mencionar la película <strong><em>2001: Una Odisea Espacial</em></strong>, cuyo guión escribiera junto a Stanley Kubrick y que es prácticamente el hito que marca la mayoría de edad del <em>SF </em>en el cine (restringido hasta entonces en su mayoría en obras de dudosa rigurosidad científica o verosimilitud, cuando no abusaban de tópicos del cine de aventura más comercial) bastaría para darle su sitio en la historia. Ya había leído antes (también) su versión de <strong><em>2001 </em></strong>en novela y me quedé con la curiosidad de encontrar más de él. Gracias a internet he podido hacerlo, gracias al hallazgo de una selección de su obra, que van desde sus recopilaciones de cuentos hasta sus sagas de <strong><em>Odisea Espacial </em></strong>(las secuelas de <strong><em>2001</em></strong>), <strong><em>Rama </em></strong>y <strong><em>Venus Prime</em></strong>, pasando por ese tremendo y temprano <em>tour de force </em>que es <strong><em>El Fin de la Infancia</em></strong>.</p> <p align="justify">Ideas interesantes, visiones de lejanías, rigurosidad aún en mucho vigente. Clarke fue también un profeta de la ciencia y sus beneficios para la Humanidad, lo cual se nota claramente en el tono optimista de la mayoría de sus relatos, rezumantes de esperanza en que el ser humano evolucione a formas superiores… incluso a niveles que a ojos de otros podríamos equiparar a divinos, aunque a veces (como en las secuelas de Rama) no pueda con su genio la raza.</p> <p align="justify">El relato de abajo es uno de los del Clarke temprano, escrito al año siguiente del fin de la Segunda Guerra Mundial. El público aún veía lejano el sueño del viaje espacial, pero los muchachos que en esos tiempos leían y escribían Ciencia Ficción ya veían un futuro en el que la joven Humanidad tomara un sitio en el Cosmos.</p> <p align="right"> </p> <h3 align="center"><em><strong>PARTIDA DE RESCATE</strong></em></h3> <p align="center">(<em>Rescue Party</em>, 1946)</p> <p align="justify"><em>¿De quién era la culpa? Durante tres días, los pensamientos de Alveron habían vuelto sobre aquella cuestión y todavía no les había encontrado respuesta. Una criatura de una raza menos civilizada, o menos sensible, nunca hubiera dejado torturar su mente con eso y se habría satisfecho con la seguridad de que nadie podía ser responsable de los  avatares del destino. Pero Alveron y su especie habían sido los señores del Universo desde el alba de la historia, desde aquella tan lejana época en que la Barrera del Tiempo había sido envuelta alrededor del cosmos por los desconocidos poderes que yacían más allá del Principio. A ellos les fue dado todo el conocimiento; y con el conocimiento infinito iba la responsabilidad infinita. Si había equivocaciones y errores en la administración de la Galaxia, la culpa recaía sobre la cabeza de Alveron y su gente. Y esto no era una mera equivocación: era una de las mayores tragedias de la historia.</em></p> <p align="justify"><em>La tripulación todavía no sabía nada. Aun a Rugon, su mejor amigo y lugarteniente del capitán de la nave, se le había dicho sólo una parte de la verdad. Pero ahora los sentenciados mundos yacían a menos de un billón de millas. En unas pocas horas aterrizarían en el tercer planeta. </em></p> <p align="justify"><em>Alveron leyó una vez más el mensaje de la Base; entonces, con el latigazo de un tentáculo que ningún ojo humano podría haber seguido, apretó el botón de «Alerta General». A través de todo el cilindro de una milla de largo que era la nave de Vigilancia Galáctica S9000, criaturas de muchas razas abandonaron su trabajo para escuchar las palabras de su capitán. </em></p> <p align="justify"><em>—Sé que han estado preguntándose —comenzó Alveron— por qué nos han ordenado abandonar nuestro patrullaje y proceder con tal aceleración hacia esta región del espacio. Algunos de ustedes pueden darse cuenta de lo que significa esta aceleración. Nuestra nave está en su viaje final: los generadores han estado funcionando durante sesenta horas a Sobrecarga Final. Tendremos mucha suerte si volvemos a la Base por nuestros propios medios. </em></p> <p align="justify"><em>»Nos estamos aproximando a un sol que está a punto de volverse nova. La detonación ocurrirá en siete horas, con una incertidumbre de una hora, dejándonos un máximo de sólo cuatro horas para la exploración. En el sistema que va a ser destruido hay diez planetas y hay una civilización en el tercero. El hecho fue descubierto sólo hace unos pocos días. Es nuestra trágica misión ponernos en contacto con esa raza sentenciada y, si es posible, salvar a alguno de sus miembros. Sé que es poco lo que podemos hacer en tan corto lapso y con una sola nave. Ninguna otra máquina podría alcanzar el sistema antes de que ocurra la detonación.» . </em></p> <p align="justify"><em>Hubo una larga pausa, durante la cual no podría haber habido sonido o movimiento alguno en toda la poderosa nave, que se aceleraba silenciosamente hacia los mundos de adelante. Alveron sabía qué estaban pensando sus compañeros y trató de contestar a su no formulada pregunta.</em></p> <p align="justify"><em>—Se preguntarán cómo se ha permitido que ocurra tal desastre, el peor de los que tenemos registro. Pero les puedo asegurar una cosa. El fallo no reside en esta nave.</em></p> <p align="justify"><em>»Como ya saben, con nuestra actual flota de menos de doce mil naves es posible reexaminar cada uno de los ocho millones de sistemas solares de la Galaxia, a intervalos de casi un millón de años. La mayoría de los mundos cambia muy poco en tan corto tiempo.</em></p> <p align="justify"><em>»Menos de cuatrocientos mil años atrás, la nave de inspección S5060 examinó los planetas del sistema al que nos estamos aproximando. No encontró inteligencia en ninguno de ellos, pese a que el tercer planeta abundaba en vida animal y que otros dos mundos habían sido alguna vez habitados. Se presentó el informe habitual, y el sistema estará apto para su próximo examen en seiscientos mil años.</em></p> <p align="justify"><em>»Ahora parece que en el increíblemente corto período de tiempo desde la última inspección ha aparecido vida inteligente en el sistema. El primer indicio de esto tuvo lugar cuando desconocidas señales de radio fueron detectadas en el planeta Kulath, en el sistema X 29.35, Y 34.76, Z 27.93. Se tomaron sus coordenadas: provenían del sistema al que nos dirigimos.</em></p> <p align="justify"><em>»Kulath está a doscientos años luz de aquí; por tanto, aquellas ondas de radio han estado en camino durante dos siglos. Por consiguiente, al menos durante este tiempo, ha existido una civilización en uno de estos mundos, una civilización que puede generar ondas electromagnéticas y todo lo que eso implica.</em></p> <p align="justify"><em>»Se hizo un inmediato examen telescópico del sistema y entonces se encontró que el Sol estaba en el inestable estado de prenova. La detonación podría ocurrir en cualquier momento y ciertamente podría haber tenido lugar mientras las ondas de luz estaban en camino a Kulath.</em></p> <p align="justify"><em>»Hubo un pequeño retraso mientras las antenas direccionales de supervelocidad de Kulath II se enfocaban en el sistema. Ellas demostraron que la detonación todavía no había ocurrido, pero que faltaban pocas horas. Si Kulath hubiera estado una fracción de año luz más lejos de este sol, nunca nos habríamos enterado de esta civilización hasta que hubiera cesado de existir.</em></p> <p align="justify"><em>»El administrador de Kulath se puso inmediatamente en contacto con la Base del Sector y se me ordenó dirigirme hacia el sistema al instante. Nuestro objetivo es salvar a todos los miembros que podamos de la raza sentenciada, si todavía queda alguno. Pero hemos supuesto que una civilización que posee radio debe haberse protegido contra cualquier elevación de temperatura que ya podría haber ocurrido.</em></p> <p align="justify"><em>»Esta nave y los dos módulos explorarán una sección del planeta, cada uno. El comandante Torkalee cogerá el Número Uno y el comandante Orostron el Número Dos. Tendrán menos de cuatro horas para explorar este mundo. Al finalizar este lapso deberán estar de vuelta en la nave. Esta partirá en ese momento, con o sin ellos. Inmediatamente daré detalladas instrucciones a los dos comandantes en el cuarto de control.</em></p> <p align="justify"><em>»Eso es todo. Entraremos en la atmósfera en dos horas.»</em></p> <p align="justify"><em>Sobre el mundo conocido en un tiempo como Tierra, los fuegos se extinguían: ya no había nada que quemar. Los grandes bosques que habían barrido el planeta como una marejada con la muerte de las ciudades, no eran ahora más que resplandeciente carbón de leña, y el humo de sus piras funerarias aún manchaba el cielo. Pero las últimas horas estaban todavía por venir porque las rocas ole la superficie todavía no habían comenzado a fluir. Los continentes eran apenas visibles a través de la humareda, pero sus contornos no significaban nada para los observadores de la nave que se acercaba. Las cartas que ellos poseían estaban atrasadas en más de una docena de Eras Glaciales y en más de un diluvio.</em></p> <p align="justify"><em>La S9000 había pasado por Júpiter y había visto inmediatamente que no podía haber vida en aquellos semigaseosos océanos de hidrocarburos comprimidos, ahora en furiosa erupción bajo el anormal calor solar. Habían omitido Marte y los planetas exteriores, y Alveron comprendió que los mundos más cercanos al Sol que la Tierra ya estarían fundiéndose. Era más que probable, pensó tristemente, que ya hubiera terminado la tragedia de esta raza desconocida. En lo profundo de su corazón pensó que quizá fuera mejor así. La nave podrá llevar sólo unos pocos cientos de supervivientes y el problema de la selección le había estado obsesionando.</em></p> <p align="justify"><em>Rugon, jefe de comunicaciones y lugarteniente del capitán, entró en el cuarto de control. Durante la última hora se había esforzado en detectar radiación proveniente de la Tierra, pero en vano.</em></p> <p align="justify"><em>—Es muy tarde —anunció lóbregamente—. He recorrido todo el espectro y el éter está muerto, excepto nuestras propias estaciones y algunos programas de Kulath de hace doscientos años. Ya no hay nada que esté irradiando en este sistema.</em></p> <p align="justify"><em>Se movió hacia la gigante pantalla de visión con un movimiento fluido y gracioso, que ningún simple bípedo podría siquiera desear imitar. Alveron no dijo nada; había estado esperando esta noticia.</em></p> <p align="justify"><em>Una pared entera del cuarto de control fue ocupada por la pantalla, un gran rectángulo blanco que daba una impresión de profundidad casi infinita. Tres de los delgados tentáculos de control de Rugon, inútiles para el trabajo pesado, pero increíblemente veloces en cualquier manipulación, aletearon sobre los diales selectores y la pantalla se encendió con mil puntos luminosos. El campo de la estrella fluyó rápidamente mientras Rugon ajustaba los controles, haciendo que el proyector se enfocara sobre el mismo Sol.</em></p> <p align="justify"><em>Ningún hombre sobre la tierra hubiera reconocido la monstruosa figura que llenaba la pantalla. La luz del Sol ya no era blanca: grandes nubes azul-violáceas cubrían la mitad de su superficie, y de ellas, largos gallardetes de llamas estallaban hacia el espacio. En un punto, una enorme prominencia se había elevado fuera de la fotosfera, casi hasta penetrar en los vacilantes velos de la corona. Era como si un árbol de fuego hubiera echado raíces en la superficie del Sol, un árbol que se erguía a medio millón de millas de altura y cuyas ramas eran ríos de llamas que barrían el espacio a cientos de millas por segundo. </em></p> <p align="justify"><em>—Supongo —dijo Rugon— que están bastante satisfechos con los cálculos de los astrónomos. Después de todo... </em></p> <p align="justify"><em>—Oh, estamos perfectamente a salvo —dijo Alveron confiadamente—. He hablado al Observatorio de Kulath y han estado haciendo unas verificaciones adicionales a través de nuestros propios instrumentos. Esa incertidumbre de una hora incluye un margen secreto de seguridad, que no me dirán, en caso de que me sienta tentado a permanecer más tiempo.</em></p> <p align="justify"><em>Echó una ojeada al panel de instrumentos.</em></p> <p align="justify"><em>—El piloto ya nos debería haber hecho penetrar en la atmósfera. Encienda la pantalla y enfóquela sobre el planeta, por favor. ¡Ah, allá van!</em></p> <p align="justify"><em>Hubo una repentina vibración a sus pies y un bronco sonar de alarmas, acallado instantáneamente. A través de la pantalla de visión se vio que dos delgados proyectiles se zambullían hacia la creciente masa de la Tierra. Viajaron juntos unas pocas millas, luego se separaron y uno se desvaneció abruptamente, mientras penetraba en la sombra del planeta. </em></p> <p align="justify"><em>Lentamente, la inmensa nave madre, con su enorme volumen, descendió después de ellos en la furiosa tormenta que estaba precipitándose en las ciudades desiertas del Hombre. </em></p> <p align="justify"><em></em></p> <p align="justify"><em>Era de noche en el hemisferio sobre el que Orostron ejercía su pequeño mando. Como Torkalee, su misión era fotografiar, grabar e informar los progresos a la nave madre. El pequeño módulo explorador no tenía lugar para especímenes o pasajeros. Si se hiciera contacto con los habitantes de este mundo, la S9000 acudiría inmediatamente. No habría tiempo para negociar. Si hubiera algún problema, el rescate sería por la fuerza y las explicaciones podrían llegar después.</em></p> <p align="justify"><em>La arruinada región que yacía debajo estaba bañada por una imponente y vacilante luz, ya que un despliegue crepuscular descargaba su furia sobre la mitad del mundo. Pero la imagen de la pantalla de visión era independiente de la luz exterior y mostraba claramente un campo de rocas estériles que parecían no haber conocido nunca alguna forma de vida. Presumiblemente este desierto debía terminarse en algún lugar. Orostron aumentó la velocidad hasta el valor más alto que podía arriesgar en una atmósfera tan densa. </em></p> <p align="justify"><em>La máquina huyó a través de la tormenta y ahora el desierto comenzó a trepar hasta el cielo. Delante yacía una gran cordillera, perdidos sus picos en las nubes cargadas de humo. Orostron dirigió las antenas hacia el horizonte y la línea montañosa pareció de golpe muy cercana y amenazadora en la pantalla de visión. Comenzó a ascender rápidamente. Era difícil imaginarse un terreno menos prometedor para encontrar civilización, y se preguntó si no sería prudente cambiar de curso. Decidió que no. Cinco minutos más tarde tuvo su recompensa. </em></p> <p align="justify"><em>Algunas millas debajo yacía una montaña decapitada, su cúspide completamente cortada por alguna tremenda hazaña ingenieril. Por encima de la roca y a horcajadas sobre la meseta artificial había una intrincada estructura de barrotes metálicos soportando masas de maquinarias. Orostron detuvo su nave y descendió en espiral hacia la montaña. </em></p> <p align="justify"><em>La leve interferencia producida por el efecto Doppler ya se había desvanecido y la imagen se recortaba claramente sobre la pantalla. El reticulado sostenía algunas hileras de grandes espejos metálicos que apuntaban al cielo, formando un ángulo de cuarenta y cinco grados con la horizontal. Eran levemente cóncavos y cada uno poseía en su foco un complicado mecanismo. Parecía haber algo impresionante y significativo en esta formación; cada espejo apuntaba precisamente al mismo lugar del cielo... o más allá. </em></p> <p align="justify"><em>Orostron se dirigió a sus colegas. </em></p> <p align="justify"><em>—Me parece que es una especie de observatorio —dijo—. ¿Has visto alguna vez algo como eso? Klarten, una criatura multitentaculada y trípeda, proveniente de un racimo globular del borde de la Vía Láctea, tenía una teoría diferente. </em></p> <p align="justify"><em>—Ese es un equipo de comunicación. Aquellos reflectores son para enfocar rayos electromagnéticos. Ya he visto antes el mismo tipo de instalaciones en un centenar de mundos. Incluso podría ser la estación que recogió Kulath..., pese a que es bastante improbable, porque los rayos serían demasiado estrechos para espejos de ese tamaño. </em></p> <p align="justify"><em>—Eso explicaría el hecho de que Rugon no pudiera detectar radiación antes de que aterrizáramos —agregó Hansur II, uno de los mellizos provenientes del planeta Thargon. </em></p> <p align="justify"><em>Orostron no estaba de acuerdo en absoluto. </em></p> <p align="justify"><em>—Si aquello es una estación de radio, debe haber sido construida para comunicación interplanetaria. Miren la forma en que están orientados los espejos. No creo que haya podido cruzar el espacio una raza que ha conocido la radiocomunicación sólo dos siglos antes. A mi pueblo le llevó seis mil años. </em></p> <p align="justify"><em>—Nosotros lo conseguimos en tres —dijo Hansur II con indiferencia, hablando unos pocos segundos antes que su gemelo. Antes que la inevitable discusión pudiera desplegarse, Klarten comenzó a mover los tentáculos excitadamente. Mientras los otros hablaban, él había encendido el monitor automático. </em></p> <p align="justify"><em>—¡Aquí está! ¡Escuchen! </em></p> <p align="justify"><em>Movió una perilla y el pequeño cuarto se llenó con un sonido bronco y quejoso, que cambiaba de altura continuamente, reteniendo, sin embargo, ciertas características que eran difíciles de definir. </em></p> <p align="justify"><em>Los cuatro exploradores escucharon con atención durante un minuto; luego Orostron dijo: </em></p> <p align="justify"><em>—¡Seguro que esa no es ninguna forma de lenguaje ¡Ninguna criatura puede producir sonidos con tanta rapidez! Hansur I había llegado ala misma conclusión. </em></p> <p align="justify"><em>—Eso es un programa de televisión. ¿No crees así, Klarten? Los otros estaban de acuerdo. </em></p> <p align="justify"><em>—Sí, y cada uno de esos espejos parecen estar emitiendo un programa diferente. Me pregunto a dónde irán. Si estoy en lo cierto, uno de los otros planetas del sistema debe estar en la línea de esos rayos. Podemos verificarlo inmediatamente. </em></p> <p align="justify"><em>Orostron llamó a la S9000 e informó del descubrimiento. Tanto Rugon como Alveron estaban muy excitados e hicieron una rápida verificación de los registros astronómicos. </em></p> <p align="justify"><em>El resultado fue sorprendente... y desalentador. Ninguno de los otros nueve planetas se encontraba a lo largo de la línea de transmisión. </em></p> <p align="justify"><em>Los inmensos espejos parecían apuntar ciegamente hacia el espacio. </em></p> <p align="justify"><em>Sólo una conclusión se podía sacar, y Klarten fue el primero en proclamarla. </em></p> <p align="justify"><em>—Tuvieron comunicación interplanetaria —dijo—. Pero ahora la estación debe estar desierta y los transmisores sin control. No fueron desconectados y ahora apuntan al mismo lugar que cuando los abandonaron. </em></p> <p align="justify"><em>—Bueno, lo averiguaremos pronto —dijo Orostron—. Voy a aterrizar. </em></p> <p align="justify"><em>Lentamente llevó la máquina hacia los grandes espejos metálicos y los sobrepasó, hasta que se detuvo sobre la roca. Cien yardas más allá, un blanco edificio de piedra serpenteaba bajo la masa de las vigas de acero. No tenía ventanas, pero había varias puertas en la pared, unas frente a otras. </em></p> <p align="justify"><em>Orostron observó a sus compañeros trepar a sus trajes protectores y deseó poder seguirlos. Pero alguien debía permanecer en la máquina para mantenerse en contacto con la nave madre. Esas fueron las instrucciones de Alveron, y eran muy prudentes. Uno nunca sabía lo que podría suceder en un mundo que era explorado por primera vez, y especialmente bajo condiciones como éstas. </em></p> <p align="justify"><em>Con suma cautela, los exploradores salieron de la compuerta hermética y ajustaron el campo antigravitatorio de sus trajes. Entonces, cada uno con el medio de locomoción propio de su raza, la pequeña partida avanzó hacia el edificio, los gemelos Hansur delante y Klarten siguiéndoles de cerca. Su control de gravedad parecía tener problemas porque, repentinamente, se cayó al suelo, para diversión de sus colegas. Orostron les vio detenerse unos instantes frente a la puerta más cercana; ésta se abrió lentamente y les perdió de vista. </em></p> <p align="justify"><em>Así esperó Orostron, todo lo pacientemente que pudo, mientras la tormenta crecía a su alrededor y en el cielo la luz de la aurora se hacía aún más brillante. A las horas convenidas llamó a la nave madre y recibió breves instrucciones de Rugon. Se preguntó cómo le iría a Torkalee en la otra mitad del planeta, pero no pudo contactar con él a través de los estallidos y los truenos de la interferencia solar. </em></p> <p align="justify"><em>Klarten y los Hansur no tardaron en descubrir que sus teorías eran correctas. El edificio era una estación de radio y estaba totalmente desierto. Consistía en una sala tremendamente grande, con unas pocas oficinas pequeñas que convergían hacia ella. En la estancia principal se extendían, fila tras fila, equipos eléctricos; las luces centelleaban y pestañeaban en cientos de paneles de control y un brillo opaco llegaba de los elementos de una gran avenida de tubos de vacío. </em></p> <p align="justify"><em>Pero Klarten no estaba impresionado. El primer equipo de radio que construyera su raza estaba ya fosilizado en estratos de mil millones de años de antigüedad. El Hombre, que había poseído máquinas eléctricas durante unos pocos siglos, no podía competir con aquellos que las conocieron durante la mitad de la vida de la Tierra. </em></p> <p align="justify"><em>No obstante, el grupo mantuvo sus grabadores en funcionamiento mientras exploraban el edificio. Había aún un problema a resolver. La estación desierta estaba transmitiendo programas, pero, ¿de dónde venían? El tablero central fue localizado en seguida. Estaba diseñado para que manejara veintenas de programas al mismo tiempo, pero la fuente de estos programas se perdía en un laberinto de cables que desaparecían bajo la tierra. Allá, en la S9000, Rugon trataba de analizar las transmisiones y quizá sus investigadores le revelaran su origen. Era imposible seguir el rastro de cables que podrían atravesar continentes. </em></p> <p align="justify"><em>El grupo no perdió mucho tiempo en la desierta estación. No había nada que pudiera aprender de ella, y estaban buscando vida más que información científica. Minutos más tarde, la pequeña nave se elevó suavemente de la meseta y se dirigió hacia las llanuras que debían existir detrás de las montañas. Les quedaban menos de tres horas. </em></p> <p align="justify"><em>Mientras el conjunto de enigmáticos espejos se perdía de vista, Orostron tuvo una idea repentina. ¿Era su imaginación, o todos se habían movido describiendo un pequeño ángulo, como si todavía compensaran la rotación de la Tierra? No podía estar seguro y abandonó el asunto sin darle importancia. Eso sólo significaba que el mecanismo director funcionaba aún, después de tanto tiempo. </em></p> <p align="justify"><em>Quince minutos después descubrieron la ciudad. Era una metrópoli grande y extensa, construida alrededor de un río que había desaparecido dejando una deforme cicatriz que se revolvía entre los grandes edificios y bajo puentes que ahora parecían muy fuera de lugar. </em></p> <p align="justify"><em>Aun desde el aire, la ciudad estaba desierta. Pero sólo quedaban dos horas y media… no había tiempo para una exploración cuidadosa. Orostron tomó una decisión y aterrizó cerca de la estructura más fuerte que pudo ver. Parecía razonable suponer que algunas criaturas hubieran procurado refugio en los edificios más fuertes, donde estarían seguros hasta el final definitivo. </em></p> <p align="justify"><em>Las cavernas más profundas (el mismo corazón del planeta), no ofrecerían protección cuando llegara el cataclismo final. Aun si esta raza hubiera alcanzado los planetas exteriores, su sentencia sería diferida en las pocas horas que los voraces frentes de onda tardaran en atravesar el Sistema Solar. </em></p> <p align="justify"><em>Orostron no podía saber que la ciudad no había estado desierta por unos días o semanas, sino por más de un siglo. Porque la cultura de las ciudades, que había sobrevivido a tantas civilizaciones, había sido finalmente sentenciada cuando el helicóptero trajo transporte universal. En pocas generaciones, las grandes masas de la especie humana, sabiendo que podían alcanzar cualquier parte del globo en cosa de horas, habían vuelto a los campos y bosques que siempre añoraron. La nueva civilización tenía máquinas y recursos que las tempranas generaciones nunca habían soñado, pero era esencialmente rural, y ya no estaba unida a las conejeras de acero y cemento que habían dominado los siglos anteriores. Tales ciudades permanecían como centros de investigación, administración y diversión; a otras se las había dejado caer, donde era mucho problema destruirlas. Pero las ciudades fundadas en el vapor, el hierro y el transporte de superficie habían pasado con las industrias que las habían alimentado. </em></p> <p align="justify"><em>Y así, mientras Orostron esperaba en el módulo, sus colegas corrían a lo largo de corredores vacíos y salones desiertos, tomando innumerables fotografías, pero sin aprender nada de las criaturas que habían utilizado estos edificios. Había bibliotecas, salas de reuniones, salas de consejo, miles de oficinas...; todas estaban vacías y sepultadas en el polvo. Si no hubieran visto la estación de radio en su ciudadela de montaña, los exploradores podrían muy bien haber creído que este inundo no había conocido vida durante siglos. </em></p> <p align="justify"><em>Durante los largos minutos de espera, Orostron trato de imaginar hacia dónde había desaparecido esta raza. Quizá, sabiendo que era imposible escapar, se habían matado entre ellos, quizá habían construido grandes refugios en las entrañas del planeta y quizá ahora millones estaban agachados a sus pies, esperando el fin. Comenzó a temer que nunca lo sabría. </em></p> <p align="justify"><em>Fue casi un alivio cuando al fin tuvo que dar la orden de regreso. Pronto sabría si el grupo de Torkalee había sido más afortunado. Y estaba ansioso por Volver a la nave madre, porque mientras pasaban los minutos, el suspense se había vuelto más y más agudo. En su mente siempre hubo una pregunta: ¿Y qué si los astrónomos de Kulath habían cometido un error? Comentaría a sentirse feliz cuando las paredes de la S9000 estuvieran rodeándole. Sería aún más feliz cuando estuvieran en el espacio exterior, y este horrible sol se encogiera lejos de la popa. </em></p> <p align="justify"><em>Tan pronto como sus colegas entraron en la compuerta, Orostron lanzó su pequeña máquina hacia el cielo, y dispuso los controles para volar a casa, a la S9000. Luego se dirigió a sus amigos. </em></p> <p align="justify"><em>—Bueno, ¿qué han encontrado? —preguntó. </em></p> <p align="justify"><em>Klarten extrajo un gran rollo de lienzo y lo extendió en el suelo. </em></p> <p align="justify"><em>—Así es como eran —dijo quedamente—. Bípedos, aun sólo dos brazos. Parecen habérselas arreglado bien, pese a esa desventaja. Sólo dos ojos, salvo que haya otros en la parte de atrás. Tuvimos suerte de encontrar esto; es casi lo único que dejaron atrás. </em></p> <p align="justify"><em>El viejo óleo dirigió una pétrea mirada a las tres saturas que le observaban tan atentamente. Por esas ironías del destino, su absoluta falta de valor le había salvado del olvido. Cuando la ciudad fue evacuada, nadie se molestó en mover a Alderman John Richards, 1909—1974. Había estado acumulando polvo durante un siglo y medio, mientras muy lejos de las antiguas ciudades, la nueva civilización se había elevado a alturas que culturas anteriores jamás habían conocido. </em></p> <p align="justify"><em>—Eso es casi todo lo que encontramos —dijo Klarten—. La ciudad debe haber estado desierta durante años. Me temo que nuestra expedición ha sido un fracaso. Si en este mundo hay criaturas vivientes, se han escondido demasiado bien como para encontrarlas. </em></p> <p align="justify"><em>Su comandante se sentía forzado a asentir con él. </em></p> <p align="justify"><em>—Era una tarea casi imposible —dijo—. Si hubiéramos tenido semanas en vez de horas, podríamos haber tenido éxito. Por todo lo que sabemos, podrían haber construido refugios incluso bajo el mar. Nadie parece haberlo pensado. </em></p> <p align="justify"><em>Echó un vistazo a los indicadores y corrigió la dirección. </em></p> <p align="justify"><em>—Estaremos allá en cinco minutos. Alveron parece moverse un poco rápido. Me pregunto si Torkalee ha encontrado algo. </em></p> <p align="justify"><em>La S9000 estaba flotando a pocas millas sobre la orilla de un ardiente continente, cuando Orostron llegó a ella. La línea de peligro estaba a treinta minutos y no había tiempo que perder. </em></p> <p align="justify"><em>Hábilmente maniobró la pequeña nave hasta meterla en su tubo de lanzamiento, y el grupo salió de la compuerta hermética. </em></p> <p align="justify"><em>Había una pequeña multitud aguardándoles. Eso era de esperar, pero Orostron pudo notar inmediatamente que lo que había llevado a sus amigos hasta allí era algo más que curiosidad. Aún antes de que pronunciara una palabra, supo que algo andaba mal. </em></p> <p align="justify"><em>—Torkalee no ha vuelto. Perdió a su grupo y nosotros iremos al rescate. Venga al cuarto de control inmediatamente.</em></p> <p align="justify"><em>Desde el principio Torkalee fue más afortunado que Orostron. Había seguido la zona del crepúsculo, manteniéndose alejado del intolerable resplandor solar, hasta que llegó a las costas de un mar interior. Era un mar muy reciente, una de las últimas obras del hombre, ya que la región que cubría había estado desierta hacía menos de un siglo. En pocas horas estaría desierta nuevamente, porque el agua estaba hirviendo y nubes de vapor se elevaban hasta los cielos. Pero ellas no podían ocultar la belleza de la gran ciudad blanca que dominaba ese mar desprovisto de mareas. </em></p> <p align="justify"><em>Aún había máquinas voladoras estacionadas en gran número alrededor del cuadrado sobre el que aterrizó Torkalee. Eran desalentadoramente primitivas, pero preciosamente terminadas, y se sostenían con hélices rotatorias. No había signos de vida en ninguna parte, pero el lugar daba la impresión de que sus habitantes no estaban muy lejos. En algunas ventanas se veían brillar luces. </em></p> <p align="justify"><em>Los tres compañeros de Torkalee no perdieron tiempo en abandonar la máquina. El líder del grupo, por mayoría de rango y de raza, era T'sinadree, quien al igual que el mismo Alveron, había nacido en uno de los antiguos planetas de los soles centrales. </em></p> <p align="justify"><em>Luego Alarkane, de una de las razas más jóvenes del Universo, lo que le producía un perverso orgullo. El último era uno de los extraños seres del sistema Palador. No tenía nombre, como todos los de su género, porque no tenía identidad propia siendo sólo una móvil pero dependiente célula de la conciencia de su raza. Pese a que hacía ya tiempo que él y sus compañeros habían sido diseminados por toda la Galaxia en la exploración de incontables mundos, algún vínculo aún desconocido los unía tan inexorablemente como las células de un cuerpo humano. </em></p> <p align="justify"><em>Cuando hablaba una criatura de Palador, el pronombre que usaba era siempre «nosotros». No había, ni tampoco podría haber nunca, ninguna primera persona del singular en el idioma de Palador. </em></p> <p align="justify"><em>Las grandes puertas del espléndido edificio obstaculizaron a los exploradores, pese a que cualquier niño humano hubiera conocido su secreto. T'sinadree no perdió el tiempo en ellas, pero llamó a Torkalee con su transmisor personal. Luego, los tres se hicieron rápidamente a un lado mientras su comandante maniobraba la máquina hasta la mejor posición. Hubo un breve estallido de llamas intolerables; el acero macizo vaciló una vez, al borde del espectro visible, y desapareció. Las piedras aún brillaban cuando la ansiosa partida entró en el edificio, los rayos de sus proyectores luminosos formando un abanico delante de ellos. </em></p> <p align="justify"><em>Las antorchas no eran necesarias. Enfrente tenían una gran sala que brillaba bajo la luz proveniente de hileras de tubos a lo largo del cielo raso. De los dos lados, la sala se abría hacia largos corredores y justo enfrente de ellos una sólida escalinata conducía majestuosamente a los pisos superiores. </em></p> <p align="justify"><em>T'sinadree dudó por un momento. Entonces, como cualquier camino era tan bueno como el otro, condujo a sus compañeros por el primer corredor. </em></p> <p align="justify"><em>El sentimiento de que cerca había vida era ahora muy fuerte. Parecía que en cualquier momento se enfrentaría con criaturas de este mundo. Si mostraran hostilidad (y realmente en muy poco se les podría culpar si lo hicieran), los paralizadores serían usados inmediatamente. </em></p> <p align="justify"><em>La tensión era muy grande cuando el grupo entró en el primer cuarto y sólo se relajó cuando vieron que no contenía nada excepto máquinas... fila tras fila de ellas, ahora quietas y silenciosas. Alineados en el inmenso cuarto había miles de archivos metálicos, formando, hasta donde llegaba la vista, una pared continua. Y eso era todo; no había muebles, nada, excepto los gabinetes y las misteriosas máquinas. </em></p> <p align="justify"><em>Alarkane, siempre el más rápido de los tres, ya estaba examinando los archivos. Cada uno contenía miles de hojas de un material fuerte y delgado, perforadas con innumerables ranuras y agujeros. El Paladorio se apropió de una de las tarjetas, y Alarkane grabó toda la escena con algunos primeros planos de las máquinas. Después marcharon. La gran sala, que había sido una de las maravillas del mundo, no significaba nada para ellos. Ningún ojo viviente podría volver a ver esa maravillosa batería de cuasihumanos analizadores Hollerith, y los cinco mil millones de tarjetas perforadas conteniendo todo lo que pudo grabarse de cada hombre, mujer y niño del planeta. </em></p> <p align="justify"><em>Era claro que este edificio había sido recientemente utilizado. Con creciente excitación, los exploradores se apresuraron a entrar en el próximo cuarto. Encontraron que éste era una enorme biblioteca, porque millones de libros yacían a su alrededor sobre miles y miles de anaqueles. Aquí pese a que los exploradores no podían saberlo, estaban los registros de todas las leyes por las que el Hombre había pasado, y todos los discursos que habían sido pronunciados en sus cámaras de consejo. </em></p> <p align="justify"><em>T'sinadree estaba decidiendo su plan de acción cuando Alarkane atrajo su atención sobre un grupo de anaqueles que distaban cien yardas. A diferencia de los otros, estaba medio vacío. A su alrededor había libros formando un desordenado montón en el piso, como tirados por alguien en una frenética prisa. Los signos eran inconfundibles. No hacía mucho tiempo, otras criaturas habían seguido este camino. Leves huellas de ruedas sobre el suelo eran claramente visibles para el agudo sentido de Alarkane, pese a que los otros no podían ver nada. Alarkane podía incluso detectar las pisadas, pero al no saber nada de las criaturas que las producían, no podía decir en qué dirección iban. </em></p> <p align="justify"><em>El sentimiento de proximidad era ahora más fuerte que nunca, pero era una proximidad en el tiempo, no en el espacio. Alarkane expresó las ideas del grupo. </em></p> <p align="justify"><em>—Estos libros deben haber sido valiosos, y alguien ha venido a rescatarlos... casi como un pensamiento tardío, creo. Eso significa que debe haber un lugar de refugio, posiblemente no muy lejos. Quizá podamos encontrar otras claves que nos conduzcan hasta él. </em></p> <p align="justify"><em>T'sinadree asintió; el Paladorio no estaba tan entusiasmado. </em></p> <p align="justify"><em>—Puede ser así —dijo—, pero el refugio puede estar en cualquier parte del planeta, y sólo nos quedan dos horas. No perdamos más tiempo si deseamos rescatar a esta gente. </em></p> <p align="justify"><em>El grupo se precipitó una vez más hacia adelante, parando sólo para recoger unos pocos libros que podrían ser de utilidad a los científicos de la Base... pese a que dudaba que alguna vez pudieran traducirse. Pronto descubrieron que el edificio se componía de pequeñas habitaciones exhibiendo todas ellas señales de ocupación reciente. La mayoría de ellas estaban equipadas y limpias, pero una o dos eran casi todo lo contrario. Los exploradores se sintieron particularmente sorprendidos por una habitación (que sin duda era algún tipo de oficina), que parecía haber sido completamente arruinada. El piso estaba cubierto de papeles, los muebles habían sido destrozados, y a través de las ventanas se filtraba humo de los fuegos de afuera. </em></p> <p align="justify"><em>T'sinadree se alarmó bastante. </em></p> <p align="justify"><em>—¡Seguro que ningún animal peligroso pudo haber entrado en un lugar como éste! — exclamó, jugueteando nerviosamente con su paralizador. </em></p> <p align="justify"><em>Alarkane no contestó. Comenzó a producir ese extraño sonido al que su raza llamaba «risa». Pasaron varios minutos hasta que pudo explicar qué era lo que le había causado gracia. </em></p> <p align="justify"><em>—No creo que esto lo haya hecho ningún animal —dijo—. En realidad, la explicación es muy simple. Suponte que «tú» has estado trabajando toda tu vida en esta habitación, tratando con interminables documentos, año tras año. Y de golpe, te dicen que no la verás nunca más, que tu trabajo ha terminado, y que puedes irte para siempre. Más que eso… que nadie vendrá detrás de ti. Todo ha terminado. ¿Cómo te irías, T'sinadree? El otro pensó unos instantes. </em></p> <p align="justify"><em>—Bueno, supongo que pondría las cosas en orden y me iría. Eso es lo que parece haber sucedido en todos los otros cuartos. </em></p> <p align="justify"><em>Alarkane se rió otra vez. </em></p> <p align="justify"><em>—Seguro que lo harías. Pero algunos individuos tienen una psicología diferente. Creo que me habría gustado la criatura que usaba esta habitación. </em></p> <p align="justify"><em>No se explicó más detalladamente, y sus dos colegas pensaron en sus palabras durante un rato, hasta que abandonaron el tema. </em></p> <p align="justify"><em>Cuando Torkalee dio la orden de regreso fue como un choque. Habían reunido una gran cantidad de información, pero no habían encontrado ninguna clave que les pudiera conducir a los perdidos habitantes de este mundo. Aquel problema seguía siendo tan frustrante como antes y ahora parecía que nunca sería resuelto. Sólo quedaban cuarenta minutos hasta que partiera la S9000. </em></p> <p align="justify"><em>Estaban a mitad de camino de regreso al módulo cuando vieron el pasillo semicircular que conducía a las profundidades del edificio. Su estilo arquitectónico era bastante diferente del utilizado en los demás lugares, y su piso suavemente inclinado era una atracción irresistible para criaturas cuyas numerosas patas ya se habían cansado de las escaleras de mármol que sólo los bípedos podrían haber construido en tal profusión. T'sinadree era el que más había sufrido, porque él empleaba doce patas normalmente y podía utilizar veinte cuando estaba apurado, pese a que ninguno le había visto hacer esta maravilla. </em></p> <p align="justify"><em>El grupo se quedó inmóvil, mirando el pasillo con un único pensamiento. ¡Un túnel que conducía hacia las profundidades de la Tierra! Al final de esto, aún podrían encontrar gente de este mundo y rescatar a algunos de ellos de su destino. Porque todavía había tiempo para llamar a la nave madre, en caso de necesidad. </em></p> <p align="justify"><em>T'sinadree hizo una señal a su comandante, y Torkalee colocó la máquina inmediatamente sobre sus cabezas. No habría tiempo para que el grupo volviera a seguir sus huellas a través del laberinto de pasillos, tan meticulosamente grabado en la mente del Paladorio que no había ninguna posibilidad de perderse. Si se necesitara rapidez, Torkalee podría abrirse paso taladrando la docena de pisos de encima de sus cabezas. En cualquier caso, no tardaría mucho en averiguar qué había al final del pasillo. </em></p> <p align="justify"><em>Sólo necesitó treinta segundos. El túnel terminaba casi abruptamente en una muy curiosa estancia cilíndrica, que a lo largo de las paredes tenía asientos magníficamente acolchados. No había otra salida excepto aquella por la que habían llegado, y pasaron algunos segundos antes de que la finalidad de la cámara se aclarara en la mente de Alarkane. Es una pena, pensó, nunca tendría tiempo para utilizarla. La idea fue interrumpida de golpe por un grito de T'sinadree. Alarkane se volvió de plano y vio que la entrada se había cerrado silenciosamente detrás de ellos. </em></p> <p align="justify"><em>Aun en aquel primer momento de pánico, Alarkane se encontró pensando con algo de admiración: ¡Quienesquiera que fuesen, sabían cómo construir mecanismos automáticos! El Paladorio fue el primero en hablar. Balanceó uno de sus tentáculos en dirección de los asientos. </em></p> <p align="justify"><em>—Creemos que sería mejor que nos sentáramos —dijo. La mente «múltiples» del Paladorio ya había analizado la situación, y sabía lo que vendría. </em></p> <p align="justify"><em>No tuvieron que esperar mucho antes de que un zumbido de alta frecuencia llegara de una rejilla de arriba, y por última vez en la historia una voz humana, aunque inanimada, fue escuchada en la Tierra. Las palabras no tenían sentido, pese a que los atrapados exploradores pudieron adivinar su mensaje en forma bastante clara. </em></p> <p align="justify"><em>—Elijan sus estaciones, por favor, y tomen asiento. </em></p> <p align="justify"><em>Simultáneamente, en un lado del compartimiento, se encendió un panel mural. Allí había un simple mapa que consistía en una serie de una docena de círculos interconectados por una línea. Cada uno de los círculos tenía una inscripción al lado, y debajo de ella había dos botones de diferentes colores. </em></p> <p align="justify"><em>Alarkane miró inquisidoramente a su superior. </em></p> <p align="justify"><em>—No los toques —dijo T'sinadree—. Si dejamos que los controles actúen solos, quizá las puertas se abran de nuevo. </em></p> <p align="justify"><em>Estaba equivocado. Los ingenieros que habían diseñado el subterráneo automático habían supuesto que cualquiera que entrase en él quería, naturalmente, ir a algún lugar. Si ellos no elegían alguna estación intermedia, su destino sólo podría ser la terminal de la línea. </em></p> <p align="justify"><em>Hubo otra pausa mientras los relevadores y thyratrones esperaban las órdenes a seguir. En esos treinta segundos, si hubieran sabido qué hacer, el grupo podría haber abierto las puertas y abandonado el subterráneo. Pero no lo sabían, y las máquinas, preparadas para una psicología humana, actuaron por ellos. </em></p> <p align="justify"><em>El oleaje de aceleración no fui muy grande; el excesivo almohadillado era un lujo, no una necesidad. Sólo una vibración casi imperceptible habló de la velocidad a la que viajaban a través de las entrañas de la Tierra, en un viaje cuya duración no podían siquiera adivinar. Y en treinta minutos, la S9000 abandonaría el Sistema Solar. </em></p> <p align="justify"><em>Sobre la veloz máquina hubo un largo silencio. T'sinadree y Alarkane pensaban rápidamente. Lo mismo hacía el Paladorio, aunque de una manera diferente. El concepto de muerte personal no tenía sentido para él, porque la destrucción de una sola unidad para la mente colectiva no significaba más que la pérdida de un cortauñas para un hombre. Pero podía, aunque con gran dificultad, apreciar la condición de las inteligencias individuales como las de Alarkane y T'sinadree, y estaba ansioso por ayudarles, si era posible. </em></p> <p align="justify"><em>Alarkane había logrado ponerse en contacto con Torkalee con su transmisor personal, pese a que la señal era muy débil y parecía desaparecer rápidamente. En poco tiempo explicó la situación, y casi inmediatamente las señales se hicieron más claras. Torkalee estaba siguiendo el rastro de la máquina, volando sobre la tierra bajo la cual se apresuraban hacia su destino desconocido. Aquella fue la primera indicación que tuvieron del hecho de que estaban viajando a casi mil millas por hora, y muy poco después de eso, Torkalee pudo comunicarles la aún más destructora noticia de que se aproximaban rápidamente hacia el mar. Mientras estuvieran bajo el continente, había una esperanza, aunque tenue, de que pudieran detener la máquina y escapar. Pero bajo el océano..., ni todos los cerebros y maquinarias de la nave madre podrían salvarlos. Nadie podría haber proyectado una trampa más perfecta. </em></p> <p align="justify"><em>T'sinadree había estado examinando el mapa con gran atención. Su significado era obvio y, a lo largo de la línea que conectaba los círculos, se arrastraba una manchita luminosa. Ya estaba a la mitad de camino de la primera de las estaciones marcadas. </em></p> <p align="justify"><em>—Voy a apretar uno de estos botones —dijo al fin T'sinadree—. No hará ningún daño, y podríamos aprender algo. </em></p> <p align="justify"><em>—Estoy de acuerdo. ¿Cuál probarás primero? —Hay sólo dos tipos, y no tendrá importancia si primero probamos el tipo equivocado. Supongo que uno es para hacer arrancar la máquina y el otro para detenerla. </em></p> <p align="justify"><em>Alarkane no tenía grandes esperanzas. </em></p> <p align="justify"><em>—Arrancó sin apretar ningún botón —dijo—. Creo que es completamente automático y que no lo podemos controlar desde aquí de ninguna manera. </em></p> <p align="justify"><em>T'sinadree no podía aceptar esa idea. </em></p> <p align="justify"><em>—Estos botones están claramente asociados con las estaciones, y no tiene ningún sentido tenerlos si no los puedes usar para detenerte. La única pregunta es: ¿cuál es el correcto? Su análisis era perfectamente válido. La máquina podía ser detenida en cualquier estación intermedia. Habían estado en marcha sólo treinta minutos, y ahora podían irse, no se produciría ningún daño. Fue mala suerte que la primera elección de T'sinadree fuera el botón equivocado. </em></p> <p align="justify"><em>La lucecita del mapa se arrastró lentamente a través del círculo iluminado sin modificar su velocidad. Y al mismo tiempo Torkalee llamó desde la nave, en la superficie. </em></p> <p align="justify"><em>—Acaban de pasar bajo una ciudad y se están dirigiendo mar afuera. No podrá haber otra parada hasta dentro de unas mil millas.</em></p> <p align="justify"><em>Alveron había abandonado toda esperanza de encontrar vida sobre este mundo. La S9000 había vagado por la mitad del planeta, sin permanecer nunca mucho sobre un lugar, descendiendo una y otra vez en un esfuerzo por llamar la atención. No había habido respuesta; la Tierra parecía completamente muerta. Si alguno de sus habitantes estaba aún vivo, pensaba Alveron, se debía haber escondido en las profundidades adonde no podría alcanzarles ninguna ayuda, pese a que la sentencia sería igualmente indudable. </em></p> <p align="justify"><em>Rugon trajo noticias del desastre. La gran nave cesó su infructuosa búsqueda y voló nuevamente a través de la tormenta hacia el océano sobre el cual el pequeño módulo de Torkalee todavía seguía la pista de la máquina enterrada. </em></p> <p align="justify"><em>La escena era verdaderamente terrorífica. Desde que nació la Tierra no había habido mares como éste. Montañas de agua corrían ante la tormenta que ahora había alcanzado velocidades de muchos cientos de millas por hora. Aun a esta distancia del continente, el aire estaba lleno de escombros voladores: árboles, fragmentos de casas, hojas de metal, cualquier cosa que no hubiera sido atada al suelo. Ninguna máquina aerosustentada podría haber vivido ni un momento en tal temporal. Y una y otra vez, aun el rugir del viento era ahogado cuando las vastas montañas de agua chocaban entre sí con un estampido que parecía sacudir el firmamento. </em></p> <p align="justify"><em>Afortunadamente, todavía no había habido serios terremotos. Muy por debajo del lecho oceánico, la magnífica obra de ingeniería que había sido el subterráneo hermético privado del Presidente Mundial, aún funcionaba perfectamente, sin ser afectada por el tumulto y la destrucción de arriba. Seguiría funcionando hasta el último minuto de existencia de la Tierra, que, si los astrónomos tenían razón, no distaba mucho más de quince minutos… aunque Alveron hubiera dado mucho por saber exactamente cuánto más. Pasaría cerca de una hora antes de que el atrapado grupo pudiera alcanzar un continente, y al menos la más leve esperanza de rescate. </em></p> <p align="justify"><em>Las instrucciones de Alveron habían sido precisas, aunque aun sin ellas, ellos nunca habrían soñado con asumir ningún riesgo con la gran máquina que había sido confiada a su cuidado. Si hubiera sido humana la decisión de abandonar a los atrapados miembros de su tripulación, habría sido desesperadamente difícil. Pero provenía de una raza mucho más sensible que el Hombre, una raza que amaba tanto las cosas del espíritu que hacía ya tiempo, y con infinita repugnancia, había asumido el control del Universo porque era la única manera de estar seguro de que se haría justicia. Alveron necesitaría todas sus dotes sobrehumanas para sostenerlo durante las próximas horas. </em></p> <p align="justify"><em>Mientras tanto, a una milla bajo el lecho oceánico, Alarkane y T'sinadree estaban realmente muy atareados con sus comunicadores privados. Quince minutos no es un período muy largo como para arreglar los asuntos de toda una vida. Es, en realidad, lo suficientemente largo como para dictar más de un puñado de esos mensajes de despedida, que en tales momentos son mucho más importantes que todos los demás asuntos. </em></p> <p align="justify"><em>Durante todo el tiempo, el Paladorio había permanecido silencioso e inmóvil, sin decir una palabra. Los otros dos, resignados a su destino y absorbidos por sus problemas personales, no habían pensado en él. Se sorprendieron cuando súbitamente comenzó a dirigirse a ellos con su peculiar y desapasionada voz. </em></p> <p align="justify"><em>—Percibimos que están haciendo ciertos arreglos concernientes a su anticipada destrucción. Eso probablemente será innecesario. El capitán Alveron espera rescatarnos si podemos detener esta máquina cuando lleguemos de nuevo a tierra. </em></p> <p align="justify"><em>Tanto T'sinadree como Alarkane estaban demasiado sorprendidos como para decir algo. Luego el último dijo con voz entrecortada: </em></p> <p align="justify"><em>—¿Cómo lo supiste? </em></p> <p align="justify"><em>Era una pregunta tonta, porque inmediatamente recordó que había varios Paladorios (si uno pudiera usar esta expresión) a bordo de la S9000, y en consecuencia, su compañero sabía todo lo que estaba sucediendo en la nave madre. Por eso no esperó respuesta y continuó: </em></p> <p align="justify"><em>—¡Alveron no puede hacer eso! ¡No se atreverá a tomar tal riesgo! —No habrá ningún riesgo —dijo el Paladorio—. Le hemos dicho lo que tiene que hacer. Realmente, es muy simple. </em></p> <p align="justify"><em>Alarkane y T'sinadree miraron a su compañero con un sentimiento cercano al pavor, dándose cuenta de lo que podía haber sucedido. En momentos de crisis, las unidades individuales que formaban la mente Paladoria podían unirse en una organización no menos estrecha que la de cualquier cerebro físico. En tales momentos formaban un intelecto más poderoso que cualquier otro del Universo. Todos los problemas ordinarios podían resolverse por unos pocos cientos o miles de unidades. Muy raramente, se necesitarían millones, Y en dos ocasiones históricas los billones de células de toda la conciencia Paladoria se habían unido en una sola para enfrentarse con situaciones de peligro que amenazaban a la raza. La mente de Palador era uno de los más grandes recursos mentales del Universo; su fuerza completa rara vez era requerida, pero el conocimiento de que ésta se podía obtener era sumamente confortante para las otras razas. Alarkane se preguntó cuántas células se habrían coordinado para atender esta particular emergencia. También se preguntó cómo había llamado su atención un incidente tan trivial. </em></p> <p align="justify"><em>Pero nunca sabría la respuesta a esa pregunta, aunque podría haberla adivinado si hubiera sabido que la terriblemente remota mente Paladoria poseía una casi humana traza de vanidad. Hacía mucho, Alarkane había escrito un libro tratando de probar que eventualmente todas las razas inteligentes sacrificarían la conciencia individual y que un día sólo existirían en el Universo mentes-grupales. Palador, había dicho, era el primero de esos intelectos definitivos, y la vasta y dispersa mente no había sido contrariada. </em></p> <p align="justify"><em>No tenían tiempo para hacer más preguntas antes de que Alveron en persona comenzara a hablar a través de sus sistemas de comunicación. </em></p> <p align="justify"><em>—¡Alveron llamando! Permaneceremos en este planeta hasta que las ondas de la detonación lo alcancen, y así les podremos rescatar. Se están dirigiendo a una ciudad sobre la costa, que alcanzarán en cuarenta minutos, con su velocidad actual. Si no los podemos detener en ese momento, vamos a perforar el túnel detrás y delante de ustedes para quitarles la energía. Luego hundiremos un cilindro para sacarlos, el jefe de ingenieros dice que lo puede hacer en cinco minutos, con los proyectores principales. Por tanto, estarán a salvo en una hora, a menos que el Sol explote antes. </em></p> <p align="justify"><em>—¡Y si eso sucede, igual seremos destruidos! ¡No debe arriesgarse! </em></p> <p align="justify"><em>—No dejen que eso les preocupe; estamos perfectamente a salvo. Cuando el Sol estalle, la onda expansiva tardará varios minutos en alcanzar su máximo. Pero aparte de eso, estamos en la parte nocturna del planeta, detrás de una pantalla de ocho mil millas de roca. Cuando llegue el primer aviso de la explosión, aceleraremos hacia afuera del Sistema Solar, manteniéndonos en la sombra del planeta. Bajo nuestra máxima aceleración, alcanzaremos la velocidad de la luz antes de abandonar el cono de sombra y entonces el Sol nos podría dañar. </em></p> <p align="justify"><em>T'sinadree aún temía tener esperanzas. Otra objeción surgió inmediatamente en su mente. </em></p> <p align="justify"><em>—Sí, ¿pero cómo obtendrán algún aviso, aquí en la zona de noche del planeta? </em></p> <p align="justify"><em>—Muy fácilmente —replicó Alveron—. Este mundo tiene una luna que es ahora visible desde este hemisferio. Tenemos telescopios apuntados sobre ella. Si muestra algún súbito aumento de brillo, nuestro acelerador principal operará automáticamente y seremos arrojados fuera del sistema. </em></p> <p align="justify"><em>La lógica era inquebrantable. Alveron, cauteloso como siempre, no corría ningún riesgo. Pasarían muchos minutos antes de que el escudo de ocho mil millas de roca y metal pudiera ser destruido por los fuegos del estallante sol. En ese tiempo, la S9000 podría alcanzar la seguridad de la velocidad de la luz. </em></p> <p align="justify"><em>Alarkane apretó el segundo botón cuando aún estaban a varias millas de la costa. No esperó que sucediera nada, suponiendo que la máquina no podía parar entre estaciones. Pareció demasiado bueno para ser cierto cuando, pocos minutos más tarde, se extinguió la leve vibración de la máquina y se detuvieron. </em></p> <p align="justify"><em>Las puertas se abrieron deslizándose silenciosamente. Aun antes de que estuvieran completamente abiertas, los tres abandonaron el compartimiento. No correrían más riesgos. Delante de ellos se extendía un largo túnel, elevándose ligeramente hasta donde se perdía la vista. Iban a empezar a recorrerlo cuando de golpe la voz de Alveron llamó desde los comunicadores: </em></p> <p align="justify"><em>—¡Quédense donde están! ¡Vamos a perforar! </em></p> <p align="justify"><em>La tierra se estremeció una vez, y de muy adelante llegó el tronar de roca que se caía. Nuevamente se sacudió la tierra... y cien yardas más adelante el pasaje se desvaneció abruptamente. Un tremendo pozo vertical había sido limpiamente cortado a través de él. </em></p> <p align="justify"><em>El grupo corrió nuevamente hacia adelante hasta que llegó al final del corredor, y se detuvo a esperar en su borde. El pozo en el que terminaba, tenía mil pies de ancho y descendía tan lejos dentro de la tierra como podían llegar los rayos de las antorchas. En lo alto las nubes de tormenta desaparecían bajo una luna que ningún hombre habría reconocido, tan lúgubremente brillante era su disco. Y, el más glorioso de los espectáculos, la S9000 flotaba arriba en lo alto, los grandes proyectores que habían barrenado este enorme hoyo aún despedían una luz rojo-cereza. </em></p> <p align="justify"><em>Una forma oscura se desprendió de la nave madre y cayó suavemente hacia la tierra. Torkalee volvía para recoger a sus amigos. Poco más tarde, Alveron les saludó en el cuarto de control. Señaló hacia la gran pantalla de visión y dijo suavemente: </em></p> <p align="justify"><em>—Como ven, tuvimos el tiempo justo. </em></p> <p align="justify"><em>El continente debajo de ellos era lentamente ocupado por las olas de una milla de alto que atacaban sus costas. Lo último que alguien iba a ver de la Tierra era una gran llanura, bañada con la plateada luz de la Luna anormalmente brillante. Atravesando su faz, las aguas se filtraban en un reluciente flujo hacia una distante cordillera montañosa. El mar había ganado su victoria final, pero su triunfo tendría una corta vida, porque en poco tiempo ya no habría mar ni tierra. Mientras el silencioso grupo en el cuarto de control observaba la destrucción de abajo, la infinitamente mayor catástrofe de la cual éste era sólo el preludio llegó suavemente sobre ellos. </em></p> <p align="justify"><em>Era como si de repente hubiera estallado el alba sobre este paisaje iluminado por la Luna. Pero no era el alba: sólo era la Luna, brillando con el brillo de un segundo sol. Quizá por treinta segundos, esa luz pavorosa, inmaterial, ardió fieramente sobre la sentenciada región de abajo. Luego hubo un repentino fulgor de luces indicadoras en todo el tablero de control. El acelerador principal estaba en funcionamiento. Durante un segundo, Alveron miró los indicadores y verificó su información. Cuando miró de nuevo hacia la pantalla, la Tierra había desaparecido. </em></p> <p align="justify"><em>Los magníficos y forzados generadores murieron suavemente cuando la S9000 estaba pasando la órbita de Perséfone. No tenía importancia, el Sol nunca les podría dañar, y pese a que la nave estaba acelerándose irremediablemente hacia la solitaria noche del espacio interestelar, sólo sería cosa de días hasta que llegara el rescate. </em></p> <p align="justify"><em>Había ironía en eso. Un día atrás, ellos habían sido los rescatantes, yendo en ayuda de una raza que ya no existía. Alveron se preguntó, y no por primera vez, sobre el mundo que acababa de perecer. Trató en vano, de figurárselo como había sido en su gloria, las calles de sus ciudades ¡llenas de vida! Aunque su gente había sido primitiva, ¡podrían haber ofrecido mucho al Universo! ¡Si sólo pudiera haber hecho contacto! Era inútil quejarse, mucho antes de su llegada, la gente de este mundo debía haberse sepultado en su férreo corazón. Y ahora ellos y su civilización permanecerían como un misterio, por el resto del tiempo. </em></p> <p align="justify"><em>Alveron se sintió feliz cuando sus pensamientos fueron interrumpidos por la entrada de Rugon. El jefe de comunicaciones había estado muy ocupado desde el despegue, tratando de analizar los programas radiados por el transmisor que había descubierto Orostron. No era un problema difícil, pero exigía la construcción de equipos especiales, y eso hubiera llevado tiempo. </em></p> <p align="justify"><em>—Bueno, ¿qué encontraste? —preguntó Alveron. </em></p> <p align="justify"><em>—Bastante —replicó su amigo—. Aquí hay algo misterioso, y yo no lo entiendo. </em></p> <p align="justify"><em>»No nos llevó mucho tiempo el averiguar cómo estaban estructuradas las transmisiones de televisión pudimos adaptarlas a nuestros propios equipos. Parece ser que había cámaras por todo el planeta, vigilando puntos de interés. Aparentemente, algunos de ellos estaban en las ciudades, en la parte superior de altísimos edificios. Las cámaras rotaban continuamente para ofrecer vistas panorámicas. En los programas que hemos grabado hay alrededor de veinte escenas diferentes. </em></p> <p align="justify"><em>»Además, hay una cantidad de transmisiones de un tipo diferente, sin sonido ni imagen. Parecen ser puramente científicas..., posiblemente lecturas de instrumentos o algo por el estilo. Todos estos programas se transmitían simultáneamente en diferentes bandas de frecuencia. </em></p> <p align="justify"><em>»Debe haber una razón para todo esto. Orostron todavía cree que simplemente la estación no fue desconectada cuando la abandonaron. Pero esos no son el tipo de programas que radiaría normalmente una estación como ésa. Seguro que se usaba para comunicaciones interplanetarias... en eso Klarten tenía razón. Por tanto, este pueblo debe de haber cruzado el espacio, ya que en la época de la última inspección ninguno de los otros planetas tenía vida. ¿Están de acuerdo?» Alveron lo seguía atentamente. </em></p> <p align="justify"><em>—Sí, eso parece bastante razonable. Pero también es cierto que el rayo no apuntaba a ninguno de los otros planetas. Lo verifiqué yo mismo. </em></p> <p align="justify"><em>—Lo sé —dijo Rugon—. Lo que quiero descubrir es por qué una estación gigante de comunicaciones interplanetarias está transmitiendo apresuradamente imágenes de un mundo pronto a ser destruido... Imágenes que serían de inmenso interés para científicos y astrónomos. Alguien se ha tomado la molestia de colocar todas estas cámaras panorámicas. Estoy convencido de que estos rayos iban a alguna parte. </em></p> <p align="justify"><em>Alveron se levantó de golpe. </em></p> <p align="justify"><em>—¿Imaginas que podría haber un planeta exterior que no haya sido descubierto? — preguntó—. Si es así, tu teoría está ciertamente equivocada. El rayo ni siquiera apuntaba en el plano del Sistema Solar. Y aun si fuera así... solo mira esto. </em></p> <p align="justify"><em>Encendió la pantalla de visión y ajustó los controles. Una esfera azul-blanca colgaba de la aterciopelada cortina del espacies, aparentemente compuesta por muchos cascarones concéntricos de gas incandescente. Aun cuando la inmensa distancia hacía invisible todo movimiento, se expandía claramente a una fabulosa velocidad. En su centro había un enceguecedor punta luminoso..., la blanca estrella enana en la que ahora se había convertido el Sol. </em></p> <p align="justify"><em>—Probablemente no te das cuenta de cuán grande es esta esfera —dijo Alveron—. </em></p> <p align="justify"><em>Mira esto. </em></p> <p align="justify"><em>Aumentó la amplificación hasta que sólo fue visible la porción central de la nova. Cerca de su corazón había dos condensaciones diminutas, una a cada lado del núcleo. </em></p> <p align="justify"><em>—Esos son los dos planetas gigantes del sistema. De alguna manera han logrado seguir existiendo. Y estaban a varios cientos de millones de millas del Sol. La nova aún se está expandiendo..., pero va es dos veces más grande que el Sistema Solar. </em></p> <p align="justify"><em>Rugon calló por unos instantes. </em></p> <p align="justify"><em>—Quizá tengas razón —dijo, de mala gana—. Has destrozado mi primera teoría. Pero todavía no me has satisfecho. </em></p> <p align="justify"><em>Dio algunas vueltas al cuarto antes de hablar otra vez. Alveron esperó pacientemente. </em></p> <p align="justify"><em>Conocía los poderes casi intuitivos de su amigo, que muchas veces podía resolver un problema en donde la lógica pura parecía insuficiente. </em></p> <p align="justify"><em>Entonces, con lentitud, Rugon comenzó a hablar de nuevo. </em></p> <p align="justify"><em>—¿Qué piensas de todo esto? —dijo—. Suponte que hemos subestimado completamente a este pueblo. Orostron lo hizo una vez..., pensó que ellos nunca podrían haber cruzado el espacio, va que sólo habían conocido la radio durante dos siglos. Hansur II me lo dijo. Bueno, Orostron estaba bastante equivocado. Quizá todos estemos equivocados. Le eché una ojeada al material que trajo Klarten de la emisora. Al principio no se impresionó por lo que encontró por haber sido alcanzado en tan poco tiempo, es una hazaña maravillosa. En esa estación había aparatos que pertenecieron a civilizaciones de miles de años atrás. Alveron, ¿podemos seguir ese rayo para ver a dónde se dirige? </em></p> <p align="justify"><em>Alveron no dijo nada durante un minuto entero. Había estado esperando esta pregunta, pero no era fácil de contestar. Los generadores principales se habían agotado por completo. No había forma de repararlos. Pero aún había energía disponible y mientras hubiera energía, con tiempo, se podría hacer cualquier cosa. Implicaría mucha improvisación, y algunas maniobras difíciles, porque la nave aún mantenía su enorme velocidad inicial. Sí, podría hacerse, y la actividad evitaría que la tripulación se deprimiera aún más, ahora que había comenzado a aflojarse la reacción causada por el fracaso de la misión. La noticia de que la nave de reparaciones más cercana no les podría alcanzar durante tres semanas, también había causado una grieta en la moral de la tripulación. </em></p> <p align="justify"><em>Como siempre, los ingenieros montaron un escándalo tremendo. Otra vez, como siempre, hicieron el trabajo en la mitad del tiempo que habían rechazado como absolutamente imposible. Muy lentamente, durante muchas horas, la nave comenzó a disminuir la velocidad que su acelerador principal le había proporcionado en tan poco tiempo. La S9000 cambió su rumbo a lo largo de una curva tremenda, de millones de millas de radio, y los campos de las estrellas giraron a su alrededor. </em></p> <p align="justify"><em>La maniobra duró tres días, pero al fin de ese período, la nave cojeaba a lo largo de un rumbo paralelo al que una vez había venido de la Tierra. Se dirigían hacia el vacío, con la radiante esfera que había sido el Sol consumiéndose lentamente a sus espaldas. De acuerdo con los standards del vuelo interestelar, estaban casi inmóviles. </em></p> <p align="justify"><em>Rugon luchó con los instrumentos durante horas, dirigiendo sus rayos detectores hacia el profundo espacio que tenía delante. Ciertamente no había planetas en un radio de años luz; de eso no había ninguna duda. De vez en cuando Alveron venía a verlo, y siempre unía que darle la misma respuesta: “Nada que informar.» Una vez de cada cinco, su intuición le abandonaba completamente, comenzó a preguntarse si ésta no era esa ocasión. </em></p> <p align="justify"><em>Una semana después, las agujas de los detectores de masa temblaron débilmente en el fondo de sus escalas. Pero Rugon no dijo nada, ni aun a su capitán. Esperó hasta estar seguro, y siguió esperando aún hasta que los trazadores de corto alcance comenzaron a reaccionar y a formar las primeras imágenes débiles sobre la pantalla de visión. Todavía esperó pacientemente hasta que pudo interpretar las imágenes. Entonces, cuando supo que su más absurda fantasía era superada por la verdad, llamó a sus colegas al cuarto de control. </em></p> <p align="justify"><em>La imagen en la pantalla de visión era familiar: infinitos campos estelares, sol tras sol hasta los mismos límites del Universo.. Cerca del centro de la pantalla, una distante nebulosa formaba una húmeda mancha que era difícil de observar. </em></p> <p align="justify"><em>Rugon aumentó la amplificación. Las estrellas fluyeron fuera del campo; la pequeña nebulosa se expandió hasta llenar la pantalla y entonces... ya no fue más una nebulosa. Una exclamación de asombro partió de toda la compañía ante la imagen que aparecía delante de ellos. </em></p> <p align="justify"><em>Surgían, legua tras legua en el espacio, situados en un arreglo tridimensional de filas y columnas con la precisión de una formación militar, miles de pequeños lápices luminosos. Se movían suavemente: el inmenso reticulado conservaba su forma como una sola unidad. Aun cuando Alveron y sus camaradas estaban vigilando, la formación comenzó a escaparse de la pantalla y Rugon debió centrar nuevamente los controles. </em></p> <p align="justify"><em>Después de una larga pausa, Rugon comenzó a hablar: </em></p> <p align="justify"><em>—Esta es la raza —dijo con suavidad— que ha conocido la radio sólo durante dos siglos..., la raza que nosotros creímos que se había arrastrado para morir en el corazón de su planeta. He examinado esas imágenes bajo el más alto aumento posible. </em></p> <p align="justify"><em>»Esta es la más grande flota que jamás se haya registrado. Cada uno de esos puntos de luz representa una nave más grande que la nuestra. Por supuesto, son muy primitivas..., lo que ven en la pantalla son los reactores de sus cohetes. Sí, ¡se atrevieron a usar cohetes para atravesar el espacio interestelar! Les llevará siglos alcanzar la estrella más cercana. La raza entera debe haberse embarcado en este viaje con la esperanza de que sus descendientes lo completen, generaciones después. </em></p> <p align="justify"><em>»Para medir el alcance de sus conocimientos, piensen las eras que nos llevó conquistar el espacio y las aún más largas eras hasta que tratamos de llegar a las estrellas. Aun si hubiéramos sido amenazados con la aniquilación, ¿podríamos haber hecho tanto en tan poco tiempo? Recuerden, ésta es la civilización más joven del universo. Cuatrocientos mil años atrás ni siquiera existía. ¿Qué será dentro de un millón de años?» Una hora más tarde, Orostron abandonó la deteriorada nave madre para hacer contacto con la gran flota de adelante. Mientras el pequeño torpedo desaparecía entre las estrellas, Alveron se volvió hacia su amigo e hizo una observación que Rugon recordaría frecuentemente en los años siguientes. </em></p> <p align="justify"><em>—Quisiera saber cómo son —musitó—. ¿No serán más que maravillosos ingenieros, sin arte ni filosofía? Van a tener tal sorpresa cuando Orostron los alcance..., creo que será casi un golpe para su orgullo. Es gracioso, todas las razas aisladas creen que son el único pueblo del Universo. Pero deben estarnos agradecidos; les ahorraremos unos buenos siglos de viaje. </em></p> <p align="justify"><em>Alveron miró la Vía Láctea, que yacía como un velo de plateada niebla atravesando la pantalla. La señaló con su tentáculo, que barrió el círculo completo de la Galaxia, desde los Planetas Centrales hasta los solitarios soles del Rim. </em></p> <p align="justify"><em>—¿Sabes? —le dijo a Rugon—, estoy bastante asustado por este pueblo. ¿Y si no les gusta nuestra pequeña Federación? —una vez más señaló las nubes estelares que aparecían reunidas en la pantalla, brillando bajo la luz de sus incontables soles. </em></p> <p align="justify"><em>—Algo me dice que será un pueblo muy decidido —agregó—. Mejor que seamos amables con ellos. Después de todo, sólo les superamos en una proporción de un millón a uno. </em></p> <p align="justify"><em>Rugon se rió del pequeño chiste de su capitán. </em></p> <p align="justify"><em>Veinte años después, la observación no pareció graciosa.</em></p> <p align="justify">-----------------</p> <p align="justify">Una última observación. Confieso que últimamente me he inclinado más a la derecha de lo que se cabría esperar de mi considerando mis antecedentes personales y el medio en el que vivo. Es otra de las cosas que a veces sorprende (y hasta desconcierta) a la gente que llega a conocerme un poco más (además de mi afición al anime, mi agnosticismo panteísta, el hecho de que no tenga televisión, etc). ¿Cuestión de carácter? Tal vez es que simplemente que la opción que nos vende la izquierda la vea como cebo de culebra, considerando mi experiencia con la forma cómo actúa la gente. Aceptémoslo, el sueño de Marx parte del requisito de que la gente sea generosa y solidaria, y eso contradice a la forma cómo actúa la mayoría. Bien es cierto que la gente puede actuar generosamente cuando se lo propone, pero no siempre ni por siempre. Puestos ante la disyuntiva de beneficiar a los demás o beneficiarse a sí mismos (o a sus familias), elegirán lo segundo. Y así ningún socialismo es sustentable. Por eso me sorprende que los socialistas se sorprendan con que sus bien montados planes fracasen por el egoísmo de la gente. Somos genéticamente individuos, no hormigas. Por ello los socialismos derivan en totalitarismos cuando obtienen el poder, porque al no poder cambiar a la gente por las buenas sólo les queda hacerlo por las malas. Pero ello también se agota. Sólo que derivaran al cumplimiento de pesadilla de Orwell, pero eso está en total contradicción con su Paraíso.</p> <p align="justify">Claro que eso no significa que así será siempre. La Humanidad evoluciona, no somos exactamente lo que fuimos hace mil años ni seremos exactamente lo que somos en otros mil años más. El sueño de Marx se cumplirá yo creo, pero no antes de que la Humanidad esté lista, y muy probablemente de una forma que Marx y compañía nunca se figuraron. Y es aquí donde entra a tallar este relato de Clarke, en la parte de su descripción de los paladorios (transcribo los párrafos respectivos):</p> <blockquote> <p align="justify"><em>El último era uno de los extraños seres del sistema Palador. No tenía nombre, como todos los de su género, porque no tenía identidad propia siendo sólo una móvil pero dependiente célula de la conciencia de su raza. Pese a que hacía ya tiempo que él y sus compañeros habían sido diseminados por toda la Galaxia en la exploración de incontables mundos, algún vínculo aún desconocido los unía tan inexorablemente como las células de un cuerpo humano. </em></p> <p align="justify"><em>Cuando hablaba una criatura de Palador, el pronombre que usaba era siempre «nosotros». No había, ni tampoco podría haber nunca, ninguna primera persona del singular en el idioma de Palador. </em></p> <p align="justify"><em>(…)</em></p> <p align="justify"><em>Durante todo el tiempo, el Paladorio había permanecido silencioso e inmóvil, sin decir una palabra. Los otros dos, resignados a su destino y absorbidos por sus problemas personales, no habían pensado en él. Se sorprendieron cuando súbitamente comenzó a dirigirse a ellos con su peculiar y desapasionada voz. </em></p> <p align="justify"><em>—Percibimos que están haciendo ciertos arreglos concernientes a su anticipada destrucción. Eso probablemente será innecesario. El capitán Alveron espera rescatarnos si podemos detener esta máquina cuando lleguemos de nuevo a tierra. </em></p> <p align="justify"><em>Tanto T'sinadree como Alarkane estaban demasiado sorprendidos como para decir algo. Luego el último dijo con voz entrecortada: </em></p> <p align="justify"><em>—¿Cómo lo supiste? </em></p> <p align="justify"><em>Era una pregunta tonta, porque inmediatamente recordó que había varios Paladorios (si uno pudiera usar esta expresión) a bordo de la S9000, y en consecuencia, su compañero sabía todo lo que estaba sucediendo en la nave madre. Por eso no esperó respuesta y continuó: </em></p> <p align="justify"><em>—¡Alveron no puede hacer eso! ¡No se atreverá a tomar tal riesgo! —No habrá ningún riesgo —dijo el Paladorio—. Le hemos dicho lo que tiene que hacer. Realmente, es muy simple. </em></p> <p align="justify"><em>Alarkane y T'sinadree miraron a su compañero con un sentimiento cercano al pavor, dándose cuenta de lo que podía haber sucedido. En momentos de crisis, las unidades individuales que formaban la mente Paladoria podían unirse en una organización no menos estrecha que la de cualquier cerebro físico. En tales momentos formaban un intelecto más poderoso que cualquier otro del Universo. Todos los problemas ordinarios podían resolverse por unos pocos cientos o miles de unidades. Muy raramente, se necesitarían millones, Y en dos ocasiones históricas los billones de células de toda la conciencia Paladoria se habían unido en una sola para enfrentarse con situaciones de peligro que amenazaban a la raza. La mente de Palador era uno de los más grandes recursos mentales del Universo; su fuerza completa rara vez era requerida, pero el conocimiento de que ésta se podía obtener era sumamente confortante para las otras razas. Alarkane se preguntó cuántas células se habrían coordinado para atender esta particular emergencia. También se preguntó cómo había llamado su atención un incidente tan trivial. </em></p> <p align="justify"><em>Pero nunca sabría la respuesta a esa pregunta, aunque podría haberla adivinado si hubiera sabido que la terriblemente remota mente Paladoria poseía una casi humana traza de vanidad. Hacía mucho, Alarkane había escrito un libro tratando de probar que eventualmente todas las razas inteligentes sacrificarían la conciencia individual y que un día sólo existirían en el Universo mentes-grupales. Palador, había dicho, era el primero de esos intelectos definitivos, y la vasta y dispersa mente no había sido contrariada. </em></p> </blockquote> <p align="justify">Exactamente una evolución a un tipo de especie “paladoria” sería el verdadero cumplimiento de lo que Guevara llamara El Hombre Nuevo, el definitivo. ¿Los indignados de hoy lo verán? Por supuesto que no, pues hablamos no de años sino de eras; los pobres chicos sólo están cayendo en el mismo círculo vicioso en el que vivimos desde la Revolución Francesa: nuevos Napoleones/Hitleres/Stalins esperan turno, aunque quizás menos sangrientos. Al menos es una mejora, para que no contradecir lo que decía de que avanzamos... como los cangrejos, de lado, pero avanzamos.</p> <p align="justify">Mientras tanto, mejor conservar lo bueno que tenemos y mejorarlo en libertad, aceptando que somos imperfectos aún.</p> <p align="justify"><strong>La Yapa</strong>: Si no lo has visto, mira <a href="http://eltakana.blogspot.com/2009/08/dios-el-universo-y-todo-lo-demas.html" target="_blank">este épico encuentro entre Clarke, Sagan y Hawkings</a> en un ¡programa de TV! de 1988.</p> <p align="center"><iframe src="//www.youtube.com/embed/videoseries?list=PLAD82A9D7FF1B0934" frameborder="0" width="480" height="270" allowfullscreen="allowfullscreen"></iframe></p> <p align="center">Videos subidos por <a href="http://www.youtube.com/user/skizocangi" target="_blank">skizocangi</a>. Los puedes ver <a href="http://www.youtube.com/view_play_list?p=AD82A9D7FF1B0934" target="_blank">aquí</a>.</p> César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-78791378415311719072012-10-13T09:34:00.000-05:002015-07-25T22:13:18.499-05:00El Gato Blanco, cuento hondureño<p align="right">[Op. Cit.]</p> <p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7xk8YMGJvnuf9S7rECCwUSumwlWliSV2_fZCfYveD-KFsuv0zxPrVLSmwk24Y18fP2XmtSyAxLhfqPGxlw_pQE72S4G-1PNqp1dsmbWf31tlhE-roZ0o2y43CtVb_yXx_rieALJL3gEo/s1600/ojosrojos.jpg"><img style="display: block; float: none; margin-left: auto; margin-right: auto" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7xk8YMGJvnuf9S7rECCwUSumwlWliSV2_fZCfYveD-KFsuv0zxPrVLSmwk24Y18fP2XmtSyAxLhfqPGxlw_pQE72S4G-1PNqp1dsmbWf31tlhE-roZ0o2y43CtVb_yXx_rieALJL3gEo/s400/ojosrojos.jpg" width="400" border="0" /></a></p> <p align="justify">Me he encontrado este inquietante cuento de Honduras. Acá lo tienen (fuente original: <a href="http://www.laprensa.hn/Secciones-Principales/Vivir/Cultura/Cuentos-y-leyendas-de-Honduras-El-gato-blanco#.UHjtpZhmK54" target="_blank">La Prensa</a>).</p> <p> </p> <blockquote> <h3 align="center"><em>El Gato Blanco</em></h3> <p align="justify"><em>Era frecuente ver los sábados y domingos a Raúl con un gato blanco, que cargaba en los brazos para que no se fuera corriendo detrás de las palomas a las que la gente les arrojaba arroz y maicillo para que comieran y así tomarles fotos a sus niños como recuerdo del maravilloso Parque Maya de Tegucigalpa. Los niños llegaban a acariciar a Algodón -así se llamaba el gatito-, lo llenaban de amor y el animal lo sabía. Una hora más tarde, Raúl salía con Algodón rumbo a su casa en las inmediaciones del parque, en la salida a la carretera de Olancho, en la misma ruta de la fábrica de velas que existía en aquel tiempo.</em></p> <p align="justify"><em>Algodón tenía los ojos casi rojos. Eso lo hacía llamativo para quien lo viera por primera vez. Ciertas personas le tenían miedo y otras lo adoraban, especialmente los niños. Raúl era un muchacho pobre. No tenía más compañía que su gato, alquilaba un cuarto de madera y se dedicaba al oficio de la carpintería. Siempre que salía a la calle con su mascota llamaba la atención; no había una sola persona que no admirara al precioso animalito.</em></p> <p align="justify"><em>Cuentan que una mañana, cuando llegó al parque La Concordia, se le acercó una niña de ocho años de edad, acarició al gatito y preguntó cómo se llamaba. <br />Raúl le dijo:</em></p> <p align="justify"><em>—Este gatito se llama Algodón. A todos los niños les gusta, es mansito y mueve la cola cuando está alegre.</em></p> <p align="justify"><em>La niña era hija de un hombre adinerado y desde que conoció al gato se enamoró de él. Le dijo al papá que se lo comprara. El acaudalado hombre se acercó al muchacho y le dijo:</em></p> <p align="justify"><em>—Te doy lo que me pidas por ese gato.</em></p> <p align="justify"><em>Él le respondió que su animalito no estaba en venta.</em></p> <p align="justify"><em>—Es mi único compañero, señor, no podría venderlo.</em></p> <p align="justify"><em>Cuando el millonario abandonó el parque en su carro de lujo, la pequeña iba llorando.</em></p> <p align="justify"><em>—Quiero ese gatito, quiero ese gatito.</em></p> <p align="justify"><em>Pasaron tres meses desde que la pequeña conoció al gato. Durante todo ese tiempo lloraba frecuentemente. El papá le envió varios mensajeros al joven Raúl para comprarle el animalito y el muchacho siempre se negó. Una mañana, cuando Raúl se fue a su trabajo aparecieron dos hombres que disimuladamente forzaron la puerta y en un abrir y cerrar de ojos metieron al animalito en un costal, caminaron apresuradamente, se subieron en un automóvil y desaparecieron.</em></p> <p align="justify"><em>Cuando Raúl regresó del trabajo depositó la comida del gato en un plato y lo llamó: “Algodón, Algodón, bssss”, pero el gato no apareció. Comenzó a buscarlo por toda la casa, se fue al vecindario llamándolo y se dio cuenta de que su gato había desaparecido. Luego se consoló:</em></p> <p align="justify"><em>—Debe andar por ahí buscando alguna gata.</em></p> <p align="justify"><em>Una semana más tarde, Raúl perdió las esperanzas de que su mascota apareciera.</em></p> <p align="justify"><em>—Tal vez regresa. Dicen los vecinos que los gatos no son de nadie, que así como se van, así aparecen. ¿Dónde se habrá metido Algodón?</em></p> <p align="justify"><em>Entretanto, en la casa del rico, al gato lo trataban como a un rey con buena alimentación y  llevándolo a pasear. La niña era muy feliz. Los empleados del rico decían que el animal tenía algo muy raro en la mirada y las sirvientas le tenían miedo.</em></p> <p align="justify"><em>Cuentan que un día la niña tenía entre los brazos al gato blanco y se asomó a la ventana del segundo piso de su casa cuando por la calle pasó Raúl.</em></p> <p align="justify"><em>El animal se puso inquieto, comenzó a maullar y trató de saltar desde la ventana, pero la niña la cerró inmediatamente. A partir de aquel momento, Algodón comenzó a correr dentro de la casa destruyendo jarrones, rompiendo cortinas y atemorizando a los sirvientas. Los guardaespaldas del ricachón lo capturaron y lo encerraron en una jaula. La pequeña lloró mucho porque estaba enjaulado. El padre consoló a la angustiada muchachita:</em></p> <p align="justify"><em>—Ya se le pasará la locura al gato y lo vamos a sacar de su jaula. Esos animales así son.</em></p> <p align="justify"><em>Por la noche, los guardaespaldas fueron por el gato siguiendo instrucciones precisas de sacarlo de la casa y arrojarlo en un abismo lejos de la ciudad. Cubrieron al animal enjaulado, lo metieron en un costal. Salieron de la casa a medianoche y regresaron al siguiente día. La niña, angustiada, anduvo por toda la casa buscando al gato, lloró mucho hasta que su padre logró consolarla.</em></p> <p align="justify"><em>—Creo que el gato se escapó de la jaula, mi amor. Voy a buscar otro que se le parezca.  </em></p> <p align="justify"><em>A la una de la mañana, Raúl sintió pasos sobre las tejas y escuchó el peculiar maullido de Algodón.</em></p> <p align="justify"><em>—Es él, es él. Al fin, mi gatito. Dios mío, tenés sangre en las patas, estás herido.</em></p> <p align="justify"><em>El muchacho estaba supercontento. Lavó las heridas de las patitas de Algodón, lo llevó a la cama, lo envolvió en las cobijas y los dos se quedaron profundamente dormidos.</em></p> <p align="justify"><em>La Policía estaba desconcertada. Había seis muertos en aquella casa de lujo, entre ellos una niña. Decían que las trabajadoras habían enloquecido porque constantemente repetían: “Fue el gato, él los mató a todos... ¡fue el gato!”. </em></p> <p align="justify"><em>Los investigadores dijeron que posiblemente un enorme tigre había matado a aquellas personas, pero ¿un tigre en la ciudad? ¿De dónde salió? Todo quedó en el misterio. Solo las empleadas domésticas sabían la verdad y nadie les creyó. Gracias a las declaraciones de esas mujeres se estableció que un misterioso gato blanco con rabia había matado a aquellas personas. Un brujo dijo que los gatos son animales enigmáticos y que algunos que viven entre nosotros han llegado de otra dimensión.</em></p> </blockquote> <p></p> <p>Paltea un poco, ¿no?</p> César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-5954705904425047242012-10-01T23:28:00.000-05:002015-07-25T22:13:18.475-05:00Durante y Después del Gran Caos: Capítulos de Rama II, novela de Arthur C. Clarke y Gentry Lee<p align="right">[Op. Cit.]</p> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiz23vP9lKjrzT7-pKdaIh0yUCpQcTmWP46aB-M5idQeAXlOAKP08VZRFZgn1Nr7ow4_yV_8KKYccybXlvdRTFcjiCbdBPQYUGU0MLoRoFNL23ePhEnTqX9HKqI4llnrsxi8mLYg07heEw/s1600/Rama+II.jpg" imageanchor="1"><img style="display: inline; margin: 0px 10px 0px 0px" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiz23vP9lKjrzT7-pKdaIh0yUCpQcTmWP46aB-M5idQeAXlOAKP08VZRFZgn1Nr7ow4_yV_8KKYccybXlvdRTFcjiCbdBPQYUGU0MLoRoFNL23ePhEnTqX9HKqI4llnrsxi8mLYg07heEw/s320/Rama+II.jpg" width="194" align="left" border="0" /></a> <p align="justify">Estoy leyendo actualmente la “Saga de Rama”, una serie de 4 novelas comenzadas por Arthur C. Clarke (también autor de <em><strong>2001: Una Odisea Espacial</strong></em>) en 1973 con la premiada <strong><em>Cita con Rama</em></strong>. Esta primera novela trata del encuentro de la Humanidad con una gran nave alienígena en forma de cilindro que contiene en su interior hueco todas las instalaciones necesarias para albergar vida, incluyendo atmósfera y un pequeño mar (algo así como las proyectadas <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Cilindro_de_O%27Neill" target="_blank">colonias orbitales del Dr. Gerard O’Neil</a>) en el año 2130. En vista de ya haberse ocupado toda la mitología griega y latina, el inopinado visitante del espacio profundo es bautizado como <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Rama_%28nave_espacial%29" target="_blank">Rama</a>, en referencia a la deidad hindú. </p> <p align="justify">Luego, sigue <strong><em>Rama II</em></strong>, del año 1989, donde se narra un nuevo encuentro con otra nave similar a la primera Rama pero casi setenta años después. Fuera de que el estilo de esta secuela es apreciablemente distinto de la primera (leo que por ser más obra de Gentry Lee, con quien el maestro Clarke se asoció para escribirla), lo que más me llamó la atención en sus primeras páginas es la no mención de las florecientes colonias humanas en la Luna, Mercurio, Marte y las lunas Ganímedes (de Júpiter), Titán (de Saturno) y Tritón (de Urano), y la organización que las unía con la Tierra: Los Planetas Unidos. Páginas después se explica que es porque estas ya no existen, pues años después de los hechos de la primera novela la Humanidad sufrió un periodo de crisis económica y social, llamada coloquialmente “El Gran Caos”. El resumen de lo que significaron esos años es sobrecogedor y por ello lo comparto por lo que tiene de advertencia de lo mal que pueden salir las cosas cuando perdemos la perspectiva, y es que ¿no les suena un poco la descripción del inicio del hundimiento con hechos contemporáneos conocidos?</p> <blockquote> <p align="justify"><em>4 - El Gran Caos</em></p> <p align="justify"><em>La intrusión de la primera nave espacial ramana en el interior del Sistema Solar a principios de 2130 tuvo un poderoso impacto en la historia humana. Aunque no hubo cambios inmediatos en la vida cotidiana después que el equipo encabezado por el comandante Norton regresara de su encuentro con Rama I, la clara y en absoluto ambigua prueba de que existía (o, como mínimo, había existido) una inteligencia enormemente superior a la humana en alguna parte del universo, obligó a un replanteamiento del lugar del Homo sapiens en el esquema general del cosmos. Ahora resultaba evidente que otros productos químicos, indudablemente fabricados también en el gran cataclismo estelar de los ciclos, se habían elevado hasta la conciencia en algún otro lugar, en algún otro tiempo. ¿Quiénes eran aquellos ramanes? ¿Por que habían construido una gigantesca y sofisticada nave espacial y la habían enviado de excursión hasta nuestras inmediaciones? Tanto en las conversaciones públicas como en las privadas, los ramanes fueron el tema de interés número uno durante muchos meses. </em></p> <p align="justify"><em>Durante mucho más de un año la humanidad aguardó más o menos pacientemente alguna otra señal de la presencia ramana en el universo. Se realizaron intensas investigaciones telescópicas en todas las longitudes de onda para ver si podía ser identificada alguna información adicional asociada con la nave espacial alienígena que se alejaba. No fue hallado nada. Los cielos estaban tranquilos. Los ramanes se iban tan rápida e inexplicablemente como habían llegado. </em></p> <p align="justify"><em>Cuando Excalibur fue operativo y su búsqueda inicial de los cielos no dio como resultado nada nuevo, hubo un apreciable cambio en la actitud colectiva humana hacia ese primer contacto con Rama. De la noche a la mañana, el encuentro se convirtió en un acontecimiento histórico, algo que había ocurrido y que ahora había quedado completado. El tenor de los artículos de periódicos y revistas, que antes habían empezado con palabras como "cuando los ramanes regresen...", cambiaron a "si alguna vez se produce otro encuentro con las criaturas que construyeron la enorme nave espacial descubierta en 2130...". Lo que había sido percibido como una amenaza, en cierto sentido como un embargo sobre el comportamiento humano futuro, se vio rápidamente reducido a una curiosidad histórica. Ya no había ninguna urgencia de enfrentarse con lemas tan fundamentales como el regreso de los ramanes o el destino de la raza humana en un universo poblado por criaturas inteligentes. La humanidad se relajó, al menos por el momento. Luego estalló en un paroxismo de comportamiento narcisista que hizo que todos los períodos históricos anteriores de egoísmo individual resultaran pálidos en comparación. </em></p> <p align="justify"><em>La oleada de desenfreno a escala mundial fue fácil de comprender. Algo fundamental en la psique humana había cambiado como resultado del encuentro con Rama I. Antes de ese contacto, la humanidad se erguía sola como el único ejemplo conocido de inteligencia avanzada en el universo. La idea de que los humanos podían, como grupo, controlar su destino muy hacia el futuro había sido un punto fundamental y significativo en casi cualquier filosofía de la vida. Que los ramanes existieran (o hubieran existido; fuera cual fuese el tiempo verbal, la lógica filosófica llegaba a la misma conclusión) lo cambiaba todo. La humanidad no era única; quizá ni siquiera especial. Era sólo una cuestión de tiempo antes de que la noción homocentrica del universo prevaleciente fuera irrevocablemente hecha pedazos por una más clara conciencia de los Otros. Así, fue fácil comprender por que los esquemas de la vida de la mayor parte de los seres humanos derivó bruscamente hacia la autogratificación, recordando literalmente a los intelectuales de una época similar casi exactamente cinco siglos antes, cuando Robert Herrick exhortó a las vírgenes a sacar el máximo partido de su huidizo tiempo en un poema que empezaba: "Cosechad vuestros capullos mientras podáis; el tiempo de la vejez se acerca volando..." </em></p> <p align="justify"><em>Un estallido desenfrenado de llamativo consumo y ansia global se prolongó durante casi dos años. La frenética adquisición de lodo lo que la mente humana podía crear se vio sobreimpuesta a una débil infraestructura económica que ya había iniciado una recesión a principios de 2130, cuando la primera nave espacial ramana cruzó el interior del sistema solar. Esa creciente recesión se vio pospuesta durante 2130 y 2131 por los esfuerzos manipuladores combinados de los gobiernos y las instituciones financieras, aunque la debilidad económica fundamental nunca fue corregida. Con el renovado estallido de compras a principios de 2132, el mundo saltó directamente a otro período de rápido crecimiento. Las capacidades productivas fueron ampliadas, la Bolsa estalló, y tanto la confianza del consumidor como el pleno empleo alcanzaron altas cotas. Hubo una prosperidad sin precedentes, y el resultado neto fue una mejora a corto plazo pero significativa del estándar de vida de casi todos los seres humanos. </em></p> <p align="justify"><em>A finales de 2133, se había hecho ya evidente para algunos de los observadores más experimentados de la historia humana que el "boom ramano" estaba conduciendo a la humanidad hacia el desastre. Empezaron a oírse lúgubres advertencias de un inminente hundimiento económico por encima de los eufóricos gritos de los millones que habían saltado recientemente a las clases medias y superiores. Las sugerencias de equilibrar los presupuestos y limitar el crédito a todos los niveles de la economía fueron ignoradas. En vez de ello, el esfuerzo creativo se quemó en situar de una forma tras otra más poder adquisitivo en las manos de una población que había olvidado cómo decirse "espera", y mucho menos "no". </em></p> <p align="justify"><em>El mercado de valores mundial empezó a hacer agua en enero de 2134, y hubo predicciones de un inminente hundimiento. Pero, para la mayor parte de seres humanos esparcidos por toda la Tierra y las dispersas colonias del Sistema Solar, el concepto de un hundimiento así era algo más allá de toda comprensión. Al fin y al cabo, la economía mundial se había estado expandiendo durante más de nueve años, los últimos dos a un ritmo sin paralelo en los dos siglos anteriores. Los líderes mundiales insistieron en que finalmente habían hallado los mecanismos que podían realmente inhibir las recesiones de los ciclos capitalistas. Y la gente les creyó..., hasta primeros de mayo de 2134. </em></p> <p align="justify"><em>Durante los primeros tres meses del año, el mercado de valores mundial bajó de forma inexorable, lentamente al principio, luego con caídas significativas. Mucha gente, reflejando la actitud supersticiosa hacia los visitantes cometarios que había prevalecido durante dos mil años, asociaron de algún modo las dificultades de la Bolsa con el retorno del cometa Halley. Su aparición, que se inició en mayo, resultó ser mucho más brillante de lo que todo el mundo esperaba. Durante semanas, los científicos de todo el mundo compitieron entre sí para explicar por qué era mucho más brillante de lo originalmente predicho. Cuando cruzó el perihelio a finales de marzo y empezó a aparecer en el cielo vespertino a mediados de abril, su enorme cola dominó los cielos. </em></p> <p align="justify"><em>Como contraste, los asuntos terrestres se vieron dominados por la creciente crisis económica mundial. El 1° de mayo de 2134, tres de los mayores Bancos internacionales se declararon insolventes a causa de los prestamos fallidos. Al cabo de dos días, el pánico se había extendido por todo el mundo. Más de mil millones de terminales domésticos con acceso a los mercados financieros mundiales fueron usados para vender carteras individuales de acciones y bonos. La sobrecarga de comunicaciones en el Sistema de la Red Mundial fue inmensa. Las máquinas de transferencia de datos del SRM se vieron puestas a prueba mucho más allá de sus capacidades y especificaciones de diseño. La red de datos retrasó las transacciones primero minutos, luego horas, contribuyendo a dar un impulso adicional al pánico. </em></p> <p align="justify"><em>A final de la semana dos cosas eran evidentes: que más de la mitad de los valores cotizados en Bolsa se habían visto reducidos a la nada, y que muchos individuos, grandes y pequeños inversores que habían utilizado al máximo sus opciones de crédito, se hallaban ahora virtualmente arruinados. Las bases de datos de apoyo que mantenían el control de las cuentas bancarias personales y transferían automáticamente el dinero para cubrir descubiertos empezaron a destellar mensajes de desastre en casi un veinte por ciento de los hogares del mundo. </em></p> <p align="justify"><em>En la realidad, sin embargo, la situación era mucho peor. Sólo un pequeño porcentaje de las transacciones conseguía pasar a través de los ordenadores de apoyo porque los índices de dalos en todas direcciones estaban mucho más allá de todo lo que había anticipado. En lenguaje de ordenador, todo el sistema financiero mundial cayó en modo "deslizamiento de ciclo". Miles y miles de millones de transferencias de información de menor prioridad eran "pospuestas" por la red de ordenadores, mientras las tareas de mayor prioridad eran atendidas primero. </em></p> <p align="justify"><em>El resultado de esos retrasos de datos fue que en la mayoría de los casos las cuentas bancarias electrónicas particulares no recibieron durante horas, o incluso días, los cargos correspondientes para cubrir las crecientes pérdidas del mercado de valores. Una vez que los inversores individuales se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo, corrieron a gastar todo lo que aún les quedaba, mostrando sus saldos antes de que los ordenadores completaran todas las transacciones. Cuando los gobiernos y las instituciones financieras comprendieron plenamente lo que estaba ocurriendo y actuaron para detener toda aquella frenética actividad, ya era demasiado tarde. El confundido sistema se había desmoronado por completo. Reconstruir lo que había ocurrido requirió compilar e interconectar todos los archivos backup almacenados en más o menos un centenar de remotos centros en todo el mundo. </em></p> <p align="justify"><em>Durante más de tres semanas, el sistema directivo financiero electrónico que gobernaba todas las transacciones monetarias fue inaccesible a todo el mundo. Nadie sabía cuánto dinero tenía. Puesto que hacía tiempo que el dinero en efectivo se había convertido en algo obsoleto, sólo los excéntricos y los coleccionistas tenían dinero líquido suficiente como para comprar incluso los alimentos necesarios para una semana. La gente empezó a intercambiar artículos para atender a sus necesidades. Fianzas basadas en amistad y conocimiento personal permitieron a mucha gente sobrevivir temporalmente. </em><em>Pero el dolor apenas había empezado. Cada vez que la organización directiva internacional que supervisaba el sistema financiero mundial anunciaba que iba a intentar volver on line, y suplicaba a la gente que permaneciera alejada de sus terminales "excepto para emergencias", sus súplicas eran ignoradas: las solicitudes de procesado fluían al sistema, y los ordenadores se desmoronaban de nuevo. Sólo pasaron otras dos semanas antes que los científicos del mundo se pusieran de acuerdo en una explicación para el brillo adicional en la aparición del cometa Halley. Pero transcurrieron más de cuatro meses antes que la gente pudiera contar de nuevo con información de confianza de las bases de datos del SRM. El costo de ese caos para la sociedad humana fue incalculable. Cuando fue restablecida la actividad económica electrónica normal, el mundo se hallaba en una violenta recesión financiera de la que no empezaría a emerger hasta doce años más tarde. Transcurrirían bastantes más de cincuenta años antes de que el Producto Mundial Bruto regresara a las alturas alcanzadas con anterioridad al Hundimiento de 2134.</em></p> <p align="justify"><em>5 - Después del Hundimiento</em></p> <p align="justify"><em>Existe un acuerdo unánime en que el Gran Caos alteró profundamente la civilización humana en todos los sentidos. Ningún segmento de la sociedad resultó inmune. El catalizador para el relativamente rápido colapso de la infraestructura institucional existente fue el hundimiento del mercado y el consiguiente desmoronamiento del sistema financiero mundial; sin embargo, esos acontecimientos no hubieran sido suficientes, por sí mismos, para proyectar al mundo a un período de depresión sin precedentes. Lo que siguió al hundimiento inicial habría sido tan sólo una comedia de errores si no se hubieran perdido tantas vidas como resultado de la pobre planificación. Ineptos líderes políticos mundiales negaron o ignoraron primero los problemas económicos existentes, luego reaccionaron excesivamente con una sucesión de medidas individuales que fueron desconcertantes y/o inconsistentes, y finalmente alzaron los brazos desesperados mientras la crisis global se hacía más extensa y profunda. Los intentos de coordinar las soluciones internacionales estuvieron condenados al fracaso debido a la creciente necesidad de cada una de las naciones soberanas de responder ante sus propios votantes.</em></p> <p align="justify"><em>Visto en retrospectiva, resultaba evidente que la internacionalización del mundo que había tenido lugar durante el siglo XXI tenía una grave falla al menos en un aspecto significativo. Aunque muchas actividades —comunicaciones, comercio, transporte (incluido el espacio), regulación de cambios de divisas, mantenimiento de la paz, intercambio de información y protección del medio ambiente, por nombrar las más importantes— se habían convertido de hecho en internacionales (incluso interplanetarias, tomando en consideración las colonias del espacio), la mayor parte de los acuerdos que establecían esas instituciones internacionales contenían codicilos que permitían a las naciones individuales retirarse, con relativamente poco margen de preaviso, si las políticas promulgadas bajo los acuerdos "ya no servían a los intereses" del país en cuestión. En pocas palabras, cada una de las naciones participantes en la creación de un cuerpo internacional tenía el derecho de revocar su implicación nacional, unilateralmente, cuando ya no estuviera satisfecha con las acciones del grupo.</em></p> <p align="justify"><em>Los años precedentes a la cita con la primera nave espacial Rama a principios de 2130 habían sido una época extraordinariamente estable y próspera. Después que el mundo se recuperó del devastador impacto cometario cerca de Padua, Italia, en 2077, hubo todo un medio siglo de crecimiento moderado. Excepto unas pocas relativamente cortas, y no demasiado severas, recesiones económicas, las condiciones de vida mejoraron en un amplio abanico de países durante todo ese tiempo. De tanto en tanto se producían guerras aisladas y disturbios civiles, principalmente en las naciones subdesarrolladas, pero los esfuerzos concentrados de las fuerzas pacificadoras mundiales contenían siempre esos problemas antes de que se volvieran demasiado serios. No hubo crisis importantes que pusieran a prueba la estabilidad de los nuevos mecanismos internacionales.</em></p> <p align="justify"><em>Inmediatamente después del encuentro con Rama I, sin embargo, hubo rápidos cambios en el aparato básico del gobierno. En primer lugar, las apropiaciones de mergencia para manejar Excalibur y los otros grandes proyectos relacionados con Rama drenaron los fondos adjudicados a otros programas establecidos. Luego, empezando en 2132, un fuerte clamor pidiendo un recorte de los impuestos, para poner más dinero en manos de la gente, redujo aún más las asignaciones monetarias para los servicios más necesarios. A finales de 2133, la mayor parte de las instituciones internacionales más nuevas se encontraban fallas de personal y eran ineficientes. Así, el derrumbamiento de la Bolsa mundial se produjo en un entorno donde ya había crecientes dudas en la mente de la población acerca de la eficacia de la red de organizaciones internacionales. A medida que proseguía el caos financiero, resultaba un paso fácil para las naciones individuales dejar de contribuir con fondos a los presupuestos mundiales, y organizaciones que tal vez hubieran sido capaces de desviar la marea del desastre si hubieran sido usadas adecuadamente se vieron viciadas desde un principio por los líderes políticos cortos de vista.</em></p> <p align="justify"><em>La crónica de los horrores del Gran Caos se halla reflejada en miles de textos de historia. En los primeros dos años, los problemas principales fueron el desorbitado crecimiento del desempleo y las quiebras, tanto personales como de grandes compañías, pero esas dificultades financieras parecieron perder importancia a medida que las filas de los sin hogar y los hambrientos seguían creciendo. Comunidades de tiendas y chozas empezaron a aparecer en los parques públicos de todas las grandes ciudades en el invierno de 2136-37, y los gobiernos municipales respondieron luchando valientemente para hallar formas de proporcionarles servicios. Esos servicios pretendían limitar las dificultades creadas por la presencia supuestamente temporal de esas hordas de individuos desempleados y mal alimentados. Pero cuando la economía no se recuperó, las escuálidas ciudades de tiendas no desaparecieron. En vez de ello, se convirtieron en un paisaje permanente de la vida urbana, crecientes cánceres que eran mundos en sí mismos, con todo un conjunto de actividades e intereses fundamentalmente distintos de los de los habitantes de las ciudades que los albergaban. A medida que pasaba el tiempo y las comunidades de tiendas y chozas se convertían en impotentes e inquietos calderos de desesperación, esos nuevos enclaves en mitad de las áreas metropolitanas amenazaron con hervir y destruir las propias entidades que les permitían existir. Pese a la ansiedad causada por esa constante espada de Damocles de anarquía urbana, el mundo consiguió finalizar el brutalmente frío invierno de 2137-38 con el entramado básico de la moderna civilización aún más o menos intacto.</em></p> <p align="justify"><em>A principios de 2138 se produjo una serie de notables acontecimientos en Italia. Esos acontecimientos, enfocados a través de un solo individuo llamado Michele Balatresi, un joven novicio franciscano que más tarde sería conocido en todas partes como San Michele de Siena, ocuparon buena parte de la atención del mundo e impidieron temporariamente la desintegración de la sociedad. Michele era una brillante combinación de genio y espiritualidad y habilidades políticas, un orador polígloto carismático con un infalible sentido del momento y la oportunidad. Apareció repentinamente en el panorama mundial en la Toscana, al parecer surgido de ninguna parte, con un apasionado mensaje religioso que apelaba a los corazones y las mentes de muchos de los asustados y/o deprimidos ciudadanos del mundo. Sus seguidores crecieron rápida y espontáneamente, y no prestaron atención a los límites internacionales. Se convirtió en una amenaza potencial para casi todas las camarillas identificadas de los líderes del mundo, con su inflexible llamada a una respuesta colectiva a los problemas que asediaban a la especie. Cuando fue martirizado en abrumadoras circunstancias en junio de 2138, el último destello de optimismo de la humanidad pareció perecer. El mundo civilizado, que había sido mantenido firme durante muchos meses por una chispa de esperanza y un débil hilo de tradición, se desmoronó bruscamente en pedazos.</em></p> <p align="justify"><em>Los cuatro años de 2138 a 2142 no fueron buenos para estar con vida. La letanía de desdichas humanas era casi interminable. El hambre, la enfermedad y el desprecio de la ley estaban por todas partes. Las pequeñas guerras y revoluciones eran demasiado numerosas para contarlas. Había un desmoronamiento casi total de las instituciones estándar de la civilización moderna, lo cual creaba una vida fantasmagórica para todo el mundo excepto unos pocos privilegiados en sus protegidos retiros. Era el mundo al revés, lo definitivo en entropía. Los intentos de resolver los problemas por parte de grupos de ciudadanos bienintencionados no podían funcionar, porque las soluciones que concebían sólo podían tener alcance local y los problemas eran mundiales.</em></p> <p align="justify"><em>El Gran Caos se extendió también a las colonias humanas en el espacio y trajo un brusco final a un glorioso capítulo en la historia de las exploraciones. A medida que el desastre económico se extendía por el planeta natal, las colonias dispersas en torno del sistema solar, que no podían existir sin regulares infusiones de dinero, provisiones y personal, se convinieron rápidamente en los hijastros olvidados de la Tierra. Como resultado de ello, casi la mitad de los residentes en las colonias habían vuelto a su planeta madre en 2140, puesto que las condiciones en sus hogares de adopción se habían deteriorado de tal modo que hasta las dificultades gemelas de reajustarse a la gravedad de la Tierra y la terrible pobreza que dominaba todo el mundo eran preferibles a quedarse, muy probablemente para morir, en las colonias. El proceso de emigración se aceleró en 2141 y 2142, años caracterizados por el colapso mecánico de los ecosistemas artificiales de las colonias y el inicio de una desastrosa carestía de repuestos para toda la flota de vehículos robots utilizados para sostener los nuevos asentamientos.</em></p> <p align="justify"><em>En 2143, sólo unos pocos colonos testarudos seguían en la Luna y Marte. Las comunicaciones entre la Tierra y las colonias se habían vuelto intermitentes y erráticas. El dinero para mantener incluso los enlaces por radio con los lejanos asentamientos ya no estaba disponible. Los Planetas Unidos habían cesado de existir dos años antes. No había un foro humano ocupándose de los problemas de la especie; el Consejo de Gobiernos no se formaría hasta dentro de cinco años. Las dos colonias restantes lucharon en vano por evitar la muerte.</em></p> <p align="justify"><em>Al año siguiente, 2144, tuvo lugar la última misión espacial tripulada significativa de aquel período. La misión fue una salida de rescate piloteada por una mujer mexicana llamada Benita García. Utilizando una mal ensamblada nave espacial construida con piezas de otras naves viejas, la señora García y su tripulación de tres hombres consiguieron de alguna manera alcanzar la órbita geosincrónica del paralizado crucero James Martin, el último vehículo de transporte interplanetario aún en servicio, y salvaron a veinticuatro personas del total de un centenar de hombres y mujeres que estaban siendo repatriados de Marte. En la mente de todos los historiadores del espacio, el rescate de los pasajeros del James Martin señaló el fin de una era. Al cabo de otros seis meses, las últimas estaciones espaciales aún en órbita eran abandonadas, y ningún ser humano partió de la Tierra en dirección a la órbita hasta casi cuarenta años más larde.</em></p> <p align="justify"><em>En 2145, el forcejeante mundo había conseguido ver la importancia de algunas de las organizaciones internacionales olvidadas y repudiadas al principio del Gran Caos. Los más talentosos miembros de la humanidad, tras haber eludido el compromiso político personal durante las benignas primeras décadas del siglo, empezaron a comprender que solamente a través de sus habilidades colectivas podría restablecerse algún parecido de vida civilizada. Al principio, los monumentales esfuerzos cooperativos que resultaron de ello tuvieron un éxito sólo modesto; pero reactivaron el optimismo fundamental del espíritu humano e iniciaron el proceso de renovación. Lentamente, siempre muy lentamente, los elementos de la civilización humana volvieron a ser puestos en su lugar.</em></p> <p align="justify"><em>Pasaron todavía otros dos años antes de que la recuperación general se dejara ver finalmente en las estadísticas económicas. En 2147, el Producto Mundial Bruto había disminuido a un siete por ciento de su nivel de seis años antes. El desempleo en las naciones desarrolladas tenía una media del treinta y cinco por ciento; en algunas de las naciones subdesarrolladas, la combinación de desempleados y subempleados ascendía a un noventa por ciento de la población. Se estima que aproximadamente cien millones de personas murieron de hambre sólo durante el terrible año 2142, cuando una gran sequía y la hambruna resultante rastrillaron el mundo en las regiones tropicales. La combinación de un índice astronómico de muertes por muchas causas y un minúsculo índice de nacimientos (porque, ¿quién deseaba traer un hijo a un mundo tan desesperado?) hizo que la población mundial descendiera en casi mil millones durante la década que terminó en 2150.</em></p> <p align="justify"><em>La experiencia del Gran Caos dejó una cicatriz permanente en toda una generación. A medida que pasaban los años, y los niños nacidos tras su conclusión alcanzaban la adolescencia, se vieron enfrentados a unos padres cautelosos al extremo de la fobia. La vida como quinceañero en los años 2160 e incluso 2170 fue muy estricta. Los recuerdos de los terribles traumas de su juventud durante el Caos atormentaron a la generación adulta y la hicieron extremadamente rígida en su aplicación de la disciplina paterna. Para ellos, la vida no era un paseo por un parque de diversiones. Era un asunto mortalmente serio, y sólo a través de una combinación de sólidos valores, autocontrol, y un fuerte compromiso a una meta valiosa, había alguna posibilidad de alcanzar la felicidad.</em></p> <p align="justify"><em>La sociedad que emergió en los años 2170 fue pues espectacularmente distinta del irresponsable laissez-faire de cincuenta años antes. Muchas instituciones muy antiguas y establecidas, entre ellas la Nación-Estado, la Iglesia Católica Romana y la monarquía británica, habían gozado de un renacimiento durante el medio siglo intermedio. Esas instituciones prosperaron porque se adaptaron rápidamente y adoptaron posiciones de liderazgo en la reestructuración que siguió al Caos.</em></p> <p align="justify"><em>A finales de la década del 2170, cuando algo parecido a la estabilidad regresó al planeta, el interés en el espacio empezó a crecer otra vez. Una nueva generación de satélites de observación y comunicaciones fue lanzada por la reconstituida Agencia Internacional del Espacio, uno de los brazos administrativos del Consejo de Gobiernos. Al principio la actividad espacial fue cautelosa, y los presupuestos de la AIE muy pequeños. Sólo las naciones desarrolladas participaron activamente. Cuando recomenzaron con éxito los vuelos piloteados, fue planeado un modesto programa de misiones para la década del 2190. Una nueva Academia del Espacio para entrenar cosmonautas para esas misiones abrió sus puertas en 2188, y los primeros graduados salieron de ella cuatro años más tarde.</em></p> <p align="justify"><em>En la Tierra, el desarrollo fue dolorosamente lento pero regular y predecible durante la mayor parte de los veinte años precedentes al descubrimiento de la segunda espacionave ramana en 2196. En un sentido tecnológico, la humanidad se hallaba aproximadamente al mismo nivel general de desarrollo en 2196 que el que tenía setenta años antes, cuando apareció la primera nave extraterrestre. Las recientes experiencias en vuelos espaciales eran mucho menores, por supuesto, en el momento del segundo encuentro; sin embargo, en ciertas áreas técnicas críticas, como la medicina y el control de la información, la sociedad humana de la última década del siglo XXII estaba considerablemente más avanzada de lo que lo había estado en 2130. En otro componente las civilizaciones halladas por las dos naves espaciales ramanas eran marcadamente distintas..., muchos de los seres humanos vivos en 2196, especialmente aquellos más viejos y que conservaban los puestos que dictaban la política en la estructura de gobierno, habían vivido algunos de los muy dolorosos años del Gran Caos. Conocían el significado de la palabra miedo. Y esa poderosa palabra modeló sus deliberaciones mientras debatían las prioridades que guiarían una misión humana a la cita con Rama II.</em></p> </blockquote> <p align="justify"><strong>La Yapa</strong>: La primera novela ramana estuvo a punto de ser adaptada al cine a principios de la década pasada, pero el proyecto fue abandonado. Sin embargo un <a href="http://www.imdb.com/title/tt0388369/" target="_blank">cortometraje inspirado en la historia</a> fue realizado por los estudiantes de cinematografía y artes Aaron Ross y Phillip Mahoney en el año 2001 y 2003. Acá abajo pueden ver dos versiones del mismo para darse una idea de las dimensiones del escenario, lo mismo que un detrás de cámaras.</p> <p align="center"><iframe src="http://player.vimeo.com/video/9739256" frameborder="0" width="480" height="360" mozallowfullscreen="mozallowfullscreen" webkitallowfullscreen="webkitallowfullscreen" allowfullscreen="allowfullscreen"></iframe></p> <p align="center"><a href="http://vimeo.com/9739256">Rendezvous with Rama - Vancouver Film School (VFS)</a> from <a href="http://vimeo.com/vancouverfilmschool">Vancouver Film School</a> on <a href="http://vimeo.com">Vimeo</a>.</p> <p align="center"> </p> <p align="center"><iframe src="http://player.vimeo.com/video/1989082" frameborder="0" width="480" height="360" mozallowfullscreen="mozallowfullscreen" webkitallowfullscreen="webkitallowfullscreen" allowfullscreen="allowfullscreen"></iframe></p> <p align="center"><a href="http://vimeo.com/1989082">Rendezvous with Rama - NYU 2001</a> from <a href="http://vimeo.com/aaronross">Aaron Ross</a> on <a href="http://vimeo.com">Vimeo</a>.</p> <p align="center"> </p> <p align="center"><iframe src="http://player.vimeo.com/video/2042295" frameborder="0" width="480" height="360" mozallowfullscreen="mozallowfullscreen" webkitallowfullscreen="webkitallowfullscreen" allowfullscreen="allowfullscreen"></iframe></p> <p align="center"><a href="http://vimeo.com/2042295">The Making of Rendezvous with Rama</a> from <a href="http://vimeo.com/aaronross">Aaron Ross</a> on <a href="http://vimeo.com">Vimeo</a>.</p> César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-52136676233828252762011-08-26T23:04:00.001-05:002021-10-02T20:28:31.342-05:00El Ministro y el Aspirante, poema de Felipe Pardo y Aliaga<p align="right">[Op. Cit.]</p> <p align="justify">¿Cómo es posible que aún este poema mantenga su vigencia? Ayer se presentó el Gabinete Lerner en el Congreso y por ello qué mejor que dedicarles a ellos, a los parlamentarios que votaron por darles el voto de confianza  y a los que se abstuvieron este pequeño poema satírico de uno de los maestros peruanos del Costumbrismo decimonónico.</p> <p align="center"><img height="445" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtFFzTe-5SbE_Cg6InQcr9RQsb8e3YtuwXXggwxwbYq8dgEf7AXqaEgC0GnbqotjT_NV3R1NOyz8ZdLZ9I8ncKEn3VV7jxpXGpLpkwUrDjjWtVVKVgfC3yBTO5BHZ1HeGYfZzWE41wV4I/s1600/lernercongreso.jpg" width="590" /> <br />Imagen de <a href="http://www.rpp.com.pe/2011-08-25-gobierno-se-compromete-a-impulsar-la-educacion-fisica-en-los-colegios-noticia_397738.html" target="_blank">RPP</a></p> <h3 align="center">El Ministro y el Aspirante <br /></h3> <p align="center"><strong>Letrilla</strong></p> <p>"No es posible estar mejor: <img title="Felipe Pardo y Aliaga" style="display: inline; margin-left: 0px; margin-right: 0px" alt="Felipe Pardo y Aliaga" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjI5Owe0glzPLs_lhE5o07VO_AE8k2wpD51_-np0RwFQIzoqGz3g1qMC6o5Igz2uxXxeKkRpxwXXap85tLB-hrmTP_21wafyaJU93ye7OUKuRzmWjSuvkxaEVvh6lL0bs4YTsDc2hu4-OXg/s320/felipe+pardo+y+aliaga.jpg" align="right" /> <br />El amor al orden cunde, <br />La hacienda va de primor, <br />Y la instruccion se difunde. <br />Gobierno tan bienhechor <br />Forzoso será que funde <br />La gloria de este hemisferio." <br /><i>Este ocupa un ministerio. </i></p> <p>"Esto se lo lleva el diablo: <br />El desorden que se nota <br />No lo ataja ni San Pablo: <br />La hacienda está en bancarrota, <br />Y, ó no sé yo lo que hablo, <br />O hace este gobierno idiota <br />Del pais un cementerio." <br /><i>Este quiere un ministerio. </i></p> <p>"¡Cuánto complace el que sean <br />Premiadas hoy las virtudes! <br />¡Cuánto ver que solo emplean <br />A hombres de honor y aptitudes! <br />¡Cuánto que su fin ya vean <br />Nuestras largas inquietudes <br />De la ley bajo el imperio!" <br /><i>Este ocupa un ministerio. </i></p> <p>"¡Da horror ver en su apojeo <br /> A viciosos disolutos <br />Y que no se da un empleo <br />Sino á pícaros y á brutos! <br />La nacion es el recreo <br />De estos dueños absolutos. <br />¿Quién sufre tal cautiverio?" <br /><i>Este quiere un ministerio. </i></p> <p>"El mandarín mas adusto <br />Ve en el pueblo á sus iguales, <br />Y gobierna franco y justo <br />Con afectos paternales. <br />¿Y habrá censor tan injusto <br />Que pueda manejos tales <br />Juzgar dignos de improperio?" <br /><i>Este ocupa un ministerio. </i></p> <p>"Vilmente hollando la ley <br />¿A quién dejarán de herir? <br />Peor que en tiempo del Rey <br />Va el Estado en mi sentir: <br />Cada Prefecto es un Dei, <br />Cada ministro un Visir: <br />Todo es tapujo y misterio." <br /><i>Este quiere un ministerio: </i></p> <p>"Si del poder se ensancháran <br />Los límites, ¡ay! entonces <br />Mucho se facilitaran <br />De esta máquina los gonces: <br />Proyectos se ejecutáran <br />Dignos de grabarse en bronces, <br />Y algo se hiciera mas serio." <br /><i>Este ocupa un ministerio. </i></p> <p><a></a></p> <p>"Se anhela por una inmensa <br />Libertad en los negocios, <br />Y á este fin jime la prensa <br />Bajo el ministro y sus socios. <br />¿Quiérenla aun mas estensa <br />Para entretener sus ócios? <br />¡O vergüenza! ¡ó vituperio!" <br /><i>Este quiere un ministerio. </i></p> <p>"Mas bienandanza cabal <br />No tendrá la patria mia <br />Mientras la imprenta fatal <br />No vea su último dia, <br />Y se agote el manantial <br />De calumnia, de osadía <br />De imprudencia y de dicterio." <br /><i>Este ocupa un ministerio. </i></p> <p>"No hay libertad de opinion: <br />Por la imprenta no hay ataques. <br />Que esperen la Estrema-Uncion <br />Los que se metan á jaques <br />Contra cualquiera mandón. <br />¿Piensan estos badulaques <br />Que es la nacion monasterio?" <br /><i>Este quiere un ministerio. </i></p> <p>Sin oir este charlar <br />Eterno, aunque no administro <br />Ni ambiciono administrar, <br />Puedo, si el alma rejistro <br />De cada hombre, penetrar <br />Que el que quiere ser ministro <br />No usa del mismo criterio <br /><i>Que </i><i>el </i><i>que ocupa un ministerio.</i></p> <p><i> -----------------------</i></p> <p>Ajá.</p> César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-57549404227923929162011-07-18T22:34:00.001-05:002011-07-18T22:34:34.028-05:00Buena Colección, un cuento de Antón Chéjov<p align="right">[Op. Cit.]</p> <h3>Grande, doctor.</h3> <p><img title=""Pan con Clavos", del guatemalteco Benvenuto Chavajay Gonzalez" style="display: block; float: none; margin-left: auto; margin-right: auto" alt=""Pan con Clavos", del guatemalteco Benvenuto Chavajay Gonzalez" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggZqt1IRo8-e1hAfxUoLeujykFLLLKvRZKbwJowXxJjF0T7dv7kEihHF7D_rirN2HjPBg9kKwTA6XKKR5pcoJRaeuY4pi8_S62BHfLC2JBLv9k9ULDVfMqaLUhltTGUjbIAMJvPuvjmBU/s400/Image17002.jpg" /></p> <h1 align="center"><em>Buena Colección</em></h1> <p align="justify"><em>Hace días fui a a visitar a mi amigo, el periodista Misha Kovrov. Le hallé sentado en un sofá, limpiándose las uñas y tomando té. Me ofreció un vaso.</em></p> <p align="justify"><em>–Sin pan no suelo tomarlo –rehusé–. Manda por pan.</em></p> <p align="justify"><em>–¡De ningún modo! –exclamó él–. A un enemigo le daría pan. ¡A un amigo jamás!</em></p> <p align="justify"><em>–¡Qué raro! ¿Y por qué?</em></p> <p align="justify"><em>–Ahora lo verás. Ven aquí.</em></p> <p align="justify"><em>Misha me condujo a una mesa, de la que sacó un cajón.</em></p> <p align="justify"><em>–Fíjate.</em></p> <p align="justify"><em>Por más que me fijé, nada de particular se ofreció a mi vista.</em></p> <p align="justify"><em>–La verdad, no veo nada: basura; clavos, trapos, unos rabos extraños…</em></p> <p align="justify"><em>–Pues eso es lo que quería enseñarte. ¡Diez años llevo coleccionando esos trapos, esas cuerdas y esos clavos! ¡Una colección estupenda!</em></p> <p align="justify"><em>Misha recogió toda aquella basura y la fue echando en una hoja de periódico.</em></p> <p align="justify"><em>–¿Ves este fósforo? –me dijo, mostrándome una cerilla a medio quemar–. Es la mar de interesante. La encontré el año pasado en una rosquilla que compré en la panadería de Sebastianov. Por poco me ahogo. Menos mal que mi mujer estaba en casa y me dio unos golpes en la espalda para que la despidiera; que si no llega a estar, se me queda la cerilla en la garganta. Mira esta uña. Apareció hace tres años dentro de un bizcocho que me vendieron en la panadería y confitería de Filippov. El bizcocho, como ves, no tenía manos ni pies, pero sí uñas. ¡Caprichos de la naturaleza! Este pedazo de trapo verde habitaba, hace cinco años, dentro de un salchichón adquirido en una de las mejores tiendas de Moscú. Esta cucaracha seca se bañaba en una sopa que me sirvieron en la cantina de una estación de ferrocarril; y este clavo, en una albóndiga que me comí en la misma estación. Este rabo de rata y este trozo de tafilete fueron hallados ambos dentro de un panecillo de la misma panadería de Filippov. Esta anchoa, de la que ya no queda sino la raspa, venía en una torta que le regalaron a mi mujer el día de su santo. Esta fiera llamada ciempiés me fue servida con una jarra de cerveza en una cervecería alemana. Este pegote de guano estuve a punto de tragármelo con una empanadilla, en una fonda. Y así sucesivamente, querido.</em></p> <p align="justify"><em>–¡Magnífica colección!</em></p> <p align="justify"><em>–Desde luego. Pesa libra y media. Y eso no contando lo que, por descuido, me habré tragado y digerido, que no será menos de cinco o seis libras…</em></p> <p align="justify"><em>Misha levantó cuidadosamente la hoja de periódico, contempló admirado la colección durante un instante, y la volvió a echar en el cajón.</em></p> <p align="justify"><em>Yo cogí el vaso y me puse a tomarme el té, sin volver a pedir que mandara por pan.</em></p> <p align="center">^ O ^ ^ O ^ ^ O ^ ^ O ^ ^ O ^</p> <p align="justify">Siempre que leo a <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Ant%C3%B3n_Ch%C3%A9jov" target="_blank">Antón Chéjov</a> no me pareciera estar leyendo historias lejanas, sino todo lo contrario. Su cuentística está tan llena de naderías y anécdotas universales que con sólo un poco de imaginación uno puede cambiar los escenarios por los propios. Por ejemplo este cuento que compartir acabo de su prolífica etapa de colaborador de diarios y semanarios: ¿a quién no le ha venido una desagradable sorpresa dentro de un pan, biscocho o nadando en una sopa? Lo mínimo: la mosca del Chavo del Ocho. Al final es así: uno no puede bajar la guardia cuando come en la calle.</p> <p align="justify">Y hablando de no bajar la guardia: mañana le toca al equipo peruano de fútbol el enfrentarse al de Uruguay. ¿Quién lo hubiera pensado? ¡En las semifinales! ¡Y Brasil y Argentina eliminados! Definitivamente es el fin. Uruguay y Perú ya se han enfrentado en esta Copa en la fase de Grupos, y el resultado entonces fue empate. Ahora el empate… no es una opción; tiene que haber un ganador, y cada equipo irá a jugarse la llave para enfrentar a Paraguay o ¡Venezuela! en la Final. Veremos lo que pasa, y aunque se pierda, creo que ya de por sí este equipo lo ha hacho bien. Con que mantengan la disciplina en las eliminatorias… La hinchada peruana ya está curtida de decepciones.</p> <p align="justify">Hoy fue el Día Internacional de Nelson Mandela, también el 19º aniversario de la masacre de Barrios Altos (ayer lo fue del de Jirón Tarata): la esperanza y el odio son vecinos en los corazones de los hombres. Ya este gobierno está con la cuenta atrás, y se iniciará en diez días una nueva administración en esta peruana república entre desconfianzas y aprensiones. Y para matarla, se abre un ciclo de crisis económica global con un Euro golpeado y la posible bancarrota del gobierno estadounidense. Ufff, suburbios en los suburbios del mundo sólo podemos mirar… y esperar.</p> <p align="justify">Bueno, hemos pasado cosas peores. Si Ollanta Humala no es loco desatado no llevará al país al precipicio sólo por satisfacer a los radicales capitalistas de estado. Al menos la Bolsa de Valores de Lima ha subido: es señal de que el dinero pierde el miedo… por ahora al menos.</p> <p align="justify">Cuídense y hasta luego.</p> César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-37150352443254306102011-04-15T20:49:00.001-05:002011-04-15T20:49:51.057-05:00“Los Mineros Salieron de la Mina” y dos versiones de “Masa”<p align="right">[Op. Cit.]</p> <h3>Homenaje al maestro.</h3> <p align="center"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipvETDNl5SZf76cVVYjbC_iN7oh5okYtNJTHNjhM4EKWqt4JUkCob-BBEYAYv73D6HQ-5_vGLx29ThRdjS-Kh38bZnNqOsLNGpd1ioXCaM1Ay9F1mx4gBmdDkiZRAlhLIV1Qi8KFLO85k/s1600/doodlevallejo.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5595986630943106482" style="width: 400px; cursor: hand; height: 224px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipvETDNl5SZf76cVVYjbC_iN7oh5okYtNJTHNjhM4EKWqt4JUkCob-BBEYAYv73D6HQ-5_vGLx29ThRdjS-Kh38bZnNqOsLNGpd1ioXCaM1Ay9F1mx4gBmdDkiZRAlhLIV1Qi8KFLO85k/s400/doodlevallejo.jpg" border="0" /></a> <br />(Doodle conmemorativo propuesto a Google pero que no sacó al final)</p> <p align="justify">De <a href="http://www.facebook.com/pages/Cesar-Vallejo/39941231328?sk=wall" target="_blank">facebook</a> salió la idea: una campaña para que Google, el gigante de internet, conmemorara el 73 aniversario de la muerte de nuestro poeta más universal, César Vallejo, con un <em>doodle </em>como acostumbra hacer. La cosa era para hoy, 15 de abril, viernes como el día que partió a la Eternidad, en semana santa de 1938, mas los chicos del buscador al final optaron por celebrar el 122 aniversario de Charlie Chaplin con un <em>doodle</em> cinematográfico que imitara un corto de <em>Charlot</em>. Claro que queda abierta la posibilidad de “queda abierta la posibilidad de que el 16 de marzo del próximo año, cuando se celebrará el 120 aniversario del nacimiento de Vallejo, se pueda ver un ‘doodle’ alusivo a la celebración” (<a href="http://elcomercio.pe/tecnologia/743375/noticia-google-homenajeo-charles-chaplin-doodle-cinematografico" target="_blank">El Comercio</a>).</p> <p align="justify">Pero igual acá recordamos a uno de nuestros poetas más humanos con un par de los poemas que me son más favoritos. Y no dejen de ver <a href="http://www.facebook.com/pages/Cesar-Vallejo/39941231328?sk=wall" target="_blank">el facebook que mencioné al inicio</a>, que tiene muchas cosas interesantes.</p> <h1 align="center"><em>Los Mineros Salieron de la Mina</em></h1> <p><em>Los mineros salieron de la mina <br />remontando sus ruinas venideras, <br />fajaron su salud con estampidos <br />y, elaborando su función mental, <br />cerraron con sus voces <br />el socavón, en forma de síntoma profundo.</em></p> <p><em>¡Era de ver sus polvos corrosivos! <br />¡Era de oír sus óxidos de altura! <br />Cuñas de boca, yunques de boca, aparatos de boca (¡Es formidable!)</em></p> <p><em>El orden de sus túmulos, <br />sus inducciones plásticas, sus respuestas corales, <br />agolpáronse al pie de ígneos percances <br />y airente amarillura conocieron los trístidos y tristes, <br />imbuidos <br />del metal que se acaba, del metaloide pálido y pequeño.</em></p> <p><em>Craneados de labor, <br />y calzados de cuero de vizcacha, <br />calzados de senderos infinitos, <br />y los ojos de físico llorar, <br />creadores de la profundidad, <br />saben, a cielo intermitente de escalera, <br />bajar mirando para arriba, <br />saben subir mirando para abajo.</em></p> <p><em>¡Loor al antiguo juego de su naturaleza, <br />a sus insomnes órganos, a su saliva rústica! <br />¡Temple, filo y punta, a sus pestañas! <br />¡Crezcan la yerba, el liquen y la rana en sus adverbios! <br />¡Felpa de hierro a sus nupciales sábanas! <br />¡Mujeres hasta abajo, sus mujeres! <br />¡Mucha felicidad para los suyos! <br />¡Son algo portentoso, los mineros <br />remontando sus ruinas venideras, <br />elaborando su función mental <br />y abriendo con sus voces <br />el socavón, en forma de síntoma profundo! <img height="271" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhN5R74eDqVOF1p01DP34OfhpgZGpTgFD6oitSZ1IJpEnBJVr3QRpPcO1Ok2Qv8ZeEtB69fvaF1VbVw1_CB8iSvrlPDNXRSHRncKVMfRQ2J8FbPPJlLzZ0p9-we3SjU4ie6Ph4dq4xhj34/s400/Vallejo.jpg" width="200" align="right" /> <br />¡Loor a su naturaleza amarillenta, <br />a su linterna mágica, <br />a sus cubos y rombos, a sus percances plásticos, <br />a sus ojazos de seis nervios ópticos <br />y a sus hijos que juegan en la iglesia <br />y a sus tácitos padres infantiles! <br />¡Salud, oh creadores de la profundidad...! (Es formidable.)</em></p> <p><strong>(De <em>Poemas Humanos</em>)</strong></p> <h1 align="center"><em>XII.- Masa</em></h1> <p><em>Al fin de la batalla, <br />y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre <br />y le dijo: «No mueras, te amo tánto!» <br />Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.</em></p> <p><em>Se le acercaron dos y repitiéronle: <br />«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!» <br />Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.</em></p> <p><em>Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, <br />clamando: «Tánto amor, y no poder nada contra la muerte!» <br />Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.</em></p> <p><em>Le rodearon millones de individuos, <br />con un ruego común: «¡Quédate hermano!» <br />Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.</em></p> <p><em>Entonces, todos los hombres de la tierra <br />le rodearon; les vió el cadáver triste, emocionado; <br />incorporóse lentamente, <br />abrazó al primer hombre; echóse a andar…</em></p> <p><strong>(De <em>España, Aparta de mí este Cáliz</em>)</strong></p> <p align="justify"><strong>La Yapa: </strong>Hará un tiempo, el entooooonces joven valor del manga nacional David Cárdenas, incluyó una faltosa versión de este último poema de Vallejo dentro de una parodia de la muerte de Shidou (AKA Chivou) uno de los personajes de <a href="http://en.wikipedia.org/wiki/Basara_(manga)" target="_blank"><em><strong>Legend of Basara</strong></em></a>, un anime de 1998 que el Club Sugoi proyectara por el año 2000. (Por eso las imágenes en la última página haciendo mención al “Colegio Champignón”). El original está en el número 12 de Tenkaichi (Enero de 2001).</p> <p align="center"><strong>[Hagan clic para ver] <br /></strong><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIUJ9ILPzG6RCjCI_Hd1OH3ZpvBes4pDAQyax63dLuihc4drkLusw7G6wxroUuKM6q_bz9PUC4Cz2LGCh6nhI-6bC0s5fgHu4CC2AKtY6zK24nCrT-ok9trX7CWZhT951Dp-m-3hSak84/s1600/img01.JPG" target="_blank"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5595979306403890818" title="pg 01" style="width: 234px; cursor: hand; height: 320px" alt="pg 01" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIUJ9ILPzG6RCjCI_Hd1OH3ZpvBes4pDAQyax63dLuihc4drkLusw7G6wxroUuKM6q_bz9PUC4Cz2LGCh6nhI-6bC0s5fgHu4CC2AKtY6zK24nCrT-ok9trX7CWZhT951Dp-m-3hSak84/s320/img01.JPG" border="0" /></a> <a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLI2fkw2bqDS4rsquoiMAcKWKIyh8tEzDmY68XMnJ8S-yfCZMriXMhGURiNhXjHSet6TGozw5tcsITJ1elhdrSs13BuZalAaSpThwhH_vGE_-aZYmtZII8-vMgn4U0UdGh2NKHEsmjLIQ/s1600/img02.JPG" target="_blank"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5595979218623256482" title="pg02" style="width: 230px; cursor: hand; height: 320px" alt="pg02" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLI2fkw2bqDS4rsquoiMAcKWKIyh8tEzDmY68XMnJ8S-yfCZMriXMhGURiNhXjHSet6TGozw5tcsITJ1elhdrSs13BuZalAaSpThwhH_vGE_-aZYmtZII8-vMgn4U0UdGh2NKHEsmjLIQ/s320/img02.JPG" border="0" /></a> <a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXPlx8FIdQOEAfxUyAQnMGxzLE7-cBX4nM1qHPrSqBTq3NaFnftw7QWPVEofHp8XL8odgNnXVE1GoLWwrh7Ue4HgdF6DsGo1UGDy3w6P1c_ZcXco-Q1QpSf6JJatVOL2NsF1pNgt7GPDo/s1600/img03.JPG" target="_blank"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5595979213478249842" title="pg03" style="width: 232px; cursor: hand; height: 320px" alt="pg03" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXPlx8FIdQOEAfxUyAQnMGxzLE7-cBX4nM1qHPrSqBTq3NaFnftw7QWPVEofHp8XL8odgNnXVE1GoLWwrh7Ue4HgdF6DsGo1UGDy3w6P1c_ZcXco-Q1QpSf6JJatVOL2NsF1pNgt7GPDo/s320/img03.JPG" border="0" /></a> <a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeFCfOBIcca9_rRUnFuogS2nosgiUV5hptktUTjThvXkU1oRkeMoK3i1DV42M0Wv7ebQfFPgZlXl_IWxfbfMF0STyGSi3af_wxZboutt07HKVx21S_HUEAoPWBcLngHr9rPy4CtRzkNnk/s1600/img04.JPG" target="_blank"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5595979208816577826" title="pg04" style="width: 230px; cursor: hand; height: 320px" alt="pg04" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeFCfOBIcca9_rRUnFuogS2nosgiUV5hptktUTjThvXkU1oRkeMoK3i1DV42M0Wv7ebQfFPgZlXl_IWxfbfMF0STyGSi3af_wxZboutt07HKVx21S_HUEAoPWBcLngHr9rPy4CtRzkNnk/s320/img04.JPG" border="0" /></a> <a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDMrxyxfNwh-_uShUIMiTnOm42EQbMIdq_DO0H8Rh50xhQwvpMSv8rO7WqiprxgXV6e06RlrnGUhetdhZ8pLRxI_9DGOkzTNN8W5knLq1x7JyrZSSdsrgDghELUKLOwXp8UDvkVvTH0t0/s1600/img05.JPG" target="_blank"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5595979204982404658" title="pg05" style="width: 235px; cursor: hand; height: 320px" alt="pg05" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDMrxyxfNwh-_uShUIMiTnOm42EQbMIdq_DO0H8Rh50xhQwvpMSv8rO7WqiprxgXV6e06RlrnGUhetdhZ8pLRxI_9DGOkzTNN8W5knLq1x7JyrZSSdsrgDghELUKLOwXp8UDvkVvTH0t0/s320/img05.JPG" border="0" /></a> <a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYN1KBgNSSO6UPCTGYnMaXshl_-e6DE0my3Q_6W5JbdoDPsvjfPoU4gdb9Xw-m_nr_LtVTFUO0411Y5yq8t6xtZKslAVYzA-CnCCHM-LuP-9htlQDuHsbi2QyO92C7sfpgNv_ZLQVDBvM/s1600/img06.JPG" target="_blank"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5595979204840164514" title="pg06" style="width: 234px; cursor: hand; height: 320px" alt="pg06" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYN1KBgNSSO6UPCTGYnMaXshl_-e6DE0my3Q_6W5JbdoDPsvjfPoU4gdb9Xw-m_nr_LtVTFUO0411Y5yq8t6xtZKslAVYzA-CnCCHM-LuP-9htlQDuHsbi2QyO92C7sfpgNv_ZLQVDBvM/s320/img06.JPG" border="0" /></a></p> César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-19020210213635796262011-02-15T20:01:00.001-05:002011-02-15T20:01:57.982-05:00El mito de Un Mundo Mejor, fragmento de El Siglo de Las Luces, novela de Alejo Carpentier<p align="right">[Op. Cit]</p> <h3>El río fluye, pero el agua es la misma.</h3> <p><img height="395" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbXvbVJPh-FQBP9If4r1o3drhF_DtrDh2RoEykfpjp1Ivz60BCzWXr4RUs_nbKlNL85vunQ_19a58TQy8kiFlo-6Wm0WSNMkX0DebAHeXfWKnb2YKbYAtz10YQy9xuGUcqdf5yy2G6kGA/s1600/Delta_del_Orinoco.jpg" width="590" /></p> <p align="justify"><em>El Siglo de las Luces </em>es acaso la más famosa novela del escritor francocubano Alejo Carpentier. Yo la leí en una primorosa versión de tapa dura que tomé en préstamo de la Biblioteca de mi Universidad… allá cuando estudiaba el Primer Año de Contabilidad. Recuerdo cómo me la acabé casi de un tirón en mi cama bajo la luz de una lámpara un fin de semana. Su lenguaje barroco y el colorido y musicalidad de sus imágenes me subyugó y hasta ahora me impresiona. Definitivamente una obra maestra que basada en hechos históricos reales nos relata la confusión y las luchas políticas que se dieron en el marco de la introducción de los ideales de la Revolución Francesa en las Antillas a fines del siglo XVIII, presentados a través de unos de esos personajes de talla mítica que tanto admiraba Carpentier, el Agente del Directorio para la isla de Guadalupe, Víctor Hughes, y su relación con tres jóvenes huérfanos cubanos de los que se hace amigo (y cuasi-mentor) en un viaje de “negocios” a La Habana. Este fragmento es significativo; en él Carpentier expone su idea del “eterno retorno”, el carácter cíclico de la Humanidad y la pervivencia de los paradigmas, además de narrarnos de forma brillante la odisea de los caribes en pos del Imperio de los Mayas.</p> <blockquote> <h1 align="center"><em>El Siglo de las Luces <br /></em></h1> <p align="center"><em>(Fragmento) </em></p> <p align="center"><em><strong>XXXIV</strong></em></p> <p align="justify"><em>...Hallábase frente a las Bocas del Dragón, en la noche inmensamente estrellada, allí donde el Gran Almirante de Fernando e Isabel viera el agua dulce trabada en pelea con el agua salada desde los días de la Creación del Mundo. «La dulce empujaba a la otra por que no entrase, y la salada por que la otra no saliese.» Pero, hoy como ayer, los grandes troncos venidos de tierras adentro, arrancados por las crecientes de Agosto, golpeados por las peñas, tomaban los rumbos del mar, escapando al agua dulce para dispersarse sobre la inmensidad de la salada. Veíalos flotar Esteban, hacia Trinidad, Tobago o las Granadinas, dibujados en negro sobre estremecidas fosforescencias, como las largas, larguísimas barcas, que no hacía tantos siglos hubiesen salido por estos mismos rumbos, en busca de una Tierra Prometida. En aquella Edad de Piedra —tan reciente y tan actual para muchos, no obstante— el Imperio del Norte era la obsesión de cuantos se reunían, de noche, en torno a las hogueras. Y, sin embargo, era bien poco lo que de él se sabía. Los pescadores tenían sus noticias de boca de otros pescadores, que las tenían de otros pescadores de más lejos y más arriba, que las tenían a su vez de otros más remotos. Pero los Objetos habían viajado, traídos por trueques y navegaciones sin número. Estaban ahí, enigmáticos y solemnes, con todo el misterio de su factura. Eran piedras pequeñas —¿y qué importaba el tamaño?— que hablaban por sus formas; piedras que miraban, que desafiaban, que reían o se crispaban en extrañas muecas, venidas de la tierra donde había explanadas inmensas, baños de vírgenes, edificaciones nunca vistas. Poco a poco, de tanto hablar del Imperio del Norte, los hombres fueron adquiriendo sobre él derecho de propiedad. Tantas cosas habían creado las palabras, llevadas de generación a generación, que esas cosas habían pasado a ser una suerte de patrimonio colectivo. Aquel mundo distante era una Tierra-en-Espera, donde por fuerza habría de instalarse un día el Pueblo Predilecto, cuando los signos celestiales señalaran la hora de marchar. En espera de ello, la masa humana engrosaba cada día aumentando el hormigueo de las gentes en la boca del Río-sin-Término, del Río-Madre, situado a centenares de jornadas más al sur de las Bocas del Dragón. Unas tribus habían bajado de sus serranías, abandonando las aldeas donde<img style="display: inline; margin-left: 0px; margin-right: 0px" src="http://2.bp.blogspot.com/_bsX4so20Ugo/TQanVmhQJ_I/AAAAAAAAAcA/qi1fBL0xvl0/s1600/caribesimagesCAH7RARR.jpg" align="right" /> se viviera desde tiempos inmemoriales. Otras habían desertado la ribera derecha, en tanto que las de selvas adentro iban apareciendo, bajo las lunas nuevas, saliendo de las espesuras por grupos extenuados, con el deslumbramiento de quienes, durante largos meses, hubieran andado en penumbras verdes, siguiendo los caños, sorteando las tuberas... La espera, sin embargo, se prolongaba. Tan vasta iba a ser la empresa, tan largo el camino por recorrer, que no acababan los caudillos de decidirse. Crecían los hijos y los nietos, y aún estaban todos ahí, pululantes, inactivos, hablando de lo mismo, contemplando los Objetos cuyo prestigio se acrecía con la espera. Y una noche, según se recordaría siempre, una forma llameante cruzó el cielo, con un enorme silbido, señalando el rumbo que los hombres se habían fijado desde mucho antes para alcanzar el Imperio del Norte. Entonces la horda se puso en marcha, dividida en centenares de escuadrones combatientes, penetrando en las tierras ajenas. Todos los varones de otros pueblos eran exterminados, implacablemente, conservándose sus mujeres para la proliferación de la raza conquistadora. Así se crearon los idiomas: el de las hembras, lenguaje de cocina y de partos, y el de los hombres, lenguaje de guerreros, cuyo conocimiento se tenía por un privilegio soberano... Más de un siglo duró la marcha a través de selvas, llanuras, desfiladeros, hasta que los invasores se encontraron frente al Mar. Se tenían noticias de que las gentes de otros pueblos, sabedoras del terrible avance de las del Sur, habían pasado a unas islas que existían, lejos aunque no tan lejos, detrás del horizonte. Nuevos Objetos, semejantes a los conocidos, indicaban que el Rumbo de las Islas era acaso el más señalado para alcanzar el Imperio del Norte. Y como el tiempo no contaba, sino la idea fija de llegar algún día a la Tierra-en-Espera, los hombres se detuvieron para aprender las artes de la navegación. Las canoas rotas, dejadas en las playas, sirvieron de modelos a las primeras que, con troncos ahuecados, fabricaron los invasores. Pero, como habría que afrontar largas distancias, comenzaron a hacerlas cada vez más grandes y espigadas, de mayor eslora, con altas y afiladas proas, donde cabían hasta sesenta hombres. Y un día, los tataranietos de quienes habían iniciado la migración terrestre, iniciaron la migración marítima partiendo, por grupos de barcas, a la descubierta de las islas. Tarea fácil les fue cruzar los estrechos, burlar las corrientes, saltando de tierra en tierra y matando a sus habitantes —mansos agricultores y pescadores que ignoraban las artes de la guerra. De isla en isla iban avanzando los marineros, cada vez más expertos y más audaces, habituados a guiarse ya por la posición de los astros. A medida que proseguían su ruta, crecían ante sus ojos las torres, las explanadas, los edificios, del Imperio del Norte. Se le sentía próximo, con aquellas islas que crecían, tornándose cada vez más montañosas y ricas. Dentro de tres islas, de dos islas, acaso de una —y contábase por islas— se llegaría por fin a la Tierra-en-Espera. Ya estaban las vanguardias en la mayor de todas —acaso última etapa. No se destinaban ya las maravillas próximas a los nietos de los invasores. Eran estos ojos que tengo, los que las contemplarían. Y de sólo pensarlo, se apretaba el ritmo de las salomas y los remos, por filas, se hundían en el mar, impulsados por manos impacientes.</em></p> <p align="justify"><em>Pero he aquí que en el horizonte empiezan a dibujarse unas formas raras, desconocidas, con alvéolos en los costados y aquellos árboles crecidos en lo alto, sosteniendo paños que se hinchaban o tremolaban, ostentando signos ignorados. Los invasores se topaban con otros invasores, insospechados, insospechables, venidos de no se sabía dónde, que llegaban a punto para aniquilar un sueño de siglos. La Gran Migración ya no tendría objeto: el Imperio del Norte pasaría a manos de los Inesperados. En su despecho, su ira visceral, los Caribes se lanzaban al asalto de esas enormes naves, asombrando con su audacia a quienes las defendían. Se trepaban a las bordas, atacando con una encarnizada desesperación, inexplicable para los recién llegados. Dos tiempos históricos inconciliables, se afrontaban en esa lucha sin tregua posible, que oponía el Hombre de los Totems al Hombre de la Teología. Porque, súbitamente, el Archipiélago en litigio se había vuelto un Archipiélago Teológico. Las islas mudaban de identidad integrándose en el Auto Sacramental del Gran Teatro del Mundo. La primera isla conocida por el invasor venido de un continente inconcebible para el ente de acá, había recibido el nombre de Cristo, al quedar plantada una primera cruz, hecha de ramas en su orilla. Con la segunda habíase remontado a la Madre, al llamarlo Santa María de la Concepción. Las Antillas se transformaban en un inmenso vitral, traspasado de luces, donde los Donadores estaban ya presentes en el contorno de la Fernandina y de la Isabela, en tanto que el Apóstol Tomás, Juan Bautista, Santa Lucía, San Martín, Nuestra Señora de <img style="margin: 0px 10px 0px 0px" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjnRL-iPa7RhEd2MR6dGinVxJNc2wMIbYlx-3p5DbakkU1ojCUs2aqJHPqBLdigIrpPsXNvQoUhyWGz2Bcccpywxkn7UP_ymaYx-icl33gC3J8oPvMmjab4MSgqk4UVtIck9gRR-hAJy48/s320/carabelas.jpg" align="left" />la Guadalupe y las supremas figuraciones de la Trinidad, se iban colocando en sus respectivos lugares, mientras nacían las villas de Navidad, de Santiago y Santo Domingo, sobre el cerúleo fondo blanquecido por el laberinto de las Once Mil Vírgenes —incontables como las estrellas del Campus Stellae. Dando un salto de milenios, pasaba este Mar Mediterráneo a hacerse heredero del otro Mediterráneo, recibiendo, con el trigo y el latín, el Vino y la Vulgata, la Imposición de los Signos Cristianos. No llegarían jamás los Caribes al Imperio de los Mayas, quedando en raza frustrada y herida de muerte en lo mejor de su empeño secular. Y de su Gran Migración fracasada, que acaso se iniciara en la orilla izquierda del Río de las Amazonas cuando las cronologías de los otros señalaban un siglo XIII que no lo era para nadie más, sólo quedaban en playas y orillas la realidad de los petroglifos caribes —jalones de una epopeya nunca escrita— con sus seres dibujados, encajados en la piedra, bajo una orgullosa emblemática solar... Hallábase Esteban en las Bocas del Dragón, en el alba aún estrellada, allí donde el Gran Almirante viera el agua dulce trabada en lucha con el agua salada desde los días de la Creación del Mundo. «La dulce empujaba a la otra porque no entrare, y la salada porque la otra no saliese.» Pero aquel agua dulce tan caudalosa, no podía provenir sino de la Tierra Infinita o, lo que era mucho más verosímil para quienes aún creyeran en la existencia de los monstruos catalogados por Isidoro de Sevilla, del Paraíso Terrenal. Muy paseado estaba aquel Paraíso Terrenal por los cartógrafos del Asia al África, con su fuente nutricia de los máximos ríos. Tan paseado que al probar el agua en que bogaba su nave, el Almirante, hallándola «cada vez más dulce y más sabrosa», columbró que el río que a este mar la arrojaba había de nacer al pie del Árbol de la Vida. Este fulgurante pensamiento le hace dudar de los textos clásicos: «Yo no hallo ni jamás he hallado escriptura de latinos ni de griegos que certificadamente diga el sitio, en este mundo, del Paraíso Terrenal, ni lo he visto en ningún mapamundi.» Y ya que el Venerable Beda, y San Ambrosio y Duns Escoto situaban el Paraíso en el Oriente, y a ese Oriente creían haber llegado los hombres de Europa navegando con el Sol y no contra el Sol, se afirmaba la deslumbradora evidencia de que la Isla Española, llamada de San Domingo, era Tarsis, era Caethia, era Ofir y era Ofar y era Cipango —todas las islas o tierras mentadas por los antiguos, que mal se hubiesen ubicado hasta ahora en un universo cerrado por España, como lo había sido la Península entera por obra de sus reconquistadores. Venidos eran los «tardos años», anunciados por Séneca, «en los cuales el Mar Océano aflojaría los atamientos de las cosas y se abriría una grande tierra; y un nuevo marinero, como aquel que fuera guía de Jasón, descubriría un nuevo mundo; y entonces no sería ya la isla de Thule la postrera de las tierras». De súbito el Descubrimiento cobraba una gigantesca dimensión teológica. Este viaje al Golfo de las Perlas de la Tierra de Gracia estaba escrito, con relumbrante subrayado, en el Libro de las Profecías de Isaías. Confirmábase el anuncio del Abad Joaquín Calabrés, afirmando que de España saldría quien hubiese de reedificar la Casa del Monte Sión. El mundo tenía forma de pecho de mujer, con un pezón en cuya punta crecía el Árbol de la Vida. Y sabíase ahora que de su inagotable manantial, suficiente para saciar la sed de todos los seres vivos, no sólo brotaban ya el Ganges, el Tigris y el Eufrates, sino también el Orinoco, ruta de los Grandes Troncos que descendían hacia el mar, en cuyas cabeceras se hubiese ubicado por fin, después de tan larga espera —ahora alcanzable, abordable, cognoscible en todo su esplendor— el Paraíso Terrenal. Y en estas Bocas del Dragón, de aguas transparentadas por el Sol naciente, podía el Almirante clamar su exultación, entendido el secular combate de las aguas dulces y las aguas saladas: «Así pues, el Rey y la Reina, los Príncipes y sus Reinos, tributen gracias y a nuestro Salvador Jesucristo que nos concedió tal victoria. Celébrense procesiones; háganse fiestas solemnes; llénense los templos de ramas y de flores; gócese Cristo en la tierra como se regocija en el cielo, al ver la próxima salvación de tantos pueblos entregados hasta ahora a la perdición.» El abundante oro de estas tierras acabaría con la abyecta servidumbre en que el escaso oro de Europa tenía sometido al Hombre. Cumplidas eran las profecías de los Profetas, confirmadas estaban las adivinaciones de los antiguos y también las inspiraciones de los teólogos. El perenne Combate de las Aguas, en tal lugar del mundo, anunciaba que se había llegado por fin, después de una agónica espera de siglos, a la Tierra de Promisión... Hallábase Esteban en las  Bocas del Dragón, devoradoras de tantas expediciones que abandonaron las aguas saladas por las dulces, en busca de aquella Tierra de Promisión nuevamente movediza y evanescente — tan movediza y evanescente que acabó por esconderse para siempre tras el frío espejo de los lagos de la Patagonia. Y pensaba, acodado en la borda del Amazon, frente a la costa quebrada y boscosa que en nada había cambiado desde <img style="margin: 0px 0px 0px 10px" src="http://www.cubacine.cu/ficcion/imagenes/sigloluces4.jpg" align="right" />que la contemplara el Gran Almirante de Isabel y Fernando, en la persistencia del mito de la Tierra de Promisión. Según el color de los siglos, cambiaba el mito de carácter, respondiendo a siempre renovadas apetencias, pero era siempre el mismo: había, debía haber, era necesario que hubiese en el tiempo presente —cualquier tiempo presente— un Mundo Mejor. Los Caribes habían imaginado ese Mundo Mejor a su manera, como lo había imaginado a su vez, en estas bullentes Bocas del Dragón, alumbrado, iluminado por el sabor del agua venida de lo remoto, el Gran Almirante de Isabel y Fernando. Habían soñado los portugueses con el reino admirable del Preste Juan, como soñarían con el Valle de Jauja, un día, los niños de la llanura castellana, después de cenarse un mendrugo de pan con aceite y ajo. Mundo Mejor habían hallado los Enciclopedistas en la sociedad de los Antiguos Incas, como Mundo Mejor hubiesen parecido los Estados Unidos, cuando de ellos recibiera Europa unos embajadores sin peluca, calzados con zapatos de hebilla, llanos y claros en el hablar, que impartían bendiciones en nombre de la Libertad. Y a un Mundo Mejor había marchado Esteban, no hacía tanto tiempo, encandilado por la gran Columna de Fuego que parecía alzarse en el Oriente. Y regresaba ahora de lo inalcanzado con un cansancio enorme que vanamente buscaba alivio en la remembranza de alguna peripecia amable. A medida que transcurrían los días de la navegación, pintábasele lo vivido como una larga pesadilla —pesadilla de incendios, persecuciones y castigos, anunciada por el Cazotte de los camellos vomitando lebreles; por los muchos augures del Fin de los Tiempos que tanto habían proliferado en este siglo, tan prolongado que totalizaba la acción de varios siglos. Los colores, los sonidos, las palabras, que aún lo perseguían, le producían un malestar profundo, semejante al que originan, en algún lugar del pecho, allí donde las angustias se hacen palpables en latidos y asimetrías de ritmos viscerales, los resabios postreros de una enfermedad que pudo ser mortal. Lo quedado atrás, evocado en negrores y tumultos, tambores y agonías, gritos y tajos, se asociaba en su mente con ideas de terremoto, de convulsión colectiva, de furor ritual... «Vengo de vivir entre los bárbaros», dijo Esteban a Sofía, cuando para él se abrió, con solemne chirrido de bisagras, la espesa puerta de la casa familiar, siempre parada en su esquina con el singular adorno de sus altas rejas pintadas de blanco.</em></p> </blockquote> <p>-----------------------------------</p> <p align="justify"><strong>Otrosí</strong>: Esta novela fue adaptada al cine en 1992 con dirección de Humberto Solás, en el marco de una coproducción cubana-francesa-rusa. El que sigue es un fragmento (¿el trailer?). Si alguien sabe dónde se puede ver, por favor avise.</p> <p align="center"><iframe title="YouTube video player" src="http://www.youtube.com/embed/7ympjH_4Oto" frameborder="0" width="600" height="480" allowfullscreen="allowfullscreen"></iframe> <br />Video subido por <a href="http://www.youtube.com/user/alexeiam31" target="_blank">alexeiam31</a>. También lo puedes ver <a href="http://www.youtube.com/watch?v=7ympjH_4Oto" target="_blank">acá</a>.</p> César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-715738075425177712011-02-05T06:14:00.000-05:002011-02-05T06:14:00.054-05:00Mortal y Tigre, obituario de Fernando Sánchez Dragó a la muerte de su gato Soseki<p align="right">[Op. Cit.]</p> <h3>In Memorian, Soseki (? – 28/11/2008)</h3> <p><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg23JBJcRogm75-JmExLClekyOYz0cZ6j7YGLKhiUXXGPoraWnMQoarSgssdAE8btsPkphEeSRBPmE_iJSQ-AkRLWmgZMj7aePrU0amWt0tT3_BByp-LoBOTm90fk20MVXnUBP1RuMM1rU/s1600/soseki_dormido.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5570022039363392962" title="Soseki aprendiendo a escribir" style="display: block; float: none; margin-left: auto; width: 400px; cursor: hand; margin-right: auto; height: 300px" alt="Soseki aprendiendo a escribir" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg23JBJcRogm75-JmExLClekyOYz0cZ6j7YGLKhiUXXGPoraWnMQoarSgssdAE8btsPkphEeSRBPmE_iJSQ-AkRLWmgZMj7aePrU0amWt0tT3_BByp-LoBOTm90fk20MVXnUBP1RuMM1rU/s400/soseki_dormido.jpg" border="0" /></a></p> <p align="justify">El escritor, crítico  literario, ensayista, presentador, ex-comunista y ahora anarcobudistaliberalradical (o algo así) Fernando Sánchez Dragó es uno de esos españoles que no pasa desapercibido, en parte por los shows que hace cuando tiene una cámara en frente, en parte por ciertas acusaciones de pedofilia de las que fue objeto a raíz un episodio en Tokyo con unas loli-gals de 13 años, en parte por su verborreico estilo de escritura. Ganador de varios premios, su nombre pasó a la posteridad (cosa de que se jacta el tío) al bautizar un amigo suyo entomólogo una nueva especie de escarabajo de Namibia como <em><a href="http://www.sanchezdrago.com/Web/somaticus.htm" target="_blank">Somaticus Sanchezdragoi</a>…</em> en fin, todo un personaje. Pero eso no es lo que nos atañe ahora sino que aparte de todo eso (y estar casado con una japonesa 37 años menor que él – Gambare!) Fernando Sánchez Dragó es un ostentoso fanático de los gatos, tanto así que era común verlo compartiendo cámaras con su favorito, un gato atigrado al que le puso Soseki en honor al escritor japonés Natsume Soseki, autor de <a href="http://blogs.sugoi.com.pe/shigure/gatos/%C2%A1hola-soy-un-gato-y-los-acompanare-este-sagato.html" target="_blank"><em>Soy un Gato</em></a>. Este michifuz, cuenta Sánchez Dragó, apareció un día subiéndose orondo a su auto… y así nació el amor… y una nueva estrella gatuna en televisión e internet. Sin embargo, un accidente a finales de noviembre del 2008 se llevó la vida de Soseki dejando a Sánchez Dragó destrozado completamente, cosa que todos los que hemos sufrido una pérdida semejante sabemos de sobra. Para él, para Soseki su amado gato, es que unos días después escribió en su columna del suplemento cultural de El Mundo este sentido obituario:</p> <h1 align="center"><em>Mortal y Tigre</em></h1> <blockquote> <p align="justify"><em><b>No es fácil escribir con los ojos anegados en lágrimas.</b> No es fácil escribir con dos comprimidos de trankimazín en el cuerpo. No es fácil escribir cuando se está sonado. No es fácil escribir con 72 horas de insoportable dolor a cuestas y sabe Dios cuántas más, o días, o semanas, o meses así, por delante. No es fácil escribir después de asomarse al horror. No es fácil escribir -dicen- después de Auschwitz. No es fácil escribir, en efecto, <b>cuando el sentimiento de culpa nubla la inteligencia y desgarra la conciencia.</b> No es fácil escribir cuando un ser inmensamente amado que te amaba inmensamente muere y tú has sido el instrumento involuntario de esa muerte. No es fácil escribir cuando, para hacerlo, se aprieta la tecla de encendido del ordenador y lo primero que aparece en su pantalla es la imagen de la persona que se ha ido para siempre. <b>No es fácil escribir, en suma, cuando no se tienen ganas de vivir.</b></em></p> <p align="justify"><em><strong>¿Exagero? No.</strong> ¿Exageraba Umbral en el mejor de sus libros? Mortal, como el suyo, y tigre es mi dolor, porque atigrado, y no rosa, era el ausente cuya presencia ha llenado, uno a uno, todos los instantes de mi vida a lo largo de los dos últimos años. ¿Se puede querer a un animal como a un hijo, como a una madre, como a un padre, como a un amigo? Se puede. Doy fe.</em></p> <p align="justify"><em><strong>¿'Persona'? Sí,</strong> aunque sólo (¿sólo?) fuese un gato, porque persona es todo lo que tiene alma, y Soseki la tenía. Quien lo trató, lo sabe. Era -¿es?- el ser más noble, más bueno, más simpático, más sensible, más inteligente e, incluso, más guapo que he conocido. Parecerá, una vez más, que exagero, pero quien exagera, miente, y yo no estoy mintiendo. Digo mi verdad.</em></p> <p align="justify"><em>Sus amigos, quienes lo conocieron, comentaban: <strong>no es un gato, no hay gatos así</strong>, es</em><em><img title="Dragó con su gato Soseki." style="margin: 10px 0px 0px 10px" height="429" alt="Dragó con su gato Soseki." src="http://estaticos01.cache.el-mundo.net/elmundo/imagenes/2008/12/03/1228222342_extras_ladillos_1_0.jpg" width="310" align="right" border="0" /> </em><em>un ángel encarnado, es vuestro ángel de la guarda, está aquí para protegeros, para enseñaros...</em></p> <p align="justify"><em>Nos enseñó, en efecto. <strong>Nos enseñó a amar.</strong> Así de simple, así de claro.</em></p> <p align="justify"><em>Y yo, sin embargo, en el último instante de su vida, cuando la mano de hielo de la muerte se cernía sobre él, no supe protegerlo, no estuve a la altura de lo que las circunstancias exigían ni de la ciega confianza que había depositado en mí. <strong>Le fallé, le fallé, le fallé...</strong> ¡Dios! Rasca, cruje, duele, hiere. Nunca me he sentido tan mal.</em></p> <p align="justify"><em><strong>Sentimiento de culpa, decía.</strong> ¿Por qué hice lo que hice? ¿Por qué no hice lo que no hice? ¿Y si hubiera hecho tal cosa? ¿Y si no hubiera hecho tal otra? ¿Y si, y si, y si...?</em></p> <p align="justify"><em><strong>Lo sé, lo sé. Es el 'fatum'.</strong> Es un accidente. Sin volición no hay culpa. ¿Pero no es culpable la negligencia, la distracción, la falta de reflejos? No me absuelvo, no me perdono. ¿Qué penitencia debo cumplir para que Soseki me perdone y me absuelvan las personas a las que se lo arrebaté?</em></p> <p align="justify"><em><strong>Naoko, sin ir más lejos.</strong> Era su bebé, quiere que tengamos otro -humano, hijo nuestro- y creía que Soseki lo vería nacer, se metería en su cuna, vigilaría su sueño, jugaría con él y estaría, hasta mi muerte, con nosotros.</em></p> <p align="justify"><em><strong>Mi conciencia no puede soportar cuatro dolores simultáneos:</strong> el de ella, el mío, el de Soseki -dos minutos de espantosa agonía y un futuro de felicidad segado de repente en plena juventud (¡qué injusticia, Dios mío, qué injusticia!)- y el del remordimiento. ¿Injustificado éste? Supongo que sí, pero esa conjetura, razonable, no me sirve de consuelo. El corazón tiene razones que la razón no conoce.</em></p> <p align="justify"><em>Suelo citar a santa Teresa: <strong>"No importa nada; y si importa, ¿qué pasa?; y si pasa, ¿qué importa?"</strong></em></p> <p align="justify"><em><strong>Pues me trago la cita y, con ella, la doctrina del desapego de Buda</strong> y la ataraxia de los estoicos. Lo de Soseki, me importa. ¡Vaya si lo hace! Estoy deshecho. Juro por Dios, y por Buda, y por Marco Aurelio, que vivo más su muerte que mi vida.</em></p> <p align="justify"><em><strong>Yace ahora al pie del olivo de mi jardín.</strong> Había nacido en Castilfrío y en Castilfrío reposará su cuerpo. Naoko y yo hemos escarbado su tumba diente a diente, lo hemos depositado boca arriba en ella, le hemos rascado la panza, ofrecida por última vez, mientras nos miraba con los ojos abiertos, apenas vidriados y llenos aún de amor, hemos alzado su patita derecha -de ese modo, levantada y agitada por Naoko, su madre, se despedía siempre de mí cuando yo salía de casa- y hemos recibido de él, después de besarlo, su último adiós. Hizo suyo en el postrer instante el ideal de Roma: murió joven y tuvo un cadáver bonito. Tan bonito como en vida lo había sido no sólo su cuerpo. También sus actos y su alma.</em></p> <p align="justify"><em><strong>Su tumba está ahora cubierta de nieve.</strong> Habría correteado hoy sobre ella, feliz, persiguiendo a sus amigos, los pájaros, y jugando con sus amigas, las hojas, si...</em></p> <p align="justify"><strong><em>¡Maldito condicional!</em></strong></p> <p align="justify"><em>En el lugar donde murió -un montacargas- hemos encendido velas y unas varillas de incienso, y hemos puesto un tazón de friskies, un cuenco de agua, unas briznas de la hierba que le gustaba mordisquear y un puñado de los chicles especiales que le dábamos, a veces, como premio de su conducta, siempre intachable. Es lo que, según los budistas japoneses, hay que hacer en tales casos.</em></p> <p align="justify"><strong><em>Antes de enterrarlo, cuando ya estaba en su pequeña fosa, me arrodillé ante ella y le pedí perdón. Es otro consejo de Buda.</em></strong></p> <p align="justify"><em><strong>¿Son bobadas?</strong> ¡Por favor! No digan eso, no piensen eso. Nunca es bobada lo que dicta el afecto, la misericordia o la esperanza.</em></p> <p align="justify"><em><strong>¿Afecto?</strong> He recibido hoy decenas de llamadas, y no todas eran de parientes y de amigos. Algunas eran de desconocidos. Quizá, entre ellos, había, incluso, algún enemigo. Sería, de ser así, mérito de Soseki. Seguían su alto ejemplo de concordia, de bondad, de pata tendida en gesto de saludo. Estaban sosekados.</em></p> <p align="justify"><strong><em>Soseki, 'sosiego'. Sosekémonos todos.</em></strong></p> <p align="justify"><em><strong>¿Esperanza? Sí.</strong> También dicen los budistas japoneses que <strong>las personas muertas se reencarnan dentro de los 49 días siguientes al de su fallecimiento.</strong> Busco un gato que haya nacido o vaya a nacer en ese plazo. Que sea vital y tigre, por favor.</em></p> <p align="justify"><em><strong><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPLGYMWX1eFzG5GmGgIRbUT8aDqhwyxtIXFTC9PT4MxyYlnTN31nyleC332o01eez5g7rAq9DtNSzgcZKddVJIIvwAHbgtRxrPlw_Kmr6BYVOyHygduAro1E05xMT7LvCa3Bpzds33UqM/s1600/tumba_soseki.jpg"><img title="La tumba de Soseki" style="display: inline; margin: 0px 10px 0px 0px" alt="La tumba de Soseki" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPLGYMWX1eFzG5GmGgIRbUT8aDqhwyxtIXFTC9PT4MxyYlnTN31nyleC332o01eez5g7rAq9DtNSzgcZKddVJIIvwAHbgtRxrPlw_Kmr6BYVOyHygduAro1E05xMT7LvCa3Bpzds33UqM/s400/tumba_soseki.jpg" align="left" border="0" /></a>Claro que si Soseki era,</strong> como muchos sospechamos, un ángel, lo mismo no se reencarna. Bueno. Me esperará allá arriba, con mi madre, que adoraba los gatos, y con el resto de mis gatos muertos, y en el ínterin seguirá revoloteando por nuestras vidas y nuestra casa como siempre lo hizo desde el día en que motu proprio se subió a mi coche, en Castilfrío, hasta que el viernes 28 de los corrientes, a eso de las tres y media de la tarde, echó pie a tierra y emprendió su vuelo.</em></p> <p align="justify"><em><strong>Sabía que iba a morir.</strong> Su conducta en los días, las horas y los minutos anteriores a su óbito lo demuestra. Se despedía. Nos avisaba. Nos dio más amor que nunca. Naoko y yo, sorprendidos, lo comentábamos sin entender el porqué de esa actitud. Quería avisarnos de que el montacargas maldito es peligroso y, para ello, se inmoló.</em></p> <p align="justify"><em><strong>Nos ha dejado, además de ese recordatorio,</strong> otras muchas cosas en herencia. Procuraremos usarlas bien y rayar siempre a la altura ética y estética de quien nos las legó. Por ejemplo: nunca, antes, habiéndonos querido mucho, nos habíamos querido tanto Naoko y yo. Todas las mañanas y todas las tardes, desde que murió, meditamos los tres juntos y el aire se vuelve amor. No desfalleceremos. Doy mi palabra.</em></p> <p align="justify"><em>Perdóneme Pedro Jota que convierta hoy esta página de El Mundo en obituario. <strong>Perdónenme los lectores el desahogo.</strong> Ahogado, en definitiva, murió Soseki. No me gusta convertir el dolor propio en espectáculo, no me gusta desempeñar el papel de plañidera, pero dicen que escribir alivia, cauteriza, tranquiliza, fortalece, cura, es una terapia...</em></p> <p align="justify"><em><strong>¿Lo es? No estoy seguro.</strong> Desde la pantalla del ordenador me mira, joven, ágil, guapo, sereno, noble, cargado de vida y de futuro, y de fe en mí, Soseki, y los ojos vuelven a llenárseme de lágrimas y a naufragar en ellas.</em></p> <p align="justify"><em><strong>Naufragio, sí. No sé qué hacer, no sé cómo contenerlas.</strong> Miro el infinito paisaje nevado de ese mar que es la estepa de Castilla a través de los cristales y descuelgo el teléfono como si me aferrara a un tablón en el océano. <strong>Hay en su contestador un mensaje.</strong> Me lo ha dejado, mientras escribía este artículo, un viejo amigo, un compañero de colegio y del alma: Luis Martos, autor, por cierto, ¡qué sincronía!, ¡qué empatía!, de un libro, a decir poco extraordinario, que se titula <strong>'En busca del universo invisible'</strong>. Léanlo. Lo ha publicado Letra Clara. ¡Y tan clara! Les doy este consejo, quizá extemporáneo, porque sé que Soseki, generoso, amigo de la verdad y amigo de sus amigos (Luis lo era), también lo daría, y me lo inspira. Ni una jornada, me susurra desde el pie de su olivo, árbol de paz, sin una buena acción.</em></p> <p align="justify"><em>El mensaje dice: <strong>"Fernando, piensa una cosa: él ha sido feliz con vosotros, vosotros le habéis hecho feliz y ahora estará para siempre, feliz, con vosotros".</strong> Que así sea.</em></p> <p align="right">Fuente: <a href="http://www.elmundo.es/elmundo/2008/12/02/dragolandia/1228222342.html">elmundo.es</a></p> </blockquote> <p></p> <p></p> <p align="justify">Snif… Pero la vida siguió su curso y Soseki para Sánchez Dragó siguió presente. Y si Lady Diana tuvo más de un libro de su vida, pues Sánchez Dragó también se puso manos a la obra y tiempo después publicó <em>Soseki: Inmortal y Tigre </em>que no es otra cosa que un homenaje en ficción a su gato muerto. Acá un extracto <a href="http://www.sanchezdrago.com/web.htm" target="_blank">publicado en su web</a>:</p> <blockquote> <p><img style="margin: 0px 10px 0px 0px" src="http://www.sanchezdrago.com/Imagenes/soseki_portada.jpg" align="left" /></p> <p align="justify"><em>Llegó el segundo domingo de septiembre y el pueblo amaneció vacío. Andaba parte del vecindario por los alrededores de la iglesia y el resto dentro de ella, en la que ya no cabía un alfiler, pues la procesión atraía a gentes de todas las Tierras Altas. Era la una de la tarde.</em></p> <p align="justify"><em>Don Ricardo daría de un momento a otro el pistoletazo de salida y los feligreses cargarían entonces con las parihuelas de la Carrascala, que aguardaba, quietecita y modosa, junto al altar, y la devolverían a su punto de partida. Iría la buena moza, por todos reverenciada, a la sillita de la reina, como quien dice.</em></p> <p align="justify"><em>El gato, ese día, madrugó poco, porque había estado hasta las tantas cantándole a la luna las cuarenta en compañía de otros juerguistas de su misma especie…</em></p> <p align="justify"><em>De su misma especie y de otras, Caterina, porque hubo baile en la plaza después de la caldereta y el mocerío se desmadró a los acordes del grupo rockero que Tomás había contratado para que en las fiestas del pueblo por él regido no faltase de nada. Aquello parecía una macrodiscoteca. El estruendo fue de aúpa y nadie pegó ojo, ni los jóvenes, porque no querían, ni quienes ya no lo eran, porque no podían.</em></p> <p align="justify"><em>El gato se unió a la fiesta, hizo amigos, evitó pisotones moviéndose entre los bailarines con agilidad de pantera de Sumatra y hasta bailó la jota. ¡Qué demonios! —se dijo—.Sólo voy a vivir siete veces y no es cosa de mirar los toros desde la barrera. ¡Viva la Carrascala y el hijo que parió en Belén, venga un trago de agua del pilón, porque a los gatos no nos gusta el vino, y a mover el esqueleto!</em></p> <p align="justify"><em>Así le dieron las dos, y las tres, y las cuatro de la madrugada, pero los excesos pasan factura incluso a los cachorros de tigre de Kipling que acaban de venir al mundo con energía sobrante para zampárselo en tres bocados.</em></p> <p align="justify"><em>Eso, Caterina, se llama resaca. Guárdate de ella cuando seas mayorcita y tengas cuerpo de juerga, aunque doy por descontado que no lo harás. Ley es ésa de juventud y de vida. <br /></em></p> <p align="justify"><em>Llegó, pues, el cachorrillo a la nave hecho puré y un poco avergonzado de su desenfreno, se coló en ella por una de sus ventanas y durmió ocho horas largas como sólo saben dormir los gatos que tienen la conciencia limpia, por más que él, aquel día, no la tuviese del todo.</em></p> <p align="justify"><em>Estaba ya el sol muy crecido cuando su luz le obligó a abrir los ojos, a desperezarse y a descubrir, al hacerlo, que tenía unas agujetas más propias de un caballo que de un gato. ¡Bien le estaba! Se aseó un poco y salió, tambaleándose, a la calle a ver lo que el segundo día de las fiestas le deparaba, aunque no estuviese él para mucho trote.</em></p> <p align="justify"><em>¡Atiza! No había nadie. ¡Tanto mozo, y tanta moza de buen ver, unas horas antes y, de repente, aquel vacío! ¿Se habría acabado el mundo?</em></p> <p align="justify"><em>El cachorro fue casa por casa y maulló en sus puertas. Todo inútil. Hasta los mastines habían desaparecido.</em></p> <p align="justify"><em>Tenía una sed espantosa. Fue a la plaza, subió al borde de la fuente y bebió hasta que el agua de la pila se le salía por los bigotes. Y en eso, mientras se los relamía, una música lejana llegó a sus oídos. No era como la del grupo rockero. Más bien todo lo contrario. Suave, apacible, armoniosa y, de seguro, pensó el vapuleado cachorro, buena para la resaca. Sería cosa de ir en su busca para escucharla de cerca y poner así algo de alivio en sus músculos, en sus articulaciones y, sobre todo, en su jaqueca.</em></p> <p align="justify"><em>A dos pasos, en la iglesia, casi pared con pared de una casa grandota, rematada por dos enormes cabezas metálicas, los feligreses cantaban himnos litúrgicos. ¿Sabes lo que es el gregoriano, Caterina? ¿Y la salve? ¿Y los salmos? No. Pues ya lo sabrás.</em></p> <p align="justify"><em>Regatear viene de gato, y eso es lo que el nuestro hizo para abrirse paso entre las piernas del gentío que aguardaba en la plazuela de la iglesia, entrar en ésta y llegar sin que nadie lo advirtiese hasta el emplazamiento de la Carrascala. No le resultó difícil. Todas y cada una de las personas allí presentes andaban en lo suyo, que si cánticos, que si rezos, que si comuniones, y sus ojos, además, estaban medio cerrados o dirigidos hacia el cielo, no hacia el suelo, que es por donde se movía el gato.</em></p> <p align="justify"><em>Tampoco el cura, atareadísimo y vestido de una forma muy rara, o eso le pareció al animalillo, podía reparar en éste, que llegó, como digo, en un pispás a los pies de la Carrascala, saltó a la plataforma que la sostenía y se escondió bajo los ropajes de la imagen, cuyo mantón barría, por detrás, las tablas del entarimado y rebasaba su borde.</em></p> <p align="justify"><em>Era un buen sitio. Se estaba tan ricamente en él, bajo las faldas de mamá, por así decir, pues madre universal es la Virgen, y el gato, que aún echaba de menos a la suya, como todos los cachorros, se ovilló y, en seguida, arrullado por los melosos arpegios de la música celestial que inundaba la iglesia, se durmió como si fuese el Niño Jesús en la cuna de paja del portal de Belén. La resaca seguía haciendo de las suyas.</em></p> <p align="justify"><em>No duró mucho su sueño. Apenas unos minutos. Cesó la música. El ruido de las sillas y de las suelas de los zapatos, entremezclándose, atronó el recinto. El moisés del gato empezó a moverse, los faldones de la Virgen se mecían, la plataforma se ladeaba, las parihuelas se desplazaban y el durmiente, sobresaltado y convencido de que aquello era un terremoto, un naufragio o un secuestro, se despertó.</em></p> <p align="justify"><em>Su alarma carecía de fundamento. Todo estaba en orden y transcurría por sus pasos. La misa había concluido, la procesión comenzaba y allá que iba la Virgen, bamboleándose a cuestas de los vecinos más fortachones, camino de la ermita.</em></p> <p align="justify"><em>El gato, al principio, se asustó un poco, pero, valiente como era, no tardó en atar cabos, recobrar la compostura y llegar a la conclusión de que había sido trasladado por arte de birlibirloque a los columpios existentes en un ensanche cercano a la iglesia que minutos antes lo acogía.</em></p> <p align="justify"><em>Y, como la hipótesis le pareció más que razonable y sumamente apetecible, no tardó en salir del escondrijo que el refajo de la Virgen le brindaba y en mirar, deslumbrado por el sol del mediodía, a su alrededor.</em></p> <p align="justify"><em>¡Madre mía, exclamó, y no lo decía por la Carrascala, sino por el asombro! ¡Pero si estaban ya frente al portal de la casa grandota y a la altura de uno de los dos cabezones que la coronaban!</em></p> <p align="justify"><em>A punto estuvo el gato de utilizar las andas de la Virgen como trampolín para saltar al patio del caserón, en el que vio un olivo, pero se contuvo, pues no habría sido cortés dar esquinazo a la importante señora que se erguía junto a él, de modo que siguió con ella, y con sus fieles, camino de la ermita.</em></p> <p align="justify"><em>Nadie, al principio, se percató de su presencia, pero al llegar a la plazoleta contigua a la casona, uno de los hijos de los catalanes lo vio y dio el queo.</em></p> <p align="justify"><em>—¡Mirad, mirad! —gritó, estupefacto, pero encantado, el chaval—. ¡Allí hay un gato!</em></p> <p align="justify"><em>¡Vaya si lo había! Todos los ojos se volvieron hacia él, que se había sentado, tan tranquilo, sobre sus cuartos traseros, como si aquello fuese un palanquín de esos en los que antiguamente llevaban los criados a los príncipes, y miraba el mundo desde arriba.</em></p> <p align="justify"><em>Luisa, cuya casa estaba enfrente de la nave donde vivía el animal, y de la que ya hablaremos, fue la primera persona que lo reconoció.</em></p> <p align="justify"><em>—¡Pero si es el gato de Tomás! —dijo.</em></p> <p align="justify"><em>Y el alcalde, con un gesto de la cabeza, lo corroboró, aunque ni falta que hacía, pues no había ya en el pueblo vecino que no conociese de sobra al cachorrillo de Tera.</em></p> <p align="justify"><em>La procesión no se detuvo, porque don Ricardo, que la encabezaba, no lo habría permitido —¡buenos son los curas, Caterina!—, pero quienes figuraban en ella, divertidos y, a la vez, fascinados por la presencia del gato, perdieron la devoción y dejaron de mirar a la que era su protagonista oficial. Los ojos, por más que intentasen impedirlo, se les iban al cachorro, que seguía, impertérrito, a los pies de su protectora.</em></p> <p align="justify"><em>Seguro que ésta no se enfadó. Al contrario, porque no sólo sonreía, como todos pudieron comprobar, sino que contraía los mofletes y tensaba los músculos de las mandíbulas para no estallar en carcajadas.</em></p> <p align="justify"><em>San Francisco de Asís también habría sonreído.</em></p> <p align="justify"><em>A todo esto, los flashes de las cámaras de los periodistas y los móviles de quienes no lo eran, pero querían guardar recuerdo gráfico de aquel prodigio, centelleaban y acribillaban a la Virgen y a su acompañante.</em></p> <p align="justify"><em>Llegó por fin la procesión a la ermita, saltó el animal al suelo, miró a la Carrascala, se despidió de ella —algunos dirían luego, en las plazas y las tabernas, que lo habían visto arrodillarse, pero exageraban— y, cargado de dignidad y con el rabo enhiesto, emprendió el camino de retorno al pueblo.</em></p> <p align="justify"><em>El cura nunca lo supo, pero la Virgen, aquel día del mes de septiembre de 2006, obró un milagro. Al gato se le fue la resaca.</em></p> </blockquote> <p align="justify">Que tengan un buen sáGATO CATurday… y no se olviden que el 20/02 es el <a href="http://www.facebook.com/event.php?eid=117714508269705&ref=ts" target="_blank">Día Internacional del Gato</a>. ¡Ya somos más de 30,000!</p> <p align="justify"><strong>Otrosí</strong>: Ya que estamos entre gatos y Fernando Sánchez Dragó, he aquí la participación de éste en el programa Cuarto Milenio de la cadena Cuatro, edición del 14/03/2010. El tema fue “Gatos: Animales Mágicos”.</p> <p align="center"><object width="480" height="385"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/p/84A846BE972F9AF8?hl=es_MX&fs=1"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowscriptaccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/p/84A846BE972F9AF8?hl=es_MX&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" width="480" height="385" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true"></embed></object> <br />Videos subidos por <a href="http://www.youtube.com/user/Martrek" target="_blank">Martrek</a>. También los puedes ver <a href="http://www.youtube.com/view_play_list?p=84A846BE972F9AF8" target="_blank">acá</a>.</p> César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-81153677111504791922011-01-24T08:46:00.000-05:002011-01-24T08:46:00.461-05:00Verano, poema de César Vallejo y además…<p align="right">[Op.Cit.]</p> <h3>Siempre, tocayo.</h3> <p></p> <p align="center"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBxgm6F3MfrfUrJUph5mtPQ890WJU0SLk-lr1nBwNDemEYs1fpwXAMKJaHc82PLuGktnoOXu2x_G5c-gk3OYmFQCepqkU1bBCXKNhffinj6xWM0L1QkBpur1-VYVDwWpVxaBZmUnDceYc/s1600/verano1.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5565593654361836994" style="width: 400px; cursor: hand; height: 250px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBxgm6F3MfrfUrJUph5mtPQ890WJU0SLk-lr1nBwNDemEYs1fpwXAMKJaHc82PLuGktnoOXu2x_G5c-gk3OYmFQCepqkU1bBCXKNhffinj6xWM0L1QkBpur1-VYVDwWpVxaBZmUnDceYc/s400/verano1.jpg" border="0" /></a></p> <p></p> <h1 align="center"><em>Verano</em></h1> <p><em>Verano, ya me voy. Y me dan pena <br />las manitas sumisas de tus tardes. <br />Llegas devotamente; llegas viejo; <br />y ya no encontrarás en mi alma a nadie.</em></p> <p><em>Verano! Y pasarás por mis balcones <br />con gran rosario de amatistas y oros, <br />como un obispo triste que llegara <br />de lejos a buscar y bendecir <br />los rotos aros de unos muertos novios.</em></p> <p><em>Verano, ya me voy. Allá, en setiembre <br />tengo una rosa que te encargo mucho; <br />la regarás de agua bendita todos <br />los días de pecado y de sepulcro.</em></p> <p><em>Si a fuerza de llorar el mausoleo, <br />con luz de fe su mármol aletea, <br />levanta en alto tu responso, y pide <br />a Dios que siga para siempre muerta. <br />Todo ha de ser ya tarde; <br />y tú no encontrarás en mi alma a nadie.</em></p> <p><em>Ya no llores, Verano! En aquel surco <br />muere una rosa que renace mucho...</em></p> <p align="right">Del poemario <em>Los Heraldos Negros </em>(1918)</p> <p>----------------</p> <p align="justify">Grande poeta. Uhmmm… ¿Lo pongo o no lo pongo? ¿? Lo pongo: <em><strong>César Vallejo: Obra Poética Completa </strong></em>en un archivo colgado en <a href="http://www.scribd.com/doc/13259086/Cesar-Vallejo-Obra-Poetica-Completa" target="_blank">Scribd.com</a>.</p> <a title="View Cesar Vallejo - Obra Poetica Completa on Scribd" style="display: block; margin: 12px auto 6px; font: 14px helvetica,arial,sans-serif; text-decoration: underline; font-size-adjust: none; font-stretch: normal; -x-system-font: none" href="http://www.scribd.com/doc/13259086/Cesar-Vallejo-Obra-Poetica-Completa">Cesar Vallejo - Obra Poetica Completa</a> <object id="doc_874904109643521" name="doc_874904109643521" height="600" width="100%" type="application/x-shockwave-flash" data="http://d1.scribdassets.com/ScribdViewer.swf" style="outline:none;" > <param name="movie" value="http://d1.scribdassets.com/ScribdViewer.swf"> <param name="wmode" value="opaque"> <param name="bgcolor" value="#ffffff"> <param name="allowFullScreen" value="true"> <param name="allowScriptAccess" value="always"> <param name="FlashVars" value="document_id=13259086&access_key=key-9uoli41jurt0jur1gg2&page=1&viewMode=list"> <embed id="doc_874904109643521" name="doc_874904109643521" src="http://d1.scribdassets.com/ScribdViewer.swf?document_id=13259086&access_key=key-9uoli41jurt0jur1gg2&page=1&viewMode=list" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" height="600" width="100%" wmode="opaque" bgcolor="#ffffff"></embed> </object> <p>Y también este otro, en <a href="http://books.google.com.pe/books?id=m0txUirIuBEC&lpg=PP1&hl=es&pg=PP1#v=onepage&q&f=false" target="_blank">Google Books</a>. Disfrútenlos.</p> <iframe style="border-top-width: 0px; border-left-width: 0px; border-bottom-width: 0px; border-right-width: 0px" src="http://books.google.com.pe/books?id=m0txUirIuBEC&lpg=PP1&hl=es&pg=PP1&output=embed" frameborder="0" width="600" scrolling="no" height="500"></iframe> César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-92122385151733952432011-01-03T07:27:00.000-05:002011-01-03T07:27:00.804-05:00Sobre los Clásicos, ensayo de Jorge Luis Borges<p align="right">[Op. Cit.]</p> <h3>¿No hay eternidad?</h3> <p><img style="display: block; float: none; margin-left: auto; margin-right: auto" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPf_qTUn8vy5_rT-XeKyLZim0Jh8xu0HHGfkf5PrqogxnoFXTdn4UZ-425sOnGGmqtYLULk-Q-QSsKxSOCSm8gSmMLJk_vuNBRhvZ5PEk1vJtaZIGtzZnNs7dElqhMJ7Z7V2l7pw2Kr3M/s1600/jorge+luis+borges+01.jpg" /> </p> <h1 align="center"><em>Sobre los Clásicos</em></h1> <p align="justify"><em>Escasas disciplinas habrá de mayor interés que la etimología: ello se debe a las imprevisibles transformaciones del sentido primitivo de las palabras, a lo largo del tiempo. Dadas tales transformaciones, que pueden lindar con lo paradójico, de nada o de muy poco nos servirá para la aclaración de un concepto el origen de una palabra. Saber que cálculo, en latín, quiere decir piedrecita y que los pitagóricos las usaban antes de la invención de los números, no nos permite dominar los arcanos del álgebra; saber que hipócrita es actor, y persona, máscara, no es un instrumento valioso para el estudio de la ética. Parejamente, para fijar lo que hoy entendemos por lo clásico, es inútil que este adjetivo descienda del latín </em>classis<em>, flota, que luego tomaría el sentido del orden. (Recordemos de paso la información análoga de </em>ship-shape<em>.)</em></p> <p align="justify"><em>¿Qué es, ahora, un libro clásico? Tengo al alcance de la mano las definiciones de Eliot, de Arnold y de Sainte-Beuve, sin duda razonables y luminosas, y me sería grato estar de acuerdo con esos ilustres autores, pero no los consultaré. He cumplido sesenta y tantos años: a mi edad, las coincidencias o novedades importan menos que lo que uno cree verdadero. Me limitaré, pues, a declarar lo que sobre este punto he pensado.</em></p> <p align="justify"><em>Mi primer estímulo fue una </em>Historia de la literatura china <em>(1901) de Herbert Allen Giles. En su capítulo segundo leí que uno de los cinco textos canónicos que Confucio editó es el Libro de los Cambios o </em>I King<em>, hecho de 64 hexagramas, que agotan las posibles combinaciones de seis líneas partidas o enteras. Uno de los esquemas, por ejemplo, consta de dos líneas enteras, de una partida y de tres enteras, verticalmente dispuestas. Un emperador prehistórico los habría descubierto en la caparazón de una de las tortugas sagradas. Leibniz creyó ver en los hexagramas un sistema binario de numeración; otros, una filosofía enigmática; otros, como Wilhelm, un instrumento para la adivinación del futuro, ya que las 64 figuras corresponden a las 64 fases de cualquier empresa o proceso; otros, un vocabulario de cierta tribu; otros, un calendario. Recuerdo que Xul-Solar solía reconstruir ese texto con palillos y fósforos. Para los extranjeros, el Libro de los Cambios corre el albur de parecer una mera </em>chinoiserie<em>; pero generaciones milenarias de hombres muy cultos lo han leído y referido con devoción y seguirán leyéndolo. Confucio declaró a sus discípulos que si el destino le otorgara cien años más de vida, consagraría la mitad a su estudio y al de los comentarios o </em>alas<em>.</em></p> <p align="justify"><em>Deliberadamente he elegido un ejemplo extremo, una lectura que reclama un acto de fe. Llego, ahora, a mi tesis. Clásico es aquel libro que una nación o un grupo de naciones o el largo tiempo han decidido leer como si en sus páginas todo fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término. Previsiblemente, esas decisiones varían. Para los alemanes y austríacos el </em>Fausto<em> es una obra genial; para otros, una de las más famosas formas del tedio, como el segundo Paraíso de MIlton o la obra de Rabelais. Libros como el de Job, la Divina Comedia, Macbeth (y, para mí, algunas de las sagas del Norte) prometen una larga inmortalidad, pero nada sabemos del porvenir, salvo que diferirá del presente. Una preferencia bien puede ser una superstición.</em></p> <p align="justify"><em>No tengo vocación de iconoclasta. Hacia el año treinta creía, bajo el influjo de Macedonio Fernández, que la belleza es privilegio de unos pocos autores; ahora sé que es común y que está acechándonos en las casuales páginas del mediocre o en un diálogo callejero. Así, mi desconocimiento de las letras malayas o húngaras es total, pero estoy seguro de que si el tiempo me deparara la ocasión de su estudio, encontraría en ellas todos los alimentos que requiere el espíritu. Además de las barreras lingüísticas intervienen las políticas o geográficas. Burns es un clásico en Escocia; al sur del Tweed interesa menos que Dunbar o Stevenson. La gloria de un poeta depende, en suma, de la excitación o de la apatía de las generaciones de hombres anónimos que la ponen a aprueba, en la soledad de sus bibliotecas.</em></p> <p align="justify"><em>Las emociones que la literatura suscita son quizá eternas, pero los medios deben constantemente variar, siquiera de un modo levísimo, para no perder su virtud. Se gastan a medida que los reconoce el lector. De ahí el peligro de afirmar que existen obras clásicas y que lo serán para siempre.</em></p> <p align="justify"><em>Cada cual descree de su arte y de sus artificios. Yo, que me he resignado a poner en duda la indefinida perduración de Voltaire o de Shakespeare, creo (esta tarde uno de los últimos días de 1965) en la de Schopenhauer y en la de Berkeley.</em></p> <p align="justify"><em>Clásico no es un libro (lo repito) que necesariamente posee tales o cuales méritos; es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad.</em></p> <p align="right">Tomado de <em>Nueva Antología Personal </em>(1968)</p> <p align="justify">--------------------</p> <p align="justify">En una nueva discusión con @_Peruanista sobre el origen de la palabra “cholo”, que se habría originado como un insulto equivalente a “perro chusco”, recordé el inicio de este gran ensayo del maestro Borges. Las palabras mutan, los gustos también. Lo que hoy es apreciado, quizás mañana no lo sea. Y si es así, entonces la Eternidad de los clásicos es cualquier cosa menos eterna.</p> César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-32351911877727511352010-11-30T08:13:00.000-05:002010-11-30T08:13:00.145-05:00Página de la Crónica Judicial, cuento de Antón Chéjov<p align="right">[Op. Cit.]</p> <p><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">De tiempo, maestro.</span></p> <h1 align="center"><img style="display: block; float: none; margin-left: auto; margin-right: auto" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrMCYqrJo6ZkY6_GZIsJ8njB0NegurJ1Zp0yOxGX7gi5CC42w0qNTg6W8QlkJ4V5MC0WQbwC46mg04CT3UEtJ0y1qT3ithS-tUsBulvjaHb7FkYba-NEZiweld0EHkK_-OnKmymlelHa4W/s1600/tribunal-vudu.jpg" /><em><strong>Página de la Crónica Judicial</strong></em></h1> <p align="justify"><em>Sucedió este caso en las últimas sesiones de la Audiencia Comarcal de N***.</em></p> <p align="justify"><em>Ocupaba el banquillo Sidor Shelmetsov, sujeto de unos treinta años, con nervioso rostro agitanado y ojillos de pícaro. Se le acusaba de robo con fractura, fraude y suplantación de personalidad.</em></p> <p align="justify"><em>En este último delito concurría la agravante de apropiación de títulos ajenos. Ejercía la acusación el sustituto del fiscal, un sustituto como hay miles. Carecía de esas cualidades y signos distintivos que granjean popularidad y honorarios crecidos. Era, pues, un semejante de sus semejantes. Hablaba por la nariz, no pronunciaba la “k” y se sonaba a cada instante.</em></p> <p align="justify"><em>En cambio, el defensor era un letrado famosísimo y popularísimo. Un abogado al que conocía todo el mundo. Sus admirables discursos se citaban; y su nombre se pronunciaba con veneración.</em></p> <p align="justify"><em>Son abogados de esta clase los que hacen de protagonistas en las novelas chabacanas que terminan con la absolución total del héroe en medio de una ovación del público. En tales novelas se da a estos jurisconsultos nombres derivados de truenos, rayos y otros fenómenos de la naturaleza, no menos impresionantes.</em></p> <p align="justify"><em>Cuando el sustituto del fiscal demostró que Shelmetsov era culpable y no merecía clemencia, cuando aclaró todos los puntos, convenció al auditorio y terminó con el consabido: “He dicho”, se levantó el defensor. Todos los presentes aguzaron el oído. Se hizo el silencio. Comenzó su discurso el abogado y… ¡adiós, nervios del público! El defensor alargó su oscuro cuello, ladeó la cabeza, echño lumbre por los ojos, alzó una mano, y un raudal de inefable dulzura penetró en los oídos anhelantes. Su lengua estremeció los nervios de los oyentes como las cuerdas de una </em>balalaika<em>.</em></p> <p align="justify"><em>Apenas pronunciadas sus dos o tres primeras frases, alguien del público exhaló un ¡ay!; y hubieron de retirar de la sala a una dama, completamente pálida. A los tres minutos, el presidente hubo de coger la campanilla y tocarla por tres veces. El ujier, de nariz roja, se removió en su asiento y empezó a lanzar miradas amenazadoras al entusiasmado público. Agrandáronse todas las pupilas, lividecieron los rostros, ávidos de oír los párrafos siguientes. Alargáronse los cuellos. ¿Y qué sería de los corazones?</em></p> <p align="justify"><em>–Somos hombres, señores del Jurado; juzguemos, pues, humanamente –dijo, entre otras cosas, el defensor–. Antes de comparecer ante ustedes, este hombre ha sufrido una reclusión provisional de seis meses. ¡Seis meses en que la esposa estuvo privada de su amado marido y en que los ojos de los niños permanecieron bañados en lágrimas por no tener junto a ellos a su adorado padre! ¡Oh, si vieran ustedes a esos niños! Están hambrientos, porque no tienen quién los mantenga: y lloran porque son profundamente desgraciados. ¡Mírenlos! Tienden hacia ustedes sus tiernas manecitas, pidiendo que les devuelvan a su padre. No asisten a este juicio; pero pueden ustedes imaginárselo. </em>(Pausa.)<em> Recluido… ¡Ejem!… Le encerraron con ladrones ya asesinos… ¡A él! </em>(Pausa.)<em> Basta figurarse su tormento espiritual en la mazmorra lejos de su esposa y de sus hijos, para… Pero, bueno, ¡para qué vamos a hablar!</em></p> <p align="justify"><em>Oyéronse sollozos entre el público. Una muchacha que llevaba un hermoso broche en el pecho, rompió a llorar; y le secundó su vecina de asiento, una viejecilla.</em></p> <p align="justify"><em>El defensor seguía habla que habla. Esquivando los hechos hacía hincapié en el factor psicológico.</em></p> <p align="justify">–<em>Conocer su alma es descubrir un mundo original, extraordinario, en incesante movimiento. Yo he estudiado ese mundo. Y al estudiarlo, lo confieso, he visto por primera vez al hombre. He comprendido al hombre. Cada impulso de su alma dice que en la persona de mi cliente tengo el honor de ver al hombre ideal…</em></p> <p align="justify"><em>El ujier dejó de mirar al público con ojos severos y extrajo el pañuelo del bolsillo. Sacaron de la sala a otras dos señoras. El presidente, dejando en paz la campanilla, calóse las gafas para ocultar las lágrimas que brotaron de sus ojo derecho. Todos sacaron los pañuelos. El fiscal, aquella piedra ruda, aquel témpano de hielo, el más insensible de los organismos, se removió inquieto en su sillón, enrojeció y bajó los ojos, fijando la mirada bajo la mesa. Las lágrimas brillaron a través de sus lentes…</em></p> <p align="justify">“<em>Más me hubiera valido retirar la acusación –pensó–. ¡Menudo fiasco me espera!”</em></p> <p align="justify">–<em>¡Fíjense en sus ojos! –continuó el defensor, temblorosas la cara y la voz, mientras por sus pupilas asomaba su alma atormentada–. ¿Creen ustedes que esos ojos tímidos y afables podrían permanecer impasibles ante el crimen? ¡No, no! ¡Esos ojos lloran! ¡Bajo esos pómulos de calmuco se ocultan fibras delicadas y sensibles! ¡Bajo ese pecho deforme y grosero late un corazón que odia el delito! ¿Y ustedes, personas humanas, osarán afirmar que es culpable?</em></p> <p align="justify"><em>En este punto no pudo contenerse el acusado. Llegó su turno de llorar. Después de un acelerado pestañeo, rompió en llanto y, nervioso, cambió de sitio en el banquillo.</em></p> <p align="justify">–<em>¡Soy culpable! –exclamó interrumpiendo la perorata del defensor–. ¡Me reconozco culpable! ¡He robado y cometido mil fraudes, maldito de mí! Fui yo quien se llevó el dinero del baúl. Y el abrigo robado se lo di a mi cuñada para que lo escondiese. ¡Me arrepiento de todo y me declaro culpable!</em></p> <p align="justify"><em>A renglón seguido, lo confesó todo. Y fue condenado.</em></p> <p align="justify"><em>---------------------------------</em></p> <p align="justify">Los cuentos de Chéjov son magníficos modelos de cuento corto. Y son tantos, cual más colorido que el otro. ¡Quién pudiera escribir así!</p>César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-24707971155514386252010-11-12T21:51:00.002-05:002010-11-12T21:52:27.460-05:00La Primavera Besaba, poema de Antonio Machado<p align="right">[Op. Cit.]</p> <p><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">A mitad de noviembre, aunque haga aún un poco de frío.</span></p> <h1><img style="display: block; float: none; margin-left: auto; margin-right: auto" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5odZ8TYaLpHARa3lvudmKw2AlVaSKKZM47prmOUy9c19szx6omu81YGo9K0W1M5jdR1CrItdOQ4HccP3Xou3HggFYvV1Mkeg2xAG1WCSwnSuoDIVQUkRLAVUaInnZqH5rEPCv_NMxfP4/s400/primavera1.jpg" /></h1> <h1 align="center"><em>La Primavera Besaba</em></h1> <p><em>La primavera besaba <br />suavemente la arboleda, <br />y el verde nuevo brotaba <br />como una verde humareda.</em></p> <p><em>Las nubes iban pasando <br />sobre el campo juvenil... <br />Yo vi en las hojas temblando <br />las frescas lluvias de abril.</em></p> <p><em>Bajo ese almendro florido, <br />todo cargado de flor <br />—recordé—, yo he maldecido <br />mi juventud sin amor.</em></p> <p><em>Hoy, en mitad de la vida, <br />me he parado a meditar... <br />¡Juventud nunca vivida, <br />quién te volviera a soñar!</em></p> <p>------------------</p> <p>Primavera, primavera.</p> <p align="justify"><strong>La Yapa</strong>: Ya que estamos en esto, <em>La Maldita Primavera</em> cantada por Yuri hará cuchucientos años… y la versión original de la italiana Loretta Goggi, <em>Maledetta Primavera</em>. ¿Cuál les parece mejor?</p> <p align="center"><object width="600" height="475"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/q0DkjI00Mf0?fs=1&hl=es_ES"><param name="allowFullScreen" value="true"><param name="allowscriptaccess" value="always"><embed src="http://www.youtube.com/v/q0DkjI00Mf0?fs=1&hl=es_ES" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="600" height="475"></embed></object> <br />Video subido por <a href="http://www.youtube.com/user/Iselda" target="_blank">Iselda</a>. También lo puedes ver <a href="http://www.youtube.com/watch?v=q0DkjI00Mf0" target="_blank">acá</a>.</p> <p align="center"><object width="600" height="475"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/xzzzMVFqsWU?fs=1&hl=es_ES"><param name="allowFullScreen" value="true"><param name="allowscriptaccess" value="always"><embed src="http://www.youtube.com/v/xzzzMVFqsWU?fs=1&hl=es_ES" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="600" height="475"></embed></object> <br />Video subido por <a href="http://www.youtube.com/user/whotube1968" target="_blank">whotube1968</a>. También lo puedes ver <a href="http://www.youtube.com/watch?v=xzzzMVFqsWU" target="_blank">acá</a>.</p>César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-31599351111308032422010-11-06T07:38:00.001-05:002010-11-06T13:34:15.538-05:00“Gatos y Perros”, ensayo de H. P. Lovecraft, y un poemita y un cuento para este SáGATO CATurday<p align="right">[Op. Cit.]</p> <p><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">¿Le pondrías a tus gatos nombres de Dioses primigenios?</span></p> <p align="justify"><img title="“¡Yog-Sothoth, deja de arañarme las cortinas y vete al patio a jugar con Nyarlathotep! ¡Cthulhu, deja el sofá tranquilo!"" style="margin: 0px 10px 0px 0px" height="249" alt="“¡Yog-Sothoth, deja de arañarme las cortinas y vete al patio a jugar con Nyarlathotep! ¡Cthulhu, deja el sofá tranquilo!"" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIuQ_kuw34Gy0bTkr_AJQLCsyTaH30JTZrgbed2oW1YP0v-7gqOx_KxvNKPKU2fEL_t5r-26GXp6OOnv_OkrQm5ye02aBZDU-2LVW32mGTwAdp1ZQxcUI4uGBpsjIua2yDQGNv3TQ6S58/s400/cthulhu-cat.jpg" width="170" align="left" />El nombre de Lovecraft es para muchos sinónimo de una literatura de terror ominosa como pocas, con su propia mitología perversa de la cual Cthulhu, el temible Cthulhu, es su exponente principal. Sin embargo, el buen Howard también era un admirador de los gatos (y un racista, pero ese es otro cuento), y lo expresó en algunas de sus obras.</p> <p align="justify">De entre ellas presento estas tres, la primera es un vehemente ensayo donde toma partido por los mininos en cierta controversia por ver eran si mejores los gatos o los perros (fanáticos de los perros no ofenderse, por favor); el segundo es una pequeña elegía por la muerte de un pequeño gato que había adoptado y el último un relato acerca de un ficticio pueblo que había prohibido matar gatos.</p> <p align="justify">Disfrútenlos.</p> <h1 align="center"><em>Gatos y Perros</em></h1> <a title="View gatosyperros on Scribd" style="display: block; margin: 12px auto 6px; font: 14px helvetica,arial,sans-serif; text-decoration: underline; font-size-adjust: none; font-stretch: normal; -x-system-font: none" href="http://www.scribd.com/doc/41229340/gatosyperros">gatosyperros</a> <object id="doc_937496220312642" name="doc_937496220312642" height="600" width="100%" type="application/x-shockwave-flash" data="http://d1.scribdassets.com/ScribdViewer.swf" style="outline:none;"> <param name="movie" value="http://d1.scribdassets.com/ScribdViewer.swf"> <param name="wmode" value="opaque"> <param name="bgcolor" value="#ffffff"> <param name="allowFullScreen" value="true"> <param name="allowScriptAccess" value="always"> <param name="FlashVars" value="document_id=41229340&access_key=key-1ut0jnb0616w7x0ktfjk&page=1&viewMode=list"> <embed id="doc_937496220312642" name="doc_937496220312642" src="http://d1.scribdassets.com/ScribdViewer.swf?document_id=41229340&access_key=key-1ut0jnb0616w7x0ktfjk&page=1&viewMode=list" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" height="600" width="100%" wmode="opaque" bgcolor="#ffffff"></embed> </object> <p>Texto encontrado <a href="http://www.migato.com/conocele/el-gato-en-la-cultura/gatos-y-perros-de-hp-lovecraft/" target="_blank">acá, en MiGato.com</a>.</p> <h1 align="center"><img title="Foto de H. P. Lovecraft posando con un gato" alt="Foto de H. P. Lovecraft posando con un gato" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1ddHKhnGntKwen0CnUBqWCqIwMdDU0bngCOQTRxZ_8Q6hYK9bJ5mao37QbCCNziE_nVS13I8T-n-C4FviZz6A_otBAKmpdmQTffg8BA_xN1z2yqu3eM_7vzIGf6vU2YL_rJG7WbSiISA/s400/Lovecraft.jpg" /><strong><em></em></strong></h1> <h1 align="center"><strong><em></em></strong></h1> <h1 align="center"><strong><em>El pequeño Sam Perkins</em></strong></h1> <strong> <h1 align="center"><strong><em>(Escrito a la memoria de un gatito)</em></strong></h1> </strong> <p><em>El antiguo jardín nocturno <br />parece soportar una pena profunda, <br />como si el peso de una sombra silente <br />se cerniera en el aire <br />La hierba se inclina con oculto pesar, <br />incapaz de olvidar todavía, <br />recordando desde ayer, <br />aquellas zarpitas que la agitaron.</em></p> <p align="right"><em>H.P. Lovecraft</em></p> <h1 align="center"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuPU-R_UqkFAH6MNKiYcoSah1EBkiakPTlXaa6pWcZOClX_mw4e-FogcGS1AbovwGpnu9cMBQenh24ufEFTrSPIQyZUTOzIbInf1z7WG06eNnMMz1XdeOK4Ek02A7v5YddqlC9OYouyuk/s1600/cats-of-Ulthar.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5536258059435606690" style="width: 400px; cursor: hand; height: 315px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjuPU-R_UqkFAH6MNKiYcoSah1EBkiakPTlXaa6pWcZOClX_mw4e-FogcGS1AbovwGpnu9cMBQenh24ufEFTrSPIQyZUTOzIbInf1z7WG06eNnMMz1XdeOK4Ek02A7v5YddqlC9OYouyuk/s400/cats-of-Ulthar.JPG" border="0" /></a></h1> <h1 align="center"><em>Los gatos de Ulthar</em></h1> <p align="justify"><em>Se dice que en Ulthar, que se encuentra más allá del río Skai, ningún hombre puede matar a un gato; y ciertamente lo puedo creer mientras contemplo a aquel que descansa ronroneando frente al fuego. Porque el gato es críptico, y cercano a aquellas cosas extrañas que el hombre no puede ver. Es el alma del antiguo Egipto, y el portador de historias de ciudades olvidadas en Meroe y Ophir. Es pariente de los señores de la selva, y heredero de los secretos de la remota y siniestra África. La Esfinge es su prima, y él habla su idioma; pero es más antiguo que la Esfinge y recuerda aquello que ella ha olvidado.</em></p> <p align="justify"><em>En Ulthar, antes de que los ciudadanos prohibieran la matanza de los gatos, vivía un viejo campesino y su esposa, quienes se deleitaban en atrapar y asesinar a los gatos de los vecinos. Por qué lo hacían, no lo sé; excepto que muchos odian la voz del gato en la noche, y les parece mal que los gatos corran furtivamente por patios y jardines al atardecer. Pero cualquiera fuera la razón, este viejo y su mujer se deleitaban atrapando y matando a cada gato que se acercara a su cabaña; y, a partir de los ruidos que se escuchaban después de anochecer, varios lugareños imaginaban que la manera de asesinarlos era extremadamente peculiar. Pero los aldeanos no discutían estas cosas con el viejo y su mujer; debido a la expresión habitual de sus marchitos rostros, y porque su cabaña era tan pequeña y estaba tan oscuramente escondida bajo unos desparramados robles en un descuidado patio trasero. La verdad era, que por más que los dueños de los gatos odiaran a estas extrañas personas, les temían más; y, en vez de confrontarlos como asesinos brutales, solamente tenían cuidado de que ninguna mascota o ratonero apreciado, fuera a desviarse hacia la remota cabaña, bajo los oscuros árboles. Cuando por algún inevitable descuido algún gato era perdido de vista, y se escuchaban ruidos después del anochecer, el perdedor se lamentaría impotente; o se consolaría agradeciendo al Destino que no era uno de sus hijos el que de esa manera había desaparecido. Pues la gente de Ulthar era simple, y no sabía de dónde vinieron todos los gatos.</em></p> <p align="justify"><em>Un día, una caravana de extraños peregrinos procedentes del Sur entró a las estrechas y empedradas calles de Ulthar. Oscuros eran aquellos peregrinos, y diferentes a los otros vagabundos que pasaban por la ciudad dos veces al año. En el mercado vieron la fortuna a cambio de plata, y compraron alegres cuentas a los mercaderes. Cuál era la tierra de estos peregrinos, nadie podía decirlo; pero se les vio entregados a extrañas oraciones, y que habían pintado en los costados de sus carros extrañas figuras, de cuerpos humanos con cabezas de gatos, águilas, carneros y leones. Y el líder de la caravana llevaba un tocado con dos cuernos, y un curioso disco entre los cuernos.</em></p> <p align="justify"><em>En esta singular caravana había un niño pequeño sin padre ni madre, sino con sólo un gatito negro a quien cuidar. La plaga no había sido generosa con él, mas le había dejado esta pequeña y peluda cosa para mitigar su dolor; y cuando uno es muy joven, uno puede encontrar un gran alivio en las vivaces travesuras de un gatito negro. De esta forma, el niño, al que la gente oscura llamaba Menes, sonreía más frecuentemente de lo que lloraba mientras se sentaba jugando con su gracioso gatito en los escalones de un carro pintado de manera extraña.</em></p> <p align="justify"><em>Durante la tercera mañana de estadía de los peregrinos en Ulthar, Menes no pudo encontrar a su gatito; y mientras sollozaba en voz alta en el mercado, ciertos aldeanos le contaron del viejo y su mujer, y de los ruidos escuchados por la noche. Y al escuchar esto, sus sollozos dieron paso a la reflexión, y finalmente a la oración. Estiró sus brazos hacia el sol y rezó en un idioma que ningún aldeano pudo entender; aunque no se esforzaron mucho en hacerlo, pues su atención fue absorbida por el cielo y por las formas extrañas que las nubes estaban asumiendo. Esto era muy peculiar, pues mientras el pequeño niño pronunciaba su petición, parecían formarse arriba las figuras sombrías y nebulosas de cosas exóticas; de criaturas híbridas coronadas con discos de costados astados. La naturaleza está llena de ilusiones como esa para impresionar al imaginativo.<a href="http://www.cafepress.com/+cats_of_ulthar_wall_poster,136552905" target="_blank"><img style="margin: 0px 0px 0px 5px" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiW2nRN8aYnos912PsU686J7B_wDkVSWTZ_e2UhfQglwppuo4DR2juEiGip6mv5YRX_Ouxn8iuja2d3stdds7I9fyikUEobI5-0MKI78SE5G5EAuSblrXrFkknZcBFREZj_0zm6QYSC1-g/s400/catsulthar.jpg" align="right" border="0" /></a></em></p> <p align="justify"><em>Aquella noche los errantes dejaron Ulthar, y no fueron vistos nunca más. Y los dueños de casa se preocuparon al darse cuenta de que en toda la villa no había ningún gato. De cada hogar el gato familiar había desaparecido; los gatos pequeños y los grandes, negros, grises, rayados, amarillos y blancos. Kranon el Anciano, el burgomaestre, juró que la gente siniestra se había llevado a los gatos como venganza por la muerte del gatito de Menes, y maldijo a la caravana y al pequeño niño. Pero Nith, el enjuto notario, declaró que el viejo campesino y su esposa eran probablemente los más sospechosos; pues su odio por los gatos era notorio y, con creces, descarado. Pese a esto, nadie osó quejarse ante la dupla siniestra, a pesar de que Atal, el hijo del posadero, juró que había visto a todos los gatos de Ulthar al atardecer en aquel patio maldito bajo los árboles. Caminaban en círculos lenta y solemnemente alrededor de la cabaña, dos en una línea, como realizando algún rito de las bestias, del que nada se ha oído. Los aldeanos no supieron cuánto creer de un niño tan pequeño; y aunque temían que el malvado par había hechizado a los gatos hacia su muerte, preferían no confrontar al viejo campesino hasta encontrárselo afuera de su oscuro y repelente patio.</em></p> <p align="justify"><em>De este modo Ulthar se durmió en un infructuoso enfado; y cuando la gente despertó al amanecer ¡he aquí que cada gato estaba de vuelta en su acostumbrado fogón! Grandes y pequeños, negros, grises, rayados, amarillos y blancos, ninguno faltaba. Aparecieron muy brillantes y gordos, y sonoros con ronroneante satisfacción. Los ciudadanos comentaban unos con otros sobre el suceso, y se maravillaban no poco. Kranon el Anciano nuevamente insistió en que era la gente siniestra quien se los había llevado, puesto que los gatos no volvían con vida de la cabaña del viejo y su mujer. Pero todos estuvieron de acuerdo en una cosa: que la negativa de todos los gatos a comer sus porciones de carne o a beber de sus platillos de leche era extremadamente curiosa. Y durante dos días enteros los gatos de Ulthar, brillantes y lánguidos, no tocaron su comida, sino que solamente dormitaron ante el fuego o bajo el sol.</em></p> <p align="justify"><em>Pasó una semana entera antes de que los aldeanos notaran que, en la cabaña bajo los árboles, no se prendían luces al atardecer. Luego, el enjuto Nith recalcó que nadie había visto al viejo y a su mujer desde la noche en que los gatos estuvieron fuera. La semana siguiente, el burgomaestre decidió vencer sus miedos y llamar a la silenciosa morada, como un asunto del deber, aunque fue cuidadoso de llevar consigo, como testigos, a Shang, el herrero, y a Thul, el cortador de piedras. Y cuando hubieron echado abajo la frágil puerta sólo encontraron lo siguiente: dos esqueletos humanos limpiamente descarnados sobre el suelo de tierra, y una variedad de singulares insectos arrastrándose por las esquinas sombrías.</em></p> <p align="justify"><em>Posteriormente hubo mucho que comentar entre los ciudadanos de Ulthar. Zath, el forense, discutió largamente con Nith, el enjuto notario; y Kranon y Shang y Thul fueron abrumados con preguntas. Incluso el pequeño Atal, el hijo del posadero, fue detenidamente interrogado y, como recompensa, le dieron una fruta confitada. Hablaron del viejo campesino y su esposa, de la caravana de siniestros peregrinos, del pequeño Menes y de su gatito negro, de la oración de Menes y del cielo durante aquella plegaria, de los actos de los gatos la noche en que se fue la caravana, o de lo que luego se encontró en la cabaña bajo los árboles, en aquel repugnante patio.</em></p> <p align="justify"><em>Y, finalmente, los ciudadanos aprobaron aquella extraordinaria ley, la que es referida por los mercaderes en Hatheg y discutida por los viajeros en Nir, a saber, que en Ulthar ningún hombre puede matar a un gato.</em></p> <p align="right"><em>H.P. Lovecraft</em></p> <p>----------------------</p> <p align="justify"><strong>La Yapa</strong>: Ya que estamos lovecraftianos, acá un pequeño grupo de Facebook titulado <a href="http://www.facebook.com/pages/Senoras-que-ponen-a-sus-gatos-nombres-de-dioses-primigenios-de-Lovecraft/324023534642" target="_blank">Señoras que ponen a sus gatos nombres de dioses primigenios de Lovecraft</a>; y <a href="http://www.hello-cthulhu.com/" target="_blank">Hello Cthulhu</a>, un webcomic que nos presenta al terrible dios extraterrestre trasladado al mundo de <em>Hello Kitty</em> (?).</p>César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-34122137708210193082010-10-16T15:09:00.003-05:002016-01-12T15:10:19.038-05:00Y en SáGATO CATurday nos visita El Gato con Botas, pero el firme<p><em></em></p><p><em></em></p><p><em></em></p><p align="right">[Op. Cit.]</p><p><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">El michi sagaz.</span></p><p><img style="display: block; float: none; margin-left: auto; margin-right: auto" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0qY2M1x7MQsN_xHkGVz9p7AKFr5k-_tJ-GbnFEl_rAFPL24GgbaRT_VNzfL5gtsy5loklu24BkW432V2r2Wx3hnO1nx9ja6WhRQhBp8akwpHjXP4exs0N5ZHFVA1Cxugngk0ZEQ_l2y4/s400/gatobotas.jpg" /></p><p>En 1697 el francés Charles Perrault publicó <i>Histoires ou Contes du Temps passé</i>, más conocida como <em>Los Cuentos de la Mamá Gansa</em>. Esta obra es fundamental, pues su autor tomando y a menudo atemperando las versiones orales de relatos y tradiciones comunes en su tiempo, les da la forma literaria moderna creando así lo que ahora conocemos como “cuento de hadas”, y haciendo llegar hasta nosotros a <em>La Caperucita Roja</em>, <em>La Cenicienta</em>, <em>La Bella Durmiente</em>, <em>Pulgarcito</em>, etc. Los años pasaron y de la mano de ediciones contemporáneas y las adaptaciones cinematográficas, estas historias no pierden permanencia dentro de la imaginería infantil. <em>El Gato con Botas </em>es uno de los varios cuentos que formaron parte de aquella clásica recopilación y acaso el cuento con protagonista gatuno más famoso de todos los tiempos. Su astucia e inteligencia (combinadas con buena parte de habilidades de chantajista y manipulador) sirven a su amo para lograr su fortuna. La verdad que cualquiera quisiera un ayudante así, gato, perro, humano o lo que sea.</p><h1 align="center"><em>El gato con botas</em></h1><p align="center"><em><strong>Charles Perrault</strong></em></p><p><a name="0"></a></p><p align="justify"><img style="display: inline; margin-left: 0px; margin-right: 0px" alt="El Gato con botas" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_Cgy0Na8jSbjXXqgOSVAn30rF9M79qkytpouVgY9frJsPdUTZiX7wY5tUOwNjd0-Y6UtEuwt-Merb9B4a-iZQZEjkTRKHlJUkgB4WfrwOISDpveMn84OJ_DunjyHtaX7oPhSri6Tb7AY/s1600/Gato1.jpg" align="left" /><em>Murió un molinero que tenía tres hijos, y no dejó más bienes que su molino, su borriquillo y un gato.</em></p><p align="justify"><a name="1"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Se hicieron las particiones con gran facilidad y ni el escribano ni el procurador, que se hubieran comido tan pobre patrimonio, tuvieron que entender en ellas.</em></p><p align="justify"><a name="2"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El mayor de los tres hermanos se quedó con el molino.</em></p><p align="justify"><a name="3"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El mediano fue dueño del borriquillo.</em></p><p align="justify"><a name="4"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Y el pequeño no tuvo otra herencia que el gato.</em></p><p align="justify"><a name="5"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El pobre chico se desconsoló al verse con tan pobre patrimonio.</em></p><p align="justify"><a name="6"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Mis hermanos -decía- podrán ganarse honradamente la vida trabajando juntos; pero después que me haya comido mi gato y lo poco que me den por su piel, no tendré más remedio que morir de hambre.</em></p><p align="justify"><a name="7"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El gato, que escuchaba estas palabras, se subió de un salto sobre las rodillas de su amo, y <img height="216" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjecbvPhT50a0PfVM9rXERAqmHmtASIwkJhQybEfbuMDxcQtrnA4qHN6wMKJFzfHRu2lQl8We_WhieWr0pRWCCDxnXTDRtY3c-vHeH1IGC8q3dkmwZqJxW7hH1hWxe77A2DE7nSNdjC990/s1600/Gato2.jpg" width="150" align="right" />acariciándole a su manera, le dijo:</em></p><p align="justify"><a name="8"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-No os desconsoléis, mi amo; compradme un par de botas y un saco con cordones, y ya veréis como no es tan mala la parte de herencia que os ha tocado.</em></p><p align="justify"><a name="9"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El chico tenía tal confianza en la astucia de su gato y le había visto desplegar tanto ingenio en la caza de pájaros y de ratones que no desesperó de ser por él socorrido en su miseria. Reunió, pues, algún dinerillo y le compró los objetos que pedía.</em></p><p align="justify"><a name="10"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El gato se puso inmediatamente las botas, colgóse el saco al cuello, asiendo los cordones con sus patas de delante, y se fue a un soto donde había gran número de conejos.</em></p><p align="justify"><a name="11"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Colocó de cierto modo el saco al pie de un árbol, puso en su fondo algunas yerbas de tomillo y, haciéndose el muerto, esperó a que algún gazapo, poco instruido en los peligros del mundo, entrase en el saco para regalarse con lo que en él había.</em></p><p align="justify"><a name="12"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Pocos momentos hacía que estaba apostado, cuando un conejillo entró corriendo en el saco. El gato <img height="222" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJUZ0tNsCA-Sda4CQ3rQcKlk1fyoVm2pGSAd4bWBQLQTFdJheOmX4sX630AJD7U89wgwofSKGrPqEBAySEVAdlwjItN15kLLxPqDzDZJuPVFl654yZ2Y30AEXebDjniUtHPwCVzlDdt0k/s1600/Gato3.jpg" width="150" align="left" />tiró de los cordones, cogiéndole dentro, y le dio muerte con la mayor destreza.</em></p><p align="justify"><a name="13"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Orgulloso de su hazaña, se dirigió al palacio del rey de aquella tierra y pidió hablar a S. M.</em></p><p align="justify"><a name="14"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Condujéronle a la cámara real y, después de hacer una gran reverencia al monarca, le dijo presentándole el conejo:</em></p><p align="justify"><a name="15"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Señor, mi amo el señor marqués de Carabas tendrá un placer en que os dignéis probar su caza y os envía este conejo que ha cogido esta mañana en sus sotos.</em></p><p align="justify"><a name="16"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Di a tu amo -respondió el rey- que lo acepto con mucho gusto y que le doy las gracias.</em></p><p align="justify"><a name="17"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El gato salió de palacio saltando de alegría y fue a decir a su amo lo que había hecho.</em></p><p align="justify"><a name="18"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Algunos días después volvió al bosque, armado con sus botas y su saco, y no tardó en apoderarse de un par de perdices.</em></p><p align="justify"><a name="19"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Inmediatamente fue a presentarlas al rey, como había hecho con el conejo, y el monarca recibió con<img height="192" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjyGd4pO7pPYdrSY6oKnjTeyik2qX1GKSUeoogSdrYdTZVRbEpz_tyV2WrzBT7rtUlDXyA2wbnXo_mvpfH4XaNE0QwHKV0C785CNuCL7-s2SAFWkw6HGarFZ9YOEfIsWgaSyZ8XkE9lX_g/s1600/Gato4.jpg" width="150" align="right" /> tanto gusto las dos perdices que mandó a su tesorero diese al gato algún dinero para beber.</em></p><p align="justify"><a name="20"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El gato continuó durante dos o tres meses llevando de tiempo en tiempo al rey una parte de su caza. Pero un día supo que el rey debía ir a pasear por la orilla del río con su hija, la princesa más hermosa del mundo, y entonces dijo a su amo:</em></p><p align="justify"><a name="21"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Si queréis seguir mis consejos, tenéis hecha vuestra fortuna: id a bañaros al río, en el sitio que yo os diga, y luego dejarme hacer.</em></p><p align="justify"><a name="22"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El hijo del molinero hizo lo que el gato le aconsejaba, aunque no comprendía cuáles pudieran ser sus instintos.</em></p><p align="justify"><a name="23"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Cuando se estaba bañando llegó el rey a la orilla del río y entonces el gato se puso a gritar con todas sus fuerzas.</em></p><p align="justify"><a name="24"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-¡Socorro! ¡Socorro! ¡El señor marqués de Carabas se está ahogando!</em></p><p align="justify"><a name="25"><em></em></a></p><p align="justify"><em><img height="201" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYgboWRmvmljQoYDAyGk_DMIsllyvkyiqYhsvXbsbjlg6-kIN4ya15PXVvE5z3SUBc9cwO6nx-pwooZDDryF8b3ebd4PezL2NBNFPy8BxuOD5b7N2LG10LuG7CFaM8P87hVPDV11h9-k0/s1600/Gato5.jpg" width="150" align="left" />A este grito el rey asomó la cabeza por la portezuela y, reconociendo al gato que tantas veces le había llevado caza, mandó inmediatamente a sus guardias que fuesen en socorro del marqués de Carabas.</em></p><p align="justify"><a name="26"><em></em></a></p><p align="justify"><em>En tanto que sacaban del río al pobre marqués, el gato, aproximándose a la carroza, dijo al rey que mientras su amo se bañaba unos ladrones le habían robado sus ropas, aunque él había llamado en su auxilio con todas sus fuerzas, y el rey mandó inmediatamente a los oficiales de su guardarropa que fuesen a buscar uno de sus más bellos trajes para el marqués de Carabas.</em></p><p align="justify"><a name="27"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Después que estuvo vestido se presentó al rey, que le recibió con mucho agrado, y, como las hermosas ropas que acababan de darle aumentaban mucho su natural belleza, la hija del monarca le encontró muy de su gusto y le dirigió una mirada tan tierna y cariñosa que dio algo que pensar a los cortesanos.</em></p><p align="justify"><a name="28"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El rey invitó al marqués a subir en la carroza y a acompañarle en su paseo y el gato, lleno de júbilo al ver que empezaban a realizarse sus designios, tomó la delantera.<img height="189" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhd6cYF33WHHBWvkCrLKriJwhQOViFiBmve4g8fNs9TdqHkvZoftk4D-hM7xxrEZCxj0E28PAvYyMDnJjZ3hXmkABRCtQ4TcWkg-mWZpwWR9gzRfW1swVK7apqwvxR4i72aJ6MdzQKGi8c/s1600/Gato6.jpg" width="150" align="right" /></em></p><p align="justify"><a name="29"><em></em></a></p><p align="justify"><em>No tardó en encontrar unos labriegos que segaban la yerba de un prado y les dijo:</em></p><p align="justify"><a name="30"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Buenas gentes, si no decís al rey que el prado que estáis segando pertenece al señor marqués de Carabas, seréis hechos pedazos tan menudos como las piedras del río.</em></p><p align="justify"><a name="31"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El rey no dejó de preguntar a los segadores quién era el dueño de aquellos prados y, temerosos por la amenaza del gato, los labriegos contestaron a una voz:</em></p><p align="justify"><a name="32"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Es el señor marqués de Carabas.</em></p><p align="justify"><a name="33"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Tenéis unos terrenos magníficos -dijo el rey al hijo del molinero.</em></p><p align="justify"><a name="34"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Sí, señor, -respondió éste- este prado me da todos los años productos muy abundantes.</em></p><p align="justify"><a name="35"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El gato, que iba siempre delante, encontró luego unos cavadores y les dijo:</em></p><p align="justify"><a name="36"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Buenas gentes, si cuando el rey os pregunte no le contestáis que estas tierras son del marqués de Carabas, os harán pedazos tan menudos como las piedras del río.</em></p><p align="justify"><a name="37"><em></em></a></p><p align="justify"><em><img height="209" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwS-JDLOCulKgpMAj46PjC2cwB_4yJZeInPvnDt5ZMvJ_7ugJMugP25N4NaqX_dsd7WlWQiPv-FV7XK4y-wfcz1vHuFSjNSJhrIuqwWjxagENktEvhpLgPYnYA3_zFftj4MT1xBnt6Uk8/s1600/Gato7.jpg" width="150" align="left" />El rey, que pasó un momento después, quiso saber a quién pertenecían aquellas tierras y preguntó a los labriegos.</em></p><p align="justify"><a name="38"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Nuestro amo -respondieron éstos- es el señor marqués de Carabas.</em></p><p align="justify"><a name="39"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Y el rey felicitó de nuevo al hijo del molinero.</em></p><p align="justify"><a name="40"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El gato, que iba siempre delante de la carroza, decía lo mismo a todas las gentes que encontraba en el camino y el rey se admiró bien pronto de las grandes riquezas del marqués de Carabas.</em></p><p align="justify"><a name="41"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El gato llegó, al fin, a un hermoso castillo cuyo dueño era un ogro, el más rico de la comarca, pues le pertenecían todos los prados y bosques por donde el rey había pasado.</em></p><p align="justify"><a name="42"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Después de informarse de las cualidades de este ogro, llegó el gato a su residencia y pidió hablarle, diciendo que no había querido pasar por sus dominios sin presentarle sus respetos.</em></p><p align="justify"><a name="43"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El ogro le recibió con una gran amabilidad y le hizo reposar.<img height="208" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjs_KR_vQhiL6L10lbms7XTxECVQ12JYct95FDMiDTRrXLkGj7Nid4xWRasPmtXxEwun0BCAXz5piGv4Gn0y5k2pEyPTvuDO8Kr4SnKG-2kHQHteYB13LtW00yheBZlqkFpsnDkuwJp84U/s1600/Gato8.jpg" width="150" align="right" /></em></p><p align="justify"><a name="44"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Me han asegurado -le dijo el gato- que tenéis el don de poder convertiros en el animal que os parece; que podéis, por ejemplo, trasformaros en elefante, en león...</em></p><p align="justify"><a name="45"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Sí, por cierto, -respondió el ogro- y para probároslo vais a verme convertido en león.</em></p><p align="justify"><a name="46"><em></em></a></p><p align="justify"><em>La trasformación se verificó instantáneamente, y el gato se espantó tanto al ver un león ante sí que saltó al alero del tejado, no sin alguna dificultad a causa de sus botas, que no servían para andar por las tejas.</em></p><p align="justify"><a name="47"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Algún tiempo después, viendo que el ogro había recobrado su forma primitiva, el gato descendió y le dijo:</em></p><p align="justify"><a name="48"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Me han asegurado también, pero no puedo creerlo, que tenéis asimismo la facultad de trasformaros en los animales pequeños; por ejemplo, que podéis tomar la forma de un ratón. Eso me parece imposible.</em></p><p align="justify"><a name="49"><em></em></a></p><p align="justify"><em><img height="224" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgt-uIlxlaUbu5fBQ_rVvizjOFq2Ll16vT59YuWZyoiQubh0Rp16t6PjswV2pjJKLrNGZ28rhVCNquCTLQU9shlh8TTjHXivGsndis8GkjohMOpgYihI56kcbjzG53JqAwVXqExAbYklb0/s1600/Gato9.jpg" width="150" align="left" />-¡Imposible! -exclamó el ogro- ¡vais a convenceros!</em></p><p align="justify"><a name="50"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Y al mismo tiempo se trasformó en un ratón sumamente pequeño y se puso a correr por la sala.</em></p><p align="justify"><a name="51"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El gato no esperó más y,lanzándose ágilmente sobre él, le clavó las uñas y los dientes y le degolló.</em></p><p align="justify"><a name="52"><em></em></a></p><p align="justify"><em>En tanto, el rey, que al pasar vio el magnífico castillo del ogro, quiso entrar en él a descansar.</em></p><p align="justify"><a name="53"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El gato, que oyó el ruido de la carroza al rodar sobre el puente levadizo, salió corriendo y dijo al rey:</em></p><p align="justify"><a name="54"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-¡Bien venido sea V. M. al castillo de mi noble amo el marqués de Carabas!</em></p><p align="justify"><a name="55"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-¡Cómo, señor marqués!, -dijo el rey al hijo del molinero- ¡es vuestro este castillo! ¡No hay otro tan hermoso en mis estados! ¡Enseñádnoslo, si gustáis!<img height="204" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYlTISw1m-E-cgiP6P0vebFzeRNYSFvFYpSpodecdttdeQmmfL2kMs6aZ74WcR1Ycl4uip9sCVtV-2YToKE29bjz9zG0zLD-8v19_kK7QCNeuiVbSZlqgt_u4qnXsfQFX-9EU3tHmUEq8/s1600/Gato10.jpg" width="150" align="right" /></em></p><p align="justify"><a name="56"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El marqués presentó el brazo a la joven princesa y, siguiendo al rey, que marchaba el primero, entraron en una gran sala, donde encontraron servida una opípara cena que el ogro había hecho preparar para sus amigos, que aquella noche debían ir a solazarse al castillo y que no se atrevieron a entrar cuando supieron que el rey estaba allí.</em></p><p align="justify"><a name="57"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El rey, encantado de las buenas cualidades del marqués y viendo que a su hija no le había sido indiferente, le dijo, después de haber bebido cuatro o cinco copas de un excelente vino:</em></p><p align="justify"><a name="58"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Tendría mucho placer, amigo mío, si quisierais ser mi yerno.</em></p><p align="justify"><a name="59"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El hijo del molinero, haciendo grandes reverencias, aceptó la honrosa proposición del rey y pocos días <em><img height="219" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzV2JNXEozWsLaXtTF9BWaHCTUR7LDBw7TcPpAlYJwUfes0kGWqQCozPfpqOIifp0cbjoMdz32XnHSK5aR8gULrtQAki2WQ7-H_7UP3CLGzDJP0eMkW0vz-ViaZgco6o57r3vA9U89ybc/s1600/Gato11.jpg" width="150" align="left" /></em>después dio la mano de esposo a la joven y bella princesa.</em></p><p align="justify"><a name="60"><em></em></a></p><p align="justify"><em>El gato fue todo un gran señor y ya no corrió tras los ratones sino por pura diversión.</em></p><p align="justify"><a name="61"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Nunca se separó de su amo y algunas veces le decía con tono grato:</em></p><p align="justify"><a name="62"><em></em></a></p><p align="justify"><em>-Ya veis como el ingenio y la industria valen más que todas las herencias.</em></p><p align="justify"><a name="63"><em></em></a></p><p align="justify"><em>Aquel gato era un gran filósofo.</em></p><p align="center"><em>FIN</em></p><p>-------------------</p><p>Origen: <a href="http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/80293953219460506322202/p0000001.htm" target="_blank">Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes</a>.</p>César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-51262370932115881942010-09-30T20:16:00.003-05:002010-09-30T20:18:51.643-05:00Rosa del puerto: Fragmento de la novela San Jorge dos Ilhéus<p align="right">[Op.Cit.]</p> <p><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">A una sirena morena.</span></p> <p align="justify"><img style="display: inline; margin: 0px 5px 0px 0px" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLUBW-K1Sc9GJ3_XdOdm2JrSLHIOLiyDN_J-5dprPqFiTf2Uw_0zHFawYLO3f9p0gqqKQiFaUxCJZG9bhpkn7u9Me_vLx4iqVKsnLk2yJjK7vnIEt1ARcFT0CzTQYBYU0ISjTQK1EkCEY/s400/garota.jpg" align="left" />De la <a href="http://lawebnobasta.blogspot.com/2009/03/san-jorge-de-los-ilheus-la-tierra-es.html">novela de Jorge Amado</a> comparto en esta ocasión su pasaje acaso menos realista y más lírico. Florindo, un ex-trabajador de una hacienda de cacao, logra hacerse amante de Rosa, una misteriosa chica del puerto que va y viene como le place. Sensual, despreocupada, independiente… loca, desaparece Rosa y Florindo se desespera por encontrarla: “<em>¿Hacia dónde fue, Rosa, tu cuerpo moreno?</em>”</p> <p align="justify">Es curioso, el leer de nuevo esto me hace recordar que entonces yo también estaba enamorado de una Rosa, no una como la del libro claro, una más normalita. Me pregunto dónde estará y qué estará haciendo. Sé que trabaja en una institución pública, sólo eso. ¿Tendrá hijos? ¿Se habrá casado?</p> <p align="justify">--------------------------------------</p> <h1 align="center"><em>San Jorge dos Ilhéus</em></h1> <p align="center">(Fragmento de la Segunda Parte)</p> <p align="justify"><em>En el puerto inmenso, desierto y negro, que se cerraba en los almacenes del muelle y se abría en el mar de cargueros, en el puerto de puñales y marineros, cargamentos para Australia, cacao para Filadelfia, prostitutas y navajas, misterio y amargura, en el puerto inmenso de Ilhéus, el negro Florindo buscaba a Rosa.</em></p> <p align="justify"><em>Rosa había desaparecido, ¿dónde estaba? ¿Quién sabía si los árboles de la colina no la había llamado con sus manos de ramas y sus corazones de raíces? Florindo subía a las colinas y Rosa no estaba. ¿Dónde estaba Rosa? Tal vez en la ciudad de calles iluminadas, tentación para las mujeres. Tal vez estuviese bailando en el cabaret. Su traje de gitana parecía atuendo de baiana. Florindo probó por las calles, entró en los bares y Rosa no estaba.</em></p> <p align="justify"><em>Puerto desierto y negro. Podía ser que se hubiese ido hacia el mar, a la hora de ponerse el sol. Con los vientos, con los peces, con los náufragos del </em>Itacaré<em>. Era noche de vientos, el negro Florindo iba encogido, la luz de los faroles caía sobre él, misterio de las esquinas, sombras que se alargaban y daban en el mar. En el puente se habían encendido luces e iluminaban extraños jorobados, eran los negros de sacos a las costillas, sacos de cacao para un navío sueco. El negro Florindo cruzó por las luces, ¿sería que Rosa habría ido a pescar cangrejos a las escaleras del pontón? Tal vez estuviese allí, sosteniendo el trozo de carnada en el cordón, cangrejos para el almuerzo del día siguiente. Rosa la pescadora, rodeada de peces. pero no estaba, ¿quién sabía si no estaría sentada en una mesa del cafetín del Coló, “La Flor de Onda”?</em></p> <p align="justify"><em>El marinero lo saludó, nunca había visto a nadie tan gordo. Estaba doblado sobre el vaso de whisky. Borrachera de las grandes, era día de pago y ya había bebido mucho, sueco rubio llegado del mar. ¿Un trago, Florindo? ¿Qué lengua habla?</em></p> <p align="justify"><em>Aguardiente sabroso, aguardiente de gringo. El vaso de whisky tenía un brillo que recordaba aventuras en el mar, pesca de perlas, contrabando de armas y marineros sin brazo comido por los tiburones. En el fondo del vaso, Florindo buscaba a Rosa. Pero Rosa no estaba. Afuera el muelle se iba cerrando, parecía un callejón sin salida. En el fondo del vaso, en el brillo del whisky, Florindo sólo encontraba el faro de una isla, la luz del muerto, linternas perdidas, barqueros remando y el ojo quieto del muerto, mirando, mirando. ¡Sal, ahogado! Florindo buscaba a Rosa en el whisky falso del bar. También en los ojos de las putas que bebían. Rosa ¿dónde estaba? Rosa había desaparecido, era así, Varapau bien que lo sabía, lo decía, por las noches a la luz de los pitillos.</em></p> <p align="justify"><em>El sueco se reía, ¡borrachera de las grandes!, borrachera de día de paga. Merecía un bofetón, Florindo no se lo da, aguardiente sabroso, aguardiente de gringo. Merecía un bofetón, Florindo no se lo da. “Hasta luego, muchacho”. ¿Qué lengua hablaba? Nadie lo entendía. Rosa no estaba. Afuera se cerraba el muelle sobre el corazón de Florindo.</em></p> <p align="justify"><em>Era preciso cruzar todo el puerto de punta a punta, desde el ferrocarril hasta el mercado, andar entre los emigrantes que estaban en las barcazas mecidas por el viento. Capi viajó, dijo adiós desde el navío, iba a ver a su mujer. En su tierra había trío de reyes, él saldría de Herodes. Era preciso andar en la sombra, por los almacenes, en donde se escondían los ladrones, andar por cerca de los vagones vacíos, de la Isla de las Culebras, donde se ofrecían las putas más baratas, vendiéndose allí mismo, de pie, por un poco de dinero. Era preciso andar todo el muelle, pues ella no estaba ciertamente ni en los montes ni en las calles iluminadas. Estaría en el muelle, ni los árboles ni las farolas tenían fuerzas para sujetar a Rosa. El muelle es el hogar de los vagabundos, ¿quién no lo sabe?</em></p> <p align="justify"><em>El barco se ocultó, ahora era espuma. “¿Hacia dónde fue, Rosa, tu cuerpo moreno?” El negro Florindo interrogaba a los que pasaban, interrogaba a los navíos, a la prostituta que llamaba en voz baja. En aquella noche del muelle, las luces de los faroles eran los ojos de Rosa sucediéndose. Llegó cerca, pero no era más que una farola triste sin nadie alrededor. En la noche del muelle las parejas buscaban lugares oscuros. Desde la oscuridad se veían las estrellas, también se podían oír los quejidos de amor de las prostitutas y de los marineros. El agua era negra, en un mar de de tinto. Los marineros pasaban con el color del carbón. Rosa era morena, color del cacao seco. Su falda blanca parecía de espuma, el negro Florindo la buscaba en la orilla del mar. Hasta de la espuma el negro se reía.</em></p> <p align="justify"><em>La luz batía en los mástiles, parecían quedarse curvos; el humo era blanco, una vez Rosa llevaba un pez en el seno. Lo había sacado de repente y se había quedado riendo del susto de Varapau. Un pez en el pecho, vivísimo, aún batiendo su cola. “¿Hacia dónde fue, Rosa, tu cuerpo moreno?” ¿Habría ido con los peces o con los pescadores? Un capitán de barco dijo una vez en la “Flor de Onda”, que en la barra de Ilhéus lo que más había era tiburones, había como trescientos mil. Trescientos mil era cifra grande, comen brazos y piernas de pescadores.</em></p> <p align="justify"><em>Y las algas también. Más de trescientas en cada pontón. Rosa saltaba con las algas, todos los vientos en sus cabellos. Todos los vientos, de norte y sur, el viento terrible del noroeste. En la canoa fondeada ella se tendía, la cabeza de fuera, el cabello en el mar. Parecía cabeza sin cuerpo saliendo del agua, daba miedo. ¡Rosa enloquecida, Rosa del muelle, cuántas veces mentías!</em></p> <p align="justify"><em>¡Mujer que sabías historias inventadas! Nunca existió igual, parecía un libro de tanta historia como inventaba. Había hablado de un muerto buscando su muelle. Había ido a preguntarle a Rosa si sabía en dónde está su muelle. Era un muerto de boca abierta, muerto ahogado con un cangrejo en el pecho. Era pura mentira, pero parecía verdad. También había dicho que un día iba a marcharse lejos, un día sin que nadie la viera, parecía mentira pero se había marchado. “¿Hacia dónde llevaste tu cuerpo, Rosa alocada, tan mentirosa?”</em></p> <p align="justify"><em>Era un mar de islas muertas. ¿Quién lo había dicho en el cafetín? ¡A cada cual más loco, diciendo tonterías! ¡Negro Florindo, qué negro tan tonto! Todo lo creíste y después lo olvidaste, ahora lo recuerdas. Porque Rosa desapareció y nadie sabía de ella. Aquel puerto era inmenso, almacén de cacao. Cacao da dinero, es buen cultivo. Da para pagar rameras a los estibadores. El negro Florindo interrogó a la pareja, se estaban abrazando. Detuvieron su amor sólo para atenderlo, estaban con prisa y tenían razón:</em></p> <p align="justify"><em>-No, no la vimos.</em></p> <p align="justify"><em>¿Era cansancio? El negro Florindo no se cansaba así como así… ¿Sería cansancio? ¿Sería dolor? Rosa había huido. ¿A dónde fue? El negro Florindo vivía riendo. Rosa llegó en las noches de la roza, en la voz de Varapau, andaba con ellos en el pensamiento, reía para el negro, ¡era tan bueno! El negro Florindo vivía riendo, pero ahora no sabía lo que era la risa. Rosa había huido. El muelle termina en los almacenes. El ladrón no vio a Rosa y sacó la navaja.</em></p> <p align="justify"><em>No era para pelear, Florindo no quería. Lo que quería era ver a Rosa, encontrarse con ella. “¿Dónde estás, adónde te fuiste?” Preguntaba por preguntar, Rosa no estaba para responder. ¡Muelle más extenso no lo había en el mundo! Marinero no la vio, no, ella no estaba en el navío.</em></p> <p align="justify"><em>Florindo había comprado un peine, lo llevaba en el bolso. Era un peine bonito, con piedra de cristal como brillante. Era para Rosa, para que se peinase los cabellos y sonriese. “Toma tu peine, Rosa, ven a peinarte. Te doy un collar, se lo compré a un sirio, fiado. Es falso, ya lo sé, ¿quién no lo sabe? Pero es bonito como verdadero, y te lo doy, es para ti. Te doy perfume, falso </em>Houbigant<em>. El Varapau, ¿sabes?, volvió a la roza; ya te olvidó, Capi se embarcó, será Herodes en un trío de Reyes. Me quedé solo. Ten la luna, Rosa, para mirarte en ella. Si tú no vienes, Rosa, me voy a ahogar…”</em></p> <p align="justify"><em>El negro Florindo ya no sabe reír. Se iba ahogar. Rosa huyó, en el muelle no estaba. El negro Florindo se iba a hogar.</em></p> <p align="justify"><em>Rosa llegó, vino detrás, el negro se volvió, ¿de dónde había salido? ¡Rosa alocada, bonita de ver!</em></p> <p align="justify"><em>-¿Dónde estabas?</em></p> <p align="justify"><em>-¿Quieres saberlo?</em></p> <p align="justify"><em>Rosa se estaba riendo, el negro se estaba riendo. ¡Era tan bueno reír!</em></p> <p align="justify"><em>-¿Lo quieres saber? Mejor no saber…</em></p> <p align="justify"><em>¿Qué quería Rosa? La boca de Rosa, ¡oh, la boca de Rosa! El cuerpo de Rosa recostándose. Rosa tomó su peine, no quería el collar, no quería el perfume, no quería la luna, sólo quería la canoa.</em></p> <p align="justify"><em>-¿Tuviste pena?</em></p> <p align="justify"><em>-Me iba a ahogar…</em></p> <p align="justify"><em>En el cuerpo de Rosa el negro Florindo ya se ahogó. En lo oscuro del muelle. ¡Reír era tan bueno…!</em></p> <p align="justify">--------------------------------------</p>César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-54434382078659140672010-06-05T15:23:00.002-05:002010-06-05T15:24:52.150-05:00Hoy es SáGATO (V): Poesías a los Gatos<p align="right">[Op. Cit.]</p> <p><span class="Apple-style-span" style="font-size:large;">Lo prometido es deuda; y esta vez nos ponemos vates.</span></p> <p><em><img style="display: block; float: none; margin-left: auto; margin-right: auto" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcR2XKh_Mi9RzOEdJUPnEAiAC4fhW1V_WMjOSZmvUAnhOUKGUrnWkHJ2tmN1ffNdh4QE8rsoh4WCo-J42dXC0GFvX5m5gm3B5jHxMUKyJHemcvJhk4d7ydfBx5qrACEX1sntZc-CR_YzNd/s400/lolcatpoesia.JPG" /></em></p> <p align="justify">A lo largo de la historia, los gatos han sido una obsesión para muchos escritores. Acaso por el carácter independiente, solitario, sedentario e individualista del “vano oficio”, acaso por esa actitud gatuna de suprema independencia que a los amantes de los gatos nos fascina. El punto es que de H. G. Wells a Julio Cortázar, del maestro Borges a Walter Scott, es común encontrar escritores y gatos en la misma foto. Y claro, si los tienen cerca, ¿porqué no dedicarles un poema o convertirlos en metáfora? Así he encontrado esta selección de poemas gatunos.</p> <table cellspacing="0" cellpadding="2" width="573" border="0"><tbody> <tr> <td valign="top" align="center" width="225"> <p align="center"><em>Jorge Luis Borges <br /></em></p> <em><img style="display: block; float: none; margin-left: auto; margin-right: auto" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhxehO2YwkUDt544N635IyYUvF8PRF1xvSTZZk_oRwPWLRqje7jDFwJsrV13c9Yt3Xi68-M8Bt2D5PRL7DQPBesDtCNIOR6O7oCkqRLRCsNRJFGsdYrrLkzqcj1TP6gxp4SQZvL-xKTTOLQ/s200/jorgeluisborges.jpg" /></em></td> <td valign="top" width="346"> <p align="center"><em><strong><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">A un Gato</span></strong></em></p> <p align="center"><em>No son más silenciosos los espejos <br />ni más furtiva el alba aventurera; <br />eres, bajo la luna, esa pantera <br />que nos es dado divisar de lejos. <br />Por obra indescifrable de un decreto <br />divino, te buscamos vanamente; <br />más remoto que el Ganges y el poniente, <br />tuya es la soledad, tuyo el secreto. <br />Tu lomo condesciende a la morosa <br />caricia de mi mano. Has admitido, <br />desde esa eternidad que ya es olvido, <br />el amor de la mano recelosa. <br />En otro tiempo estás. Eres el dueño <br />de un ámbito cerrado como un sueño.</em></p> </td> </tr> <tr> <td valign="top" align="center" width="229"><em>Charles Baudelaire <br /><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHCgdWCLZvcL1XCkTHfokI5eCyBRjAPDwq7A79VwmfQGROkswL5FinnZ1rirAx2jba9ITLrDKAd8zHR867l8E9sw7mRcxHHIlDc7s5TvsDOm8QBC-tBndB7MgaYTKhQQGe_Dr5q5zdf7hd/s200/baudelaire1.jpg" /></em></td> <td valign="top" width="344"> <p align="center"><em><strong><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">XXXIV - El gato</span></strong></em></p> <p align="center"><em>Ven, bello gato, a mi alma amorosa; <br />guarda las garras de tu pata, <br />y hundirme déjame en tus bellos ojos, <br />mezclados de ágata y metal.</em></p> <p align="center"><em>Cuando a gusto mis dedos acarician <br />tu cabeza y tu lomo elástico, <br />y mi mano se embriaga del placer <br />de palpar tu eléctrico cuerpo,</em></p> <p align="center"><em>veo el fantasma de mi amor. Sus ojos, <br />cual los tuyos, amable fiera, <br />fríos, profundos, cortan como un dardo,</em></p> <p align="center"><em>y, de los pies a la cabeza, <br />aire sutil o aroma peligroso, <br />nadan en torno al cuerpo bruno.</em></p> <p align="center"><em><strong><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">LI - El gato </span></strong></em></p> <p align="center"><em>I <br />Por mi cerebro se pasea, <br />lo mismo que por su aposento, <br />un bello gato, dulce y fuerte. <br />Apenas se oyen sus maullidos, <br />pues es su timbre así de tierno; <br />mas su voz gruña o se apacigüe, <br />es siempre rica y es profunda. <br />Ese es su encanto y su secreto. <br />Esta voz, que gotea y pasa <br />a mi fondo más tenebroso, <br />me llena como un largo verso, <br />me regocija como un filtro. <br />me duerme los más crueles males, <br />todos mis éxtasis contiene; <br />para decir las frases más <br />largas, palabras no precisa. <br />No, no hay arco que muerda en mi <br />corazón, perfecto instrumento, <br />y que a su cuerda más vibrante <br />haga cantar con más verdad, <br />que tu voz, gato misterioso, <br />ga to seráfico y extraño, <br />en quien todo es, como en un ángel, <br />tan armonioso cuan sutil.</em></p> <p align="center"><em>II <br />Su piel rubia y morena exhala <br />tan dulce aroma, que una tarde <br />fui embalsamado por haberle <br />tocado una vez, una solamente. <br />Él es el duende del lugar; <br />él juzga, él preside, él inspira <br />todas las cosas en su imperio; <br />¿tal vez es hada, tal vez dios? <br />Cuando mis ojos dócilmente, <br />atraídos cual por imán, <br />hacia el amado gato vuelvo <br />y me miro dentro de mí, <br />con estupor contemplo el fuego <br />de sus tan pálidas pupilas, <br />claros fanales, vivos ópalos, <br />que fijamente me contemplan. </em></p> <p align="center"><em><strong><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">LXVI - Los gatos </span></strong></em></p> <p align="center"><em>Los amantes fervientes y los sabios austeros, <br />aman del mismo modo, en su edad ya madura, <br />los gatos poderosos y dulces, el orgullo <br />del hogar, sedentarios y frioleros, cual ellos. <br />Amigos de la ciencia y la delectación, <br />de las tinieblas buscan el horror y el silencio; <br />del Erebo serían los fúnebres corceles, <br />si pudiesen al yugo someter su fiereza. <br />Adquieren, mientras sueñan, las noches actitudes <br />de esfinges que se alargan allá en sus soledades, <br />que en un sueño sin fin parece que durmieran; <br />mágicas chispas llenan sus costados fecundos, <br />y partículas de oro, como una arena fina, <br />en sus pupilas místicas vagamente fulguran.</em></p> </td> </tr> <tr> <td valign="top" align="center" width="231"><em>Thomas Stearns Eliot <br /><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicAM9IQdCciDurSPmo-j_bHS5bRyoApIBZ7kicIt9Aqm6T-dI_eVVOPKbBLkCNzxtR2Moc9RNXYi_lEnXQPgnYaMoltVT9sXqF7sFdw75hQYwnToxs8bmevGGByqtZblrBM7Re_VkDMOcc/s200/Old-Possums-Book-of-Practical-Cats.jpg" /></em></td> <td valign="top" width="342"> <p align="center"><em><strong><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">El nombre de los gatos</span></strong></em></p> <p align="center"><em>El nombre de los gatos es una cuestión delicada, <br />no es tan sólo uno de esos juegos para un día <br />feriado; <br />ustedes pensarán que estoy loco como un <br />sombrerero <br />cuando afirmo: un gato debe tener <br />tres nombres distintos.</em></p> <p align="center"><em>Primero, está el nombre que la familia emplea <br />a diario, <br />como Pedro, Augusto, Alonso, Jaime, <br />como Víctor o Jonás, Jorge o Bill Baily, <br />todos ellos sensatos nombres cotidianos. <br />Si suponéis que suenan mejor, existen nombres <br />más fantasiosos, <br />algunos para los caballeros, otros para las damas, <br />como Platón, Admeto, Electra, Deméter, <br />sensatos nombres cotidianos también estos. <br />Pero yo sostengo que un gato debe tener un <br />nombre exclusivamente de él, <br />un nombre especial y más digno, <br />de otro modo, ¿cómo podría mantener erguida su cola, <br />o alardear de sus bigotes, o alimentar su orgullo? <br />Nombres de esa clase yo puedo sugerirles muchos <br />Mankustrap, Quaxo, o Coricopat, <br />Bombalurina, o bien Jellylorum, <br />nombres que nunca pertenecen a más de un gato. <br />Pero además de esos nombres todavía queda otro, <br />el nombre que jamás lograremos adivinar, <br />el nombre que ninguna búsqueda humana puede <br />descubrir <br />pero que el gato conoce, aunque nunca <br />habrá de confesarlo. <br />Cuando sorprendan a un gato en intensa meditación, <br />la causa, les advierto, es siempre la misma: <br />su mente está entregada a la contemplación <br />del pensamiento, del pensamiento, del pensamiento <br />de su nombre, <br />su inefable, efable, <br />efinefable, <br />profundo e inescrutable Nombre único.</em></p> </td> </tr> <tr> <td valign="top" align="center" width="233"><em>Federico García Lorca <br /><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMR7Yc7lbkg9w41zwXETzm0wF1TE_-bCqA43Kw6gG7Z2eg1B5lS_MmEjUF2SRoNYKT-vULFi8BwwyEHHGX6PYHkEL8XU2ljXj1Utq8FWFiSnK4ls4t99Pw0t7ckrIboFwr7Xm-auhwTw1m/s200/GarciaLorca.JPG" /> <br /></em></td> <td valign="top" width="341"> <p align="center"><em><strong><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Canción novísima de los gatos</span></strong></em><em><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"> </span><br /></em></p> <p align="center"><em>Mefistófeles casero está tumbado al sol. <br /> Es un gato elegante con gesto de león, <br /> bien educado y bueno, si bien algo burlón. <br /> Es muy músico; entiende a Debussy, <br /> mas no le gusta Beethoven. <br /> Mi gato paseó de noche en el teclado, <br /> ¡Oh, que satisfacción de su alma! Debussy <br /> fue un gato filarmónico en su vida anterior. <br /> Este genial francés comprendió la belleza <br /> del acorde gatuno sobre el teclado. Son <br /> acordes modernos de agua turbia de sombra <br /> (yo gato lo entiendo). <br /> Irritan al burgués: ¡Admirable misión! <br /> Francia admira a los gatos. Verlaine fue casi un gato <br /> feo y semicatólico, huraño y juguetón, <br /> que mayaba celeste a una luna invisible, <br /> lamido por las moscas y quemado de alcohol. <br /> Francia quiere a los gatos como España al torero. <br /> Como Rusia a la noche, como China al dragón. <br /> El gato es inquietante, no es de este mundo. Tiene <br /> el enorme prestigio de haber sido ya Dios. <br /> ¿Habéis notado cuando nos mira soñoliento? <br /> Parece que nos dice: la vida es sucesión <br /> de ritmos sexuales. Sexo tiene la luz, <br /> sexo tiene la estrella, sexo tiene la flor. <br /> Y mira derramando su alma verde en la sombra. <br /> Nosotros vemos todos detrás al gran cabrón. <br /> Su espíritu es andrógino de sexos ya marchitos, <br /> languidez femenina y vibrar de varón, <br /> un espíritu raro de inocencia y lujuria, <br /> vejez y juventud casadas con amor. <br /> Son Felipes segundos dogmáticos y altivos, <br /> odian por fiel al perro, por servil al ratón, <br /> admiten las caricias con gesto distinguido <br /> y nos miran con aire sereno y superior. <br /> Me parecen maestros de alta melancolía, <br /> podrían curar tristezas de civilización. <br /> La energía moderna, el tanque y el biplano <br /> avivan en las almas el antiguo dolor. <br /> La vida a cada paso refina las tristezas, <br /> las almas cristalizan y la verdad voló, <br /> un grano de amargura se entierra y da su espiga. <br /> Saben esto los gatos mas bien que el sembrador. <br /> Tienen algo de búhos y de toscas serpientes, <br /> debieron tener alas cuando su creación. <br /> Y hablaran de seguro con aquellos engendros <br /> satánicos que Antonio desde su cueva vio. <br /> Un gato enfurecido es casi Schopenhauer. <br /> Cascarrabias horrible con cara de bribón, <br /> pero siempre los gatos están bien educados <br /> y se dedican graves a tumbarse en el sol. <br /> El hombre es despreciable (dicen ellos), la muerte <br /> llega tarde o temprano ¡Gocemos del calor! <br /> Este gran gato mío arzobispal y bello <br /> se duerme con la nana sepulcral del reloj. <br /> ¡Que le importan los senos del negro Eclesiastés, <br /> ni los sabios consejos del viejo Salomón! <br /> Duerme tu, gato mío, como un dios perezoso, <br /> mientras que yo suspiro por algo que voló. <br /> El bello Pecopian se sonríe en mi espejo, <br /> de calavera tiene su sonrisa expresión. <br /> Duerme tu santamente mientras toco el piano. <br /> este monstruo con dientes de nieve y de carbón. <br /> Y tú gato de rico, cumbre de la pereza, <br /> entérate de que hay gatos vagabundos que son <br /> mártires de los niños que a pedradas los matan <br /> y mueren como Sócrates <br /> dándoles su perdón.</em></p> </td> </tr> <tr> <td valign="top" align="center" width="234"> <p align="center"><em>Pablo Neruda <br /></em><object width="180" height="180"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/wOeEn_xw3A0&rel=0&color1=0xd6d6d6&color2=0xf0f0f0&hl=en_US&feature=player_embedded&fs=1"><param name="allowFullScreen" value="true"><param name="allowScriptAccess" value="always"><embed src="http://www.youtube.com/v/wOeEn_xw3A0&rel=0&color1=0xd6d6d6&color2=0xf0f0f0&hl=en_US&feature=player_embedded&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" allowscriptaccess="always" width="180" height="180"></embed></object></p> </td> <td valign="top" width="340"> <p align="center"><em><strong><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Oda al gato</span></strong></em></p> <p align="center"><em>Los animales fueron <br />imperfectos, <br />largos de cola, tristes <br />de cabeza. <br />Poco a poco se fueron <br />componiendo, <br />haciéndose paisaje, <br />adquiriendo lunares, gracia, vuelo. <br />El gato, <br />sólo el gato <br />apareció completo <br />y orgulloso: <br />nació completamente terminado, <br />camina solo y sabe lo que quiere.</em></p> <p align="center"><em>El hombre quiere ser pescado y pájaro, <br />la serpiente quisiera tener alas, <br />el perro es un león desorientado, <br />el ingeniero quiere ser poeta, <br />la mosca estudia para golondrina, <br />el poeta trata de imitar a la mosca, <br />pero el gato <br />quiere ser sólo gato <br />y todo gato es gato <br />desde bigote a cola, <br />desde presentimiento a rata viva, <br />desde la noche hasta sus ojos de oro.</em></p> <p align="center"><em>No hay unidad <br />como él, <br />no tienen <br />la luna ni la flor <br />tal contextura: <br />es una sola cosa <br />como el sol o el topacio, <br />y la elástica línea en su contorno <br />firme y sutil es como <br />la línea de la proa de una nave. <br />Sus ojos amarillos <br />dejaron una sola <br />ranura <br />para echar las monedas de la noche.</em></p> <p align="center"><em>Oh pequeño <br />emperador sin orbe, <br />conquistador sin patria, <br />mínimo tigre de salón, nupcial <br />sultán del cielo <br />de las tejas eróticas, <br />el viento del amor <br />en la intemperie <br />reclamas <br />cuando pasas <br />y posas <br />cuatro pies delicados <br />en el suelo, <br />oliendo, <br />desconfiando <br />de todo lo terrestre, <br />porque todo <br />es inmundo <br />para el inmaculado pie del gato.</em></p> <p align="center"><em>Oh fiera independiente <br />de la casa, arrogante <br />vestigio de la noche, <br />perezoso, gimnástico <br />y ajeno, <br />profundísimo gato, <br />policía secreta <br />de las habitaciones, <br />insignia <br />de un <br />desaparecido terciopelo, <br />seguramente no hay <br />enigma <br />en tu manera, <br />tal vez no eres misterio, <br />todo el mundo te sabe y perteneces <br />al habitante menos misterioso, <br />tal vez todos lo creen, <br />todos se creen dueños, <br />propietarios, tíos <br />de gatos, compañeros, <br />colegas, <br />discípulos o amigos <br />de su gato.</em></p> <p align="center"><em>Yo no. <br />Yo no suscribo. <br />Yo no conozco al gato. <br />Todo lo sé, la vida y su archipiélago, <br />el mar y la ciudad incalculable, <br />la botánica, <br />el gineceo con sus extravíos, <br />el por y el menos de la matemática, <br />los embudos volcánicos del mundo, <br />la cáscara irreal del cocodrilo, <br />la bondad ignorada del bombero, <br />el atavismo azul del sacerdote, <br />pero no puedo descifrar un gato. <br />Mi razón resbaló en su indiferencia, <br />sus ojos tienen números de oro.</em></p> </td> </tr> <tr> <td valign="top" align="center" width="235"><em>Olga Orozco <br /><img src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFzJRLcnwt_GKiWjtWlTY9RuL3lCl6ZkFHsUGmMcHy3gZHyEC5ru3BA0QIvWPC7vX2VKQNByr5L-Y44PeW__DuV814tohBZT9A6l_njr3b22WkMw77MGBBM2Yw_yxUM4NnDPM2DU3I_wMc/s200/orozcoberenice.jpg" /></em></td> <td valign="top" width="340"> <p align="center"><em><strong><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Poema XII</span></strong></em></p> <p align="center"><em>¡Y hay quien dice que un gato no vale ni la mitad de un <br />perro muerto! <br />Yo atestiguo por tu vigilia y tus ensalmos al borde de mi <br />lecho, <br />curandera a mansalva y arma blanca; <br />por tu silencio que urde nuestro código con tinta <br />incandescente, <br />escriba en las cambiantes temporadas del alma; <br />por tu lenguaje análogo al del vaticinio y el secreto, <br />traductora de signos dispersos en el viento; <br />por tu paciencia frente a puertas que caen como lápidas <br />rotas, <br />intérprete del oráculo imposible; <br />por tu sabiduría para excavar la noche y descubrir sus presas <br />y sus trampas, <br />oficiante en las hondas catacumbas del sueño; <br />por tus ojos cerrados abiertos al revés de toda trama, <br />vidente ensimismada en el vuelo interior; <br />por tus orejas como abismos hechizados bajo los sortilegios <br />de la música, <br />prisionera en las redes de luciérnagas que entretejen los <br />ángeles; <br />por tu pelambre dulce y la caricia semejante a la hierba de <br />septiembre, <br />amante de los deslizamientos de la espuma en acecho; <br />por tu cola que traza las fronteras entre tus posesiones y los <br />reinos ajenos, <br />princesa en su castillo a la deriva en el mar del momento; <br />por tu olfato de leguas para medir los pasos de mi ausencia, <br />triunfadora sobre los espejismos, el eco y la tiniebla; <br />por tu manera de acercarte en dos pies para no avergonzar <br />mi extraña condición, <br />compañera de tantas mutaciones en esta centellante <br />rotación de quince años. <br />No atestiguo por ti en ninguna zoológica subasta <br />donde serías siempre la extranjera. <br />Apuesto por tus venas anudadas al enigmático torbellino de <br />otros astros.</em></p> </td> </tr> </tbody></table> <p><em></em></p> <p><em></em></p> <p><em></em></p> <p><a href="http://www.facebook.com/event.php?eid=117714508269705&ref=ts" target="_blank"><img style="display: inline; margin: 5px 5px 5px 0px" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_64CqKPRQ-zmxHwuja1q-jOPSwJYdygsZqvG6iQoJGP5Zk453k7_XzKd-VFZD5FsoikXxzwuLTHGlNwSFvk3bUCItg1IGg94tX0bu04Yoy_uM0AKDHn-kVCqByQ7Ml5b2BYmmfEAPOEB_/s200/facebookdiagato.JPG" align="left" /></a></p> <p align="justify">Nota: Como ya he dicho anteriormente, <a href="http://blogs.sugoi.com.pe/shigure/" target="_blank">Shigure Souma</a> y el que escribe estamos promoviendo la declaración del día 20 de febrero como Día Internacional del Gato. A ello se nos ha unido <strong><a href="http://www.facebook.com/#!/profile.php?id=633475620&ref=ts" target="_blank">Mickel Caballero</a></strong>, quien ha creado el evento en Facebook para celebrarlo sí o sí el próximo 20/02/2011. Así que si te gustan los michos, entra ya <a href="http://www.facebook.com/event.php?eid=117714508269705&ref=ts" target="_blank">acá</a>.</p>César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-55885305710048976632010-05-05T08:34:00.000-05:002010-05-05T08:34:00.286-05:00Cuentos de Quevedo: Quevedo preso en San Marcos de León<div style="text-align: right;">[Op. Cit.]</div><p></p> <p><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Versos y reversos.</span></p> <p><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7RftTy1kvFPW2Fa5lmcVxid6DFYmzcPkmaIOhLySh6KGLwPXYbKWfPWwHH8npMT1wsJ3ln0fuJBWWNmDluX5nC0oUbPUQiO0UhTwWGSQdumVSt9YH_MFuUFudZTe6XiRfHyYZQwXr5kLD/s1600/hacker-carcel.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 200px; height: 200px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7RftTy1kvFPW2Fa5lmcVxid6DFYmzcPkmaIOhLySh6KGLwPXYbKWfPWwHH8npMT1wsJ3ln0fuJBWWNmDluX5nC0oUbPUQiO0UhTwWGSQdumVSt9YH_MFuUFudZTe6XiRfHyYZQwXr5kLD/s200/hacker-carcel.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5467609564591399010" /></a><span class="Apple-style-span" style="font-size: x-large;"></span></p><div style="text-align: center;"><i><b>Quevedo preso en San Marcos de León</b></i></div><p></p> <p style="text-align: justify;"><i>Se hacían miles de comentarios de su desaparición, hasta que se leyó en los periódicos la siguiente décima:</i></p> <p></p><div style="text-align: justify;"><i>En San Marcos de León, </i></div><div style="text-align: justify;"><i>está el insigne Quevedo, </i></div><div style="text-align: justify;"><i>del conde con mucho miedo </i></div><div style="text-align: justify;"><i>y corta satisfacción. </i></div><div style="text-align: justify;"><i>La causa de su prisión </i></div><div style="text-align: justify;"><i>dicen se pierde de vista; </i></div><div style="text-align: justify;"><i>pero un colegial, artista </i></div><div style="text-align: justify;"><i>de esos que en comer son parcos </i></div><div style="text-align: justify;"><i>dijo: ¡Quevedo en San Marcos"! </i></div><div style="text-align: justify;"><i>¡Está por evangelista!</i></div><p></p> <p style="text-align: justify;"><i>A los diez meses despué se leía:</i></p> <p></p><div style="text-align: justify;"><i>Preso en León el inmortal Quevedo </i></div><div style="text-align: justify;"><i>de agua enfermedad convalecía; </i></div><div style="text-align: justify;"><i>y el tunante prior le administraba </i></div><div style="text-align: justify;"><i>caldos de transparencia cristalina. </i></div><div style="text-align: justify;"><i>-¡Valiente caldo!… dijo don Francisco. </i></div><div style="text-align: justify;"><i>¡Valiente caldo!… ¡Bravo! –repetía. </i></div><div style="text-align: justify;"><i>-¿Por qué valiente? –le repuso el fraile. </i></div><div style="text-align: justify;"><i>-Porque no tiene nada de gallina</i>.</div><p></p> <p>------------------</p> <p>Es miércoles, y hay mucha chamba. Mañana será otro día. Pero por mientras aprecia este pequeño divertimento, y a ver si me dices qué tal te ha parecido.</p>César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-40502957931759693152010-04-30T08:37:00.000-05:002010-04-30T08:37:00.756-05:00Cuentos de Quevedo: En Defensa del Espíritu Santo<p style="text-align: right;">[Op. Cit.]</p> <p><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Ni me lo toquen.</span></p> <p><img style="display: inline; margin: 0px 10px 0px 0px" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPWYlt9rZnlcOgde_wgvE8_vY8JGFtHVrFjRVhEUVyfx_p7zFmQ_HechBhQdQg0Pzvlb7EX0xxd7-mWBmu8h_nmcwC4FHufHHeJG82iivfYjPalPTCiAFlMdH55sqwsjf3Rc5CAu3EALhe/s200/paloma.jpg" align="left" /><em></em></p><em><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; "><em><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: x-large;">En Defensa del Espíritu Santo</span></b></em></span></div></em><p></p> <p style="text-align: justify;"><em>Iba Quevedo a caballo por las carreteras de Alcalá, demostrando no pocas ganas de llegar a Madrid; tales eran los espolonazos que de continuo les daba a su cabalgadura…</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>Pero la prudencia le aconsejó no seguir, puesto que la noche se echaba encima y los caminos por aquella época estaban muy mal guardados.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>De esta suerte llegó a una posada en el preciso momento en que los huéspedes, que por cierto eran muchos, iban a cenar.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>El posadero y los mozos danzaban de un lado para otro queriendo atender a todos, pero sin conseguirlo.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>Quevedo había ido a parar junto a una mesa, a la que ya estaban sentados tres estudiantes.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>No tardó en observar el grupo el buen posadero; y como si de repente se le quitara un peso de encima, se presentó junto a la mesa.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>-Nobles caballeros: puesto que la casualidad ha juntado en mi casa a cuatro personas bien merecidas, que aquí se ve en el porte de cada cual, voy a suplicarles que cenen juntos y de vuestra crianza dependerá que no haya que lamentar disgustos.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>-Pero, ¿a qué viene ese preámbulo? –preguntó Quevedo con impaciencia.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>-A que hoy ha sido un día de mucho jaleo esta su casa, y claro, no tengo que ofrecerles más que dos tajadas de toro y un palomo. Todo en estofado.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>-Pues ya lo estás trayendo cuanto antes –siguió el poeta.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>Los estudiantes no despegaron los labios.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>Minutos después colocó el posadero sobre la mesa la consabida cazuela con las dos tajadas y el palomo.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>-¡Buen provecho! –dijo y se retiró prudentemente.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>Entonces se levantó un estudiante, bendijo la cazuela y diciendo: -“</em>In nominis Patri<em>” –arrancó con un trozo de carne.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>Levantóse el segundo estudiante y diciendo: –“</em>In nominis Filio<em>” –tomó la tajada que quedaba.</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>Aquí Quevedo, al ver al tercer estudiante que se disponía a echar mano al pichón, se abalanzó sobre la mesa gritando:</em></p> <p style="text-align: justify;"><em>-Bueno… ¡pues el que me toque el Espíritu Santo le rompo el alma!</em></p> <p style="text-align: justify;">-------------------------</p> <p></p> <p style="text-align: justify;">XD</p>César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-61481826911316114722010-04-29T08:27:00.000-05:002010-04-29T08:27:00.612-05:00Cuentos de Quevedo: ¿Qué hora es?<p style="text-align: right;">[Op. Cit,]</p> <p><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Respondiendo en verso.</span></p> <p align="center"><img style="display: inline; margin: 0px 10px 0px 0px" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2A5xjk2n4-_8xL3j5RTyJI3gUDYhuV_meC8Af412M1HDmrD69d7QZQ4JlTYBmi18LLUmuNMoQCNQBpITGHxx_vWl_Hq2jX9YKARdHo7Zss7ahB5e03IhdbuDQHpphMzlj8ZGvq6sQreim/s200/reloj.jpg" align="left" /><em><span class="Apple-style-span" style="font-size: x-large;"><b>¿Qué Hora es?</b></span></em></p> <p><em>Estando Quevedo sentado debajo de una reja, desde ella le preguntaron dos damas:</em></p> <p><em>-¿Qué hora es, Quevedo?</em></p> <p><em>Y respondió Quevedo:</em></p> <p><em>-Eché mano a mi reloj, <br />hallé las pesas colgando, <br />y en el minutero apuntando, <br />señoras, para las dos.</em></p> <p><em>Una jovencita que tenía gran confianza en Quevedo, le preguntó a éste:</em></p> <p><em>-¿Qué seré cuando mayor?</em></p> <p><em>Quevedo le contestó:</em></p> <p><em>-Del jardín nace una flor, <br />y de la huerta la fruta. <br />Si de pequeña eres… linda, <br />¿qué serás cuando mayor?</em></p> <p>---------------------</p> <p>De verdad, que será de grande.</p>César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2782980333388409472.post-4329892511597396582010-04-27T08:26:00.003-05:002010-04-27T21:57:55.833-05:00Cuentos de Quevedo: El Testamento de Quevedo<p align="right">[OP. Cit.]</p> <p><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Insulto fino.</span></p> <p><img style="display: inline; margin: 0px 10px 0px 0px" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZ087CiDIGmAC8JKRXT5QwecEG3usZ-dE00ezetrayfmtgbb8zbBIsKWYAgfk8oTIyCJxxPaPc7WauRxAJW7whcxL0acOmOcW0rXcpCWyoz1qUn6VqJiNY__TOtnzybDpWVeEGcEw5x-U5/s200/pluma.png" align="left" /></p> <p align="center"><em><strong><span><span class="Apple-style-span" style="font-size: x-large;">El Testamento de Quevedo</span></span></strong></em></p> <p align="justify"><em>Queriendo insultar a dos notarios, viviendo en la calle de San Roque, Quevedo se fingió enfermo y con pretexto de hacer testamento los mandó llamar.</em></p> <p align="justify"><em>Llegan y se sientan cada uno al lado de la cama; sacan papel, tinta y demás útiles y le indican que puede empezar.</em></p> <p align="justify"><em>Quevedo incorporándose improvisó la siguiente relación:</em></p> <table cellspacing="0" cellpadding="2" width="332" border="0"><tbody> <tr> <td valign="top" width="332"> <p><em>Nada tengo que dejar <br />pero por si acaso muero, <br />conste que con mi dinero <br />nadie se va a veranear. <br />Todos debemos testar <br />para así evitar cuestiones, <br />en mí no caben razones <br />porque a Cristo no imité, <br />mas yo que le desprecié <br />derrochando hasta mi suerte <br />quiero imitarle en la muerte <br /><strong>muriendo entre dos ladrones</strong>.</em></p> </td> </tr> </tbody></table> <p align="justify"><em>Los notarios salieron haciendo “fu” como el gato.</em></p> <p>-------------------------</p> <p></p> <p></p> <p></p> <p></p> <p align="justify">Quevedo era todo un personaje, y como tal acabó en la tradición popular como protagonista de ciertos cuentos satíricos, verdes y hasta colorados. Y no sólo en España. En el mismo Puno, entre mi gente, también he oído varios donde Quevedo (o Pedro Hortemal, como también se le llama) se pasea a sus anchas haciendo de las suyas con hacendados, curas y demás gente “decente”. Está pendiente su recopilación, pues el texto líneas arriba en realidad no es uno de ellos, sino que lo he sacado de una colección que encontré por allí y tenía refundida en mi biblioteca, la cual comparto pues la verdad los hay que son muy graciosos.</p> <p align="justify">Y ya que estamos hablando de notarios, una pequeña caricatura acerca de los poderes de tan importantes profesionales:</p> <a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrKTGiAvwB_s2ytpDEEqbgVBJpd1NXDZXT46Rd_Idi7qEN4NrgpOqSuHaoWIGXXtur5wEBmyZ-WsqG9nEAnFgDURXQuVywnuuq8ahUDuM4qC30uAEAkLQj-yMbkT6GZ5DKftTWSwQcN5ZE/s1600/notarios_way_of_life.gif"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5464633871888877970" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 285px; cursor: hand; height: 400px; text-align: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrKTGiAvwB_s2ytpDEEqbgVBJpd1NXDZXT46Rd_Idi7qEN4NrgpOqSuHaoWIGXXtur5wEBmyZ-WsqG9nEAnFgDURXQuVywnuuq8ahUDuM4qC30uAEAkLQj-yMbkT6GZ5DKftTWSwQcN5ZE/s400/notarios_way_of_life.gif" border="0" /></a>César Flores Huallpahttp://www.blogger.com/profile/08455137270222788810noreply@blogger.com0